sábado, 13 de junio de 2009

Nueva hipótesis explica la amistad entre humanos

La amistad humana tiene su origen en la necesidad de tener aliados que nos ayuden en potenciales conflictos, afirma un equipo de psicólogos estadounidenses. El estudio de los mecanismos cognitivos subyacentes a la amistad ha revelado que las personas valoran a sus amigos (el grado de amistad con ellos) en función de lo que creen que sus amigos los valoran a ellos. De esta forma, los individuos se garantizan la ayuda cuando la necesiten, aunque en lo inmediato la amistad no les reporte ningún beneficio. Teorías anteriores habían apuntado a que la amistad humana estaba relacionada con la riqueza, la popularidad social o las similitudes entre amigos, pero esta nueva hipótesis apunta a algo más complejo y explicaría comportamientos como el porqué de que a la gente le preocupe tanto las comparaciones con otros miembros de su propio círculo social.


Un equipo de psicólogos de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, ha establecido, mediante el estudio de los mecanismos cognitivos subyacentes a la amistad, que la forma en que “puntuamos” a nuestros amigos (como más o menos amigos nuestros) está muy relacionada con la forma en que creemos que ellos nos “clasifican” a nosotros.



En un artículo aparecido en la revista PlosOne.org, los científicos explican que estos mecanismos cognitivos están diseñados para que formemos grupos de apoyo en posibles conflictos.



Esta interpretación de la amistad humana se enmarca en una nueva teoría bautizada como “Hipótesis de la alianza para la amistad humana”, que se aleja de las tradicionales interpretaciones sobre por qué hacemos amigos, más enfocadas en la riqueza, la popularidad o las similitudes entre los interesados.



Escoger y ser escogido



Según explica la Universidad de Pensilvania en un comunicado, el estudio de los psicólogos Peter DeScioli y Robert Kurzban, sugiere que el ser humano escoge a sus amistades priorizando a aquellos individuos que tenderán a ayudarle más en los conflictos, frente a los que sabe que no lo ayudarán o que no se comprometerán con él.


Los participantes en el estudio clasificaron a sus amigos más íntimos a partir de ciertas premisas, como los beneficios que recibían de ellos, el número de secretos compartidos o cuánto tiempo duraba su amistad.



En todos los casos, los rankings de amistad resultantes estuvieron muy relacionados con la idea que tenía cada participante de la importancia o el lugar que le daba el amigo al que estaba “clasificando”, dentro del conjunto de amistades de este último.



Según explica DeScioli, “tradicionalmente, la hipótesis principal sobre porqué los humanos construimos las amistades ha sido la de para intercambiar bienes y servicios. Sin embargo, en nuestra investigación nos centramos en el hecho de que la amistad implica algo más que el intercambio. La gente quiere amigos que cuiden de ellos y no sólo que les den algo a cambio. Creemos que la hipótesis sobre la alianza puede explicar porqué los amigos están preocupados principalmente por las necesidades de otros, más que por los beneficios que puedan obtener de ayudar a los otros”.



Aliados frente a los conflictos



Las explicaciones evolutivas tradicionales afirman que la amistad humana responde a la Teoría del Altruismo Recíproco: la amistad funciona por patrones de intercambio. Sin embargo, evidencias empíricas recogidas por la psicología social no se corresponden con esta teoría.


Por ejemplo, estudios previos al de la Universidad de Pensilvania han demostrado que la gente no mantiene la cuenta exacta de los bienes dados y recibidos en una relación estrecha. Por otro lado, se ha comprobado que la gente parece ayudar a sus amigos, incluso cuando es improbable que éstos puedan devolverles el favor.



Por tanto, tiene que haber otros factores que propicien el comportamiento amistoso humano. La Hipótesis de la alianza para la amistad humana que defienden DeScioli y Kurzban tiene su origen en los modelos de alianzas y acuerdos entre países. Estas alianzas se crean para prever las situaciones conflictivas con terceros, aunque de ellas no se espere ningún beneficio a cambio, de manera inmediata.


Desde esta perspectiva, según Kurzban se puede decir que “las amistades están relacionadas con las alianzas. Vivimos en un mundo donde el conflicto puede surgir y los aliados deben estar preparados de antemano. Esta nueva hipótesis tiene en cuenta cómo valoramos estos acuerdos”.

Comportamientos y tácticas


“De alguna manera, uno de los principales pronosticadores de la amistad es el valor de la alianza. El valor de un aliado o de un amigo disminuye con cada alianza adicional que se haga, por lo que la mejor alianza es aquélla en la que tu aliado te coloca por encima de cualquier otro”, explica Kurzban.


Kurzban señala que, según esta hipótesis, “no se trata de lo que tú puedas hacer por mí sino de hasta que punto te gusto”. Es decir, que cuanto más te guste yo más me gustarás tú a mí como amigo, porque contigo tengo más segura la ayuda que con otros.



La Hipótesis de la alianza para la amistad humana serviría asimismo para explicar algunos comportamientos humanos que teorías anteriores no habían podido explicar. Por ejemplo, el porqué de que a la gente le preocupe tanto las comparaciones con otros miembros de su propio círculo social; o el porqué de que surjan celos y agresividad en grupos de amigos, a medida que las alianzas cambian y/o se mantienen.



Por último, si esta hipótesis es correcta, se entendería mejor que la gente se beneficie de clasificar estratégicamente a sus amigos, en función de su propia posición en los rankings de éstos.



Para emplear estas tácticas en sus amistades, tácticas muy similares a las utilizadas entre naciones, la gente necesita recoger y almacenar información sobre otras amistades de sus amigos. Esto es, debe comprender con facilidad el mundo social, no sólo desde su propia perspectiva, sino también desde las perspectivas de sus amigos.


Amistad difícil de comprender


Aunque la amistad es un elemento central de la vida social humana, desde la perspectiva de la evolución, sus funciones han resultado siempre difíciles de comprender.

La amistad humana ocurre entre individuos que no son parientes ni están emparejados, por lo que la función de este comportamiento cooperativo no está tan clara como la de los comportamientos que implican la reproducción o la transmisión genética.


Fuente: www.tendencias21.net

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