Con la crisis ha llegado el paro, sobre todo entre los jóvenes y más aún entre los varones que entre las mujeres, un fenómeno nuevo. Por primera vez ofrecemos la relación entre los malos datos económicos y el nivel de formación de los jóvenes.
El fracaso escolar nos pasa la factura.
En marzo de este año, según datos de Eurostat, España ya era el país de la zona euro con más paro, tanto general (17,3% frente a un 8,9% en la eurozona) como entre la población joven (35,1% en España por un 18,1% en Europa). Estos datos corresponden al paro armonizado de marzo de 2009, calculado por el servicio de estadística de la Unión Europea.
En España, además, está ocurriendo otro fenómeno que no se había dado a menudo en nuestro país: el paro masculino crece más que el femenino, de manera que, según datos del Ministerio de Trabajo, por primera vez ya hay más paro masculino que femenino.
Naturalmente, el análisis de estos datos de paro se suele hacer en clave económica: nuestro modelo productivo es más sensible que el de otros países, la construcción deja más paro masculino que femenino, los inmigrantes... Ni por asomo, más que de una manera generalista, aparecen los datos educativos por medio. Y eso que, curiosamente, nuestro país es el tercero por la cola en cuanto a resultados educativos, y donde la diferencia entre fracaso masculino y femenino es más abultada. Pues ni por esas.
Hace tan solo dos años, en tiempo de bonanza, la queja fundamental era que apenas compensaba estudiar en España, pues ni se ganaba más dinero ni se estaba más protegido del paro con un mayor nivel de estudios. Aunque también es cierto que tales estudios pecaban de cortoplacismo: si uno se fijaba en los recién licenciados, tal conclusión parecía cierta, pero si se tomaban datos de universitarios con unos pocos años de experiencia, ya era más difícil defender esa tesis.
Y llega la crisis
Eran los tiempos de bonanza económica. Pero, en cuanto llega la crisis, todo cambia: como es sabido, el paro se dispara a medida que avanza la crisis. Pero, esto es menos sabido, no afecta a todos por igual.
Como puede comprobarse en las tablas y gráficos que llenan la página, el paro aumenta en España de forma vertiginosa entre los que tienen menos titulación, mientras que tiene aumentos más razonables entre aquella población que tiene un título universitario.
Por ejemplo, entre los jóvenes entre 20 y 24 años el paro entre los universitarios pasó del 9,3% al 11,6% entre el primer trimestre de 2007 y el primer trimestre de 2009. Pero entre los alumnos que no han obtenido el título de Secundaria superior, el paro pasó del 12,7% en 2007 al 29,5% en 2009. Tres puntos de diferencia antes de la crisis, 18 tras la crisis. No es de extrañar que la Unión Europea lleve casi una década avisando de que aquellos alumnos que no obtengan el título de Secundaria superior (Bachillerato o Formación Profesional de Grado Medio en nuestro país) estarán en situación de “grave riesgo social”. En España, desde luego, han sido los primeros en engrosar las listas del paro.
Aunque a medida que se cumplen años y se gana experiencia y seguridad en el empleo menores son las cifras de paro, la protección más fuerte frente al desempleo sigue siendo el nivel educativo. Entre los 25 y los 34 años la diferencia entre el nivel de paro de los que abandonaron los estudios antes de obtener el título de Secundaria superior es superior a los 13 puntos.
Y se preguntará usted: pero, ¿la causa no puede ser la construcción o la inmigración? El que haya subido más el de hombres, así parece indicarlo. Sin embargo, si se descuentan tales factores, las diferencias se reducen unos pocos puntos, pero siguen siendo muy elevadas. Por ejemplo, eliminando al sector de la construcción, la diferencia de tasa de paro entre los del grupo de abandono temprano y los universitarios se reduce del 17,9% al 16,5 en 2009.
Por si no hay bastantes indicios sobre la relación entre el paro desbocado y el fracaso del sistema educativo en la última década, queda un último análisis: lo que está ocurriendo en las comunidades autónomas. Y es que el mapa del paro y el del fracaso escolar coinciden y dividen al país por la mitad. En España conviven tasas de paro muy dispares según las regiones, que oscilan entre el 10,9% del País Vasco (homologable con otros países) y casi el 28% de Canarias, y que entre ambos extremos (la diferencia entre una y otra supera ampliamente el doble) la intensidad del paro se gradúa de acuerdo con una secuencia geográfica muy definida.
El paro se intensifica gradualmente, de menos a más, de forma ordenada y precisa, según se desciende desde el Norte del país hacia el Sur, todo lo cual parece indicar que el factor determinante de la intensidad del paro en España guarda relación de forma capital con la estructura productiva, es decir, con la especialización sectorial de la economía nacional y de sus regiones.
El paro y formación guardan entre sí un relación directa. Si se analiza el mapa del paro en España, se observa que la tasa de desempleo difiere por regiones, pero no de forma aleatoria o dispersa, sino siguiendo una secuencia ordenada y rigurosa de Norte a Sur. Dos regiones españolas (País Vasco y Navarra) están por debajo del 12% del paro. El resto de la mitad norte (Galicia, Asturias, Cantabria, Castilla y León, Madrid, La Rioja, Aragón y Cataluña) se mueve entre el 15,2% y el 17,9%, en todos los casos, inferior a media nacional (20,05% de la población activa). En la franja meridional inmediata (Extremadura, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Murcia y Baleares) el índice de paro ya supera el promedio (oscila entre el 21,6% y el 23,4%). Finalmente, en el extremo más sureño (Andalucía y Canarias), el desempleo alcanza proporciones superiores al 27%, es decir, el 154% por encima del índice de paro del País Vasco.
Como puede verse más abajo existe una correlación elevada y significativa entre el nivel de paro juvenil por comunidades autónomas y el fracaso escolar medio en España. Correlación que era inexistente en 2007, es decir, antes que la crisis.
Es más, los datos sugieren que la relación no es exactamente lineal, sino parabólica, lo que, en otras palabras, significa que en las comunidades con un fracaso bajo el crecimiento del paro se debe a factores estructurales no tan dependientes del nivel de estudios, mientras que en las comunidades con un mayor fracaso escolar el factor educativo podría estar disparando el paro más allá de lo esperable. Esta situación sería más evidente en Canarias, Andalucía y Extremadura, y se estaría dando menos en el Levante español: Baleares, C. Valenciana y Murcia.
Las regiones meridionales, aquellas que vivieron con más intensidad el «boom» inmobiliario y el desarrollo del turismo y de la hostelería, el crecimiento desmesurado de actividades fáciles y rápidas, con escaso valor añadido y que no precisan mano de obra muy cualificada ni largos períodos formativos, atrajeron a jóvenes con empleos de aluvión, que les generaban ingresos inmediatos sin aguardar a completar su ciclo educativo. Ese fenómeno de crecimiento raudo de actividades que cebaron la «burbuja» española de 1995 a 2007 favoreció el abandono escolar allí donde la economía crecía a tasas superiores. Esos sectores se han hundido y esos jóvenes (de muy difícil recolocación porque carecen de formación y destrezas para actividades más especializadas y complejas) nutren hoy de forma predominante las listas de paro.
En conclusión, no está nada claro que el elevado paro español se pueda explicar sólo por razones exclusivamente económicas, sino que habría que trabajar también con un ojo puesto en los datos educativos.
ME parece fántástico el artículo.....
ResponderEliminarJavier. Ing Inform de Barcelona.