sábado, 27 de junio de 2009

¿Tienen los animales un sexto sentido?

Nuestra mente se resiste a admitir con lógica el hecho de que algunas mascotas puedan tener cierto 'potencial' no probado científicamente, pero no por ello menos reales y soprendentes. Nos referimos a aspectos tan poco conocidos como la telepatía o la anticipación y, en resumen, al sexto sentido de nuestros animales.

A lo largo de la historia, se han dado numerosos casos de perros que han logrado recorrer miles de kilómetros para reencontrarse con su amo después de haberse perdido. También existen gatos que predicen la llegada de sus dueños muchas horas antes de que éstos hayan emprendido su vuelta a casa. ¿Qué tiene que decir ante estos casos la investigación científica? Seguramente, que aún no se tienen las pruebas suficientes para alumbrar una teoría definitiva acerca de este tema aunque, eso sí, las evidencias son numerosísimas.



Algunos ejemplos famosos nos dejan verdaderamente perplejos, y no sólo a nosotros, sino también a la comprensión científica. La comunidad investigadora compuesta por etólogos, veterinarios, naturalistas y demás estudiosos del mundo animal, han demostrado a través de numerosos ejemplos y algún que otro estudio, la existencia de conductas anticipatorias.

Uno de los científicos que más ha desarrollado estos experimentos es Rupert Sheldrake, que estudió Filosofía en Harvard y naturismo en Cambridge. Según Sheldrake, estas conductas anticipatorias podrían tener relación con capacidades extrasensoriales como, por ejemplo, la telepatía.

Algunos de los casos recogidos por este investigador son verdaderamente increíbles. La dueña de 'Jackson', un perro de Virginia (EE.UU), estaba casada con un capitán de barco que pasaba mucho tiempo fuera del hogar. La vuelta a casa del amo de 'Jackson' era imprevisible pero, gracias a la mascota, la mujer sabía perfectmente cuándo atracaba el barco de su marido en el muelle. La advertencia llegaba en forma de ladridos continuos por parte del perro, el cual se mostraba más nervioso y excitado de lo habitual; salía de la casa y se colocaba a pie de carretera mirando en dirección al lugar por donde siempre aparecía el coche de su amo.

Estas conductas anticipatorias observadas en numerosísimos casos han establecido una pauta: la mascota comienza a actuar de forma diferente justo en el momento que se emprende la vuelta a casa de su dueño. Si el responsable del animal de compañía emprende su regreso en coche a 10 kilómetros de distancia de su hogar, el perro o el gato reaccionarán justo cuando el automóvil comience a andar, mientras que si de lo que se trata es de un vuelo en avión de varias horas, el estado de alerta de la mascota arranca justo con el despegue del avión, aunque éste se encuentre a varios miles de kilómetros.

Vínculos post-mortem

Pero si existe un caso que revolucionó radicalmente la investigación etológica, fue el de un pastor escocés que vivía en Moscú. El dueño de este perro sufrió una enfermedad y estuvo convaleciente unas semanas para, posteriormente, fallecer. En todo este tiempo, la mascota se mantuvo fiel, velando después el cuerpo sin vida de su amo. La tristeza marcó tanto a este can que, sin poder soportarlo, se impulsó desde el regazo del cadáver y se suicidó tirándose por la ventana.

Otro ejemplo sorprente que nos demuestra la fidelidad canina es el de 'Joe'. El poder especial de este perro se demostró cuando su dueña perdió a su marido por motivos de enfermedad. El animal se escapó de casa al mes de la muerte de su amo pero la sorpresa vino cuando la viuda acudió al cementerio y encontró a 'Joe' sobre la lápida de su amado dueño. Lo sorprendente es que el perro no había ido nunca a dicho cementerio y, además, no había vuelto a ver a su amo desde que éste fuera ingresado en el hospital.

Nos comprenden

El vínculo emocional existente entre animal y dueño es más grande de lo que podemos imaginar. Los investigadores han llegado a decir incluso que los animales de compañía nos comprenden y entienden nuestras emociones y estados de ánimo, es decir, son capaces de captar nuestros sentimientos. Muchos adiestradores consiguen que un perro sea capaz de ejecutar órdenes sin ni siquiera pronunciarlas, ya que la mente de muchos animales puede percibir nuestros pensamientos si nos basamos en experiencias documentadas.

No en vano, a veces, un animal que ha convivido con nosotros puede llegar a ser más noble que cualquier otra persona de nuestro entorno. Esto se explica gracias a la existencia de un sentimiento empático muy desarrollado; para nuestra mascota, nosotros somos sus cuidadores, los que le alimentamos, les damos cariño y comprensión, de ahí que se sientan agracecidos y nos lo demuestren con gestos y con miradas llenas de ternura.

Fidelidad canina

La suerte iluminó a Hachiko cuando a los 2 meses de edad fue enviado a la casa del profesor del departamento de Agricultura de la Universidad de Tokio Dr. Eisaburo Ueno. El profesor lo llevó a su hogar situado cerca de la estación Shibuya, y allí demostró ser un bondadoso y amable dueño. Desde luego, Hachiko no podía acompañar a su amo hasta la universidad. Pero lo que sí hacía era dejar la casa todas las mañanas con el profesor y caminaba junto a él hasta la estación Shibuya.

El perro observaba como su dueño compraba el boleto y luego desaparecía entre la multitud que abordaba el tren. Más tarde, Hachiko acostumbraba a sentarse en la pequeña plaza y esperaba allí a su dueño quien regresaba de su trabajo por la tarde. Esto sucedía todos los días. Así es como la imagen del profesor con su perro se volvió familiar en la estación Shibuya y la historia de la lealtad de este animal se diseminó por los alrededores con mucha facilidad. Las personas que transitaban por Shibuya siempre comentaban este hecho.

Una tragedia irrumpió la tarde del 21 de mayo de 1925. La salud de profesor no era muy buena en esos días y repentinamente sufrió una ataque cardíaco en la universidad. Él falleció antes de poder regresar a casa. En Shibuya, el perro esperaba enfrente de la estación.

Muy pronto las noticias sobre la repentina muerte del profesor alcanzaron Shibuya. Inmediatamente muchas personas pensaron en el pobre perro que lo había acompañado todos los días. Varios tuvieron la misma actitud y fueron a la pequeña plaza para convencer al perro de que volviera a su hogar, como si él pudiera comprenderlos.

A la mañana siguiente Hachiko fue visto enfrente de la estación, esperando a su amo. Aguardó todo el día en vano. Al día siguiente estaba allí nuevamente y así sucedía día tras día. Los días se volvieron semanas, las semanas meses, los meses años y aún así, el perro iba cada mañana a la estación, espera el día entero y al llegar la hora de regreso de su amo, buscaba entre todos esos rostros extraños a áquel que amaba. No tenía en cuenta las condiciones climáticas, lluvia, sol, viento y nieve no impedían su diario peregrinar al encuentro de su amo, la lealtad hacia su amigo humano nunca pereció.

La lealtad demostrada por Hachiko tuvo un extraordinario efecto entre los japoneses pobladores de Shibuya. Él se transformó en un héroe, la figura más amada del área. Los viajantes que se ausentaban por un largo período siempre preguntaban por él a su regreso.



En el mes de abril de 1934 los bondadosos habitantes de Shibuya contrataron a Teru ( Shou) Ando, un famoso escultor japonés, para que realizara una estatua en honor su amigo Hachiko. El escultor estuvo encantado de realizar ese trabajo y la estatua de bronce fue colocada enfrente de la estación, donde solía esperar Hachiko.

Fuente: Cuatro, misanimales.com

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