En general, y sin entrar en otros detalles parece claro que la belleza es una de las mejores estrategias de marketing que una persona puede tener. Lo bello entra por los ojos y como dice el refrán, buen porte y buenos modales abren puertas principales. El físico es nuestra primera carta de presentación y ayuda bastante a que la gente se interese por tí porque "le gusta lo que ve". Por norma general cuanto más atractiva es una persona más gente del sexo opuesto se va a interesar por ella.
No estoy negando el poder de la personalidad y el carácter de cara a seducir a una persona, a medio y largo plazo si un hombre o mujer no es capaz de agregar algún valor a su apariencia externa ese impacto inicial provocado por su físico es probable que desaparezca, pero al margen de eso negar la importancia del aspecto físico para seducir y gustar al sexo opuesto es negar la realidad social.
Pero partiendo de esa base... ¿evaluamos los hombres y las mujeres de igual forma el atractivo del sexo opuesto o lo que es lo mismo, coincidimos los hombres y las mujeres (como grupos separados) a la hora de valorar el sex appeal de otra persona?, un estudio de la Universidad de Wake Forest parece darnos las claves y nos sugiere lo que quizás ya intuíamos, los hombres solemos coincidir como grupo al valorar el atractivo (físico) de las chicas, las mujeres en cambio... no suelen coincidir tanto entre ellas a la hora de valorar el atractivo del mismo hombre. A continuación detallo las conclusiones del estudio:
Los hombres coinciden en quién es atractivo, las mujeres... no tanto
Un estudio de Dustin Wood de la Universidad Wake Forest y Claudia Brumbaugh de Queens College ha revelado que los hombres suelen coincidir mucho más a la hora de calificar el atractivo de una mujer, que las mujeres a la hora de calificar el atractivo de un hombre.
La investigación de la que hablamos utilizó una muestra de 1.300 hombres y 2.700 mujeres. Los dos grupos estaban formados por heterosexuales. También se utilizó como muestra 125 varones homosexuales y el mismo número de lesbianas. La media de edad de los participantes de ambos sexos se encontraba en los 28 años. En el experimento cada individuo tenía que valorar 100 fotografías de hombres o mujeres. Cada fotografía era valorada en una escala de 0 al 10 siendo el cero el polo menos atractivo y el diez el polo más atractivo.
Antes de que los participantes evaluasen el atractivo de las personas que aparecían en las fotografías también se les preguntaba hasta que punto asociaban a las personas que aparecían en las fotos cualidades o rasgos como la capacidad de seducción, confianza, delgadez, sensibilidad, estilo, complexión física (hombres), cuerpo voluptuoso (mujeres), talante tradicional y/o clásico, masculinidad y feminidad.
Tras analizar los resultados la conclusión evidente fue que existe mucho mayor consenso entre el género masculino que entre el género femenino a la hora de decidir qué persona del sexo opuesto es o no atractiva. Por lo general cuando una mujer resultaba atractiva lo hacía a la gran mayoría de los hombres, en cambio en el caso de las mujeres había mucha mayor variabilidad de resultados, había perfiles de hombres que aparecían muy bien valorados por determinadas mujeres mientras que mucho peor por otras y viceversa.
El juicio del atractivo femenino por parte de los hombres parecía basarse de forma primaria por sus rasgos físicos evaluando favorablemente a aquellas candidatas que mostraban un perfil seductor y que estaban delgadas. También valoraban a aquellas mujeres que mostraban una imagen de confianza y seguridad como más atractivas. Sin embargo esta unanimidad a la hora de valorar a los hombres por parte de las mujeres no existe. Esto hasta cierto punto puede dar una esperanza a aquellos hombres que no son precisamente unos adonis. Si embargo, valorando esto desde el punto de vista femenino hace que haya más hombres que atraen la las mujeres con lo cual nos podríamos ver inmersos en un juego de competencia sexual.
Como grupo, las mujeres en cambio mostraban desacuerdos acerca del atractivo de muchos hombres existiendo mucha mayor variabilidad en sus preferencias y los rasgos que les resultaban atractivos. Paradójicamente muchas mujeres valoraban a determinados hombres del estudio como muy atractivos... mientras sus compañeras les encontraban carentes de todo tipo de atractivo.
Somos más atractivos si alguien dice que somos atractivos
En otro estudio relacionado se mostraron varias fotografías de hombres un grupo de mujeres para escoger a los más atractivos. Más tarde, se enseñaron varios pares de fotografías de dos hombres igualmente atractivos a otro grupo de mujeres, pero entre par y par de fotografías, se insertó una de una mujer que “miraba” a uno de los hombres. La mujer en cuestión tenía una sonrisa en la boca o, por el contrario, una expresión neutra. Pues bien, los hombres de las fotos resultaron finalmente más atractivos a las mujeres cuando se interpolaba la imagen de una mujer sonriente.
En otro estudio, otro grupo de mujeres valoraba también el atractivo de unos hombres que aparecían en unas fotografías. Las fotos iban acompañadas de unas descripciones breves. Pues cuando en la descripción se incluía el dato de que el hombre estaba casado, la valoración de la mujer mejoraba. Las fotografías en las que un hombre aparece con su novia también incrementan el atractivo del hombre. Pero cuidado, la novia no puede ser del montón. Sólo aumenta considerablemente el atractivo del hombre en el caso de que la novia sea también atractiva.
Esta tendencia tiene sentido desde un punto de vista evolutivo: una forma rápida y eficaz de evaluar las características de un hombre es basarse en su éxito con otras mujeres que probablemente ya las habrán valorado profundamente. Algo así como un atajo. En términos de tiempo y energía, un gran atajo.
Pero ¿y las mujeres? En esta línea, ¿qué clase de detalles hacen que resulten irresistibles para un hombre? ¿También fotografiarse rodeada de hombres sonrientes?
No. En absoluto. En las fotografías de mujeres pasa exactamente lo contrario. Una mujer rodeada de cuatro hombres no resultaba tan atractiva como una mujer que aparecía completamente sola.
Fuente: Elaboración propia, wfu.edu,
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