Si unos miran a la ventana, todos miramos a la ventana: el experimento gregario de Milgram
Por muy independientes o autónomos que nos consideremos, lo cierto es que todos nos fijamos en los demás a fin de fijar nuestros valores sobre las cosas, lo que es importante o no, lo que gusta y no gusta, etc.
Para constatar hasta qué punto lo que hacen los demás determina lo que hacemos nosotros (más allá incluso de su manifestación más superficial: las modas), en 1968 se realizó el célebre experimento del psicólogo Staley Milgram.
Dos frías tardes de ese invierno, en una acera de Nueva York, Milgram observó el comportamiento de 1.424 viandantes mientras paseaban por un tramo de acera de 15 metros. En cierto modo, era como la versión científica de aquella obra literaria de George Perec en la que el autor se limita a describir todo lo que pasa en una plaza minuto a minuto, todo lo cotidiano, lo que pasa cuando no pasa nada.
Milgram había situado a grupos de personas que trabajaban para él, de hasta 15 individuos, que, siguiendo sus indicaciones, se detenían de repente y miraban hacia una ventana del sexto piso de un edificio cercano durante un minuto exactamente.
En la ventana no había nada interesante, tan sólo estaba otro de los ayudantes de Milgram. El experimento fue registrado en video y lo que allí apareció fue sorprendente. Tras contar el número de personas que se paraban y miraban adonde miraban los integrantes del grupo de Milgran, descubrieron que el 4 % de los viandantes se detenía y miraba a aquella venta cuando un solo ayudante de Milgran lo hacía. Pero si eran 15 ayudantes de Milgran los que se paraban en la acera y miraban aquella ventana en la que no pasaba nada… entonces imitaban el comportamiento hasta el 40 % de los viandantes.
Un porcentaje aún mayor de peatones imitó la acción del grupo de forma incompleta: miraron adonde estaba mirando el grupo de estímulo, pero no se detuvieron. Si la mirada de una persona modificó la del 42 % de los viandantes, la mirada de 15 personas modificó la del 86 %.
El dato más interesante es que los grupos de estímulo de sólo 5 personas estimulaban tanto a los viandantes como el grupo de 15. Es decir, a partir de 5 personas podemos crear un estímulo suficientemente poderoso en la gente. Un estímulo que probablemente esté detrás de muchos comportamientos colectivos, la histeria de masas o hasta la identificación positiva de ovnis y otros fenómenos sobrenaturales.
O dicho de otro modo: para ciertos asuntos, fiarse de muchas personas es equivalente a fiarse de una sola, lo cual relega a los testimonios de cualquier índole a una categoría muy poco relevante a la hora de conocer la verdad. Tenedlo en cuenta la próxima vez que alguien os cuente una historia que desafía las leyes de la naturaleza, por mucho que reciba el apoyo de muchas otras personas.
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Si te rodeas de delincuentes, acabarás delinquiendo
La frase “dime con quién andas y te diré quién eres” adquiere un significado más profundo a la luz de diversas investigaciones sobre el contagio social. Ya no es que una persona se suela rodear de gente parecida a ella, sino que la gente que le rodea puede moldear más de lo que creemos cómo será finalmente esa persona.
Un ejemplo muy ilustrativo de esta afirmación es el relativo a la difusión interpersonal del comportamiento delictivo.
Y es que a poco que busquemos algún patrón en la delincuencia descubriremos que no hay apenas patrones. La delincuencia varía mucho en el tiempo (cambia de año en año) y también en el espacio (varía entre jefaturas y comisarías adyacentes).
Por ejemplo, el Ridgewood Village, Nueva Jersey, se cometen 0,008 delitos graves per cápita, mientras que al lado, en Atlantic City, la tasa es de 0,384. Es decir, 50 veces superior. ¿Acaso hay una barrera mágica que separa estos dos lugares?
Hay pruebas sustanciales que apuntan a que esta disparidad se debe en parte a la reverberación de las interacciones sociales: cuando los delincuentes actúan en un momento y lugar determinados, incrementan las probabilidades de que gente cercana a ellos cometa un delito.
Un estudio de tales efectos fue realizado por el economista Ed Glaeser, y demostraba que ciertos delitos se contagian con mayor facilidad que otros. Por ejemplo, es más probable que una persona se vea incitada a robar un coche cuando ve hacerlo a otro que a robar una casa o cometer un atraco, y esta influencia es aún menor en delitos como el incendio premeditado o la violación.
En otras palabras, cuanto más arriesgado o grave sea el delito, menos probable es que otros se animen a seguir el ejemplo.
Además, para ilustrar la naturaleza básicamente social del delito, basta decir que casi dos terceras partes de todos los criminales cometen sus delitos en colaboración con alguien.
Este contagio también se produce en comportamientos poco éticos. En la universidad Carnegie Mellon se pidió a los estudiantes que realizaran un examen de matemáticas difícil. En el centro del aula, los investigadores colocaron a un colaborador encubierto, que en un momento determinado empezó a copiar de manera manifiesta.
El resto de estudiantes, al ser testigos de esta falta, empezaron también a hacer trampas.
Pero lo relevante de este experimento es que el contagio de las trampas sólo aumentaba si el tramposo que iniciaba el contagio tenía un puesto especialmente conectado entre el alumnado. Si el tramposo, por ejemplo, llevaba una camiseta normal, los estudiantes mostraban mayor propensión a hacer trampas.
Pero si llevaba una camiseta de la Universidad de Pittsburg (la universidad rival de Carnegie Mellon), entonces los estudiantes no mostraban tanta propensión a hacer trampas.
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Las mujeres son cada vez mas bellas debido a la evolución
Es cierto que el modelo de belleza se ha ido modificando drásticamente durante los años. También es cierto el hecho de que la belleza no tiene un patrón de discernimiento definido, y que la subjetividad personal manda más que otra cosa a la hora de identificar a una persona bonita. Sin embargo, es también innegable que existe una tendencia general hacia la identificación de las personas atractivas y las personas feas.
Según un estudio recién publicado en la Universidad de Helsinki, la evolución humana está ocasionando que las mujeres en promedio sean percibidas como mas bellas en cada nueva generación, en relación al promedio de los hombres.
En el estudio, en donde se le rastreó la vida a 1,244 mujeres y 997 hombres, resultó que las mujeres que por la mayoría eran consideradas mas "bellas" por lo general tenían en promedio un 16% mas hijas que el resto de las mujeres. En cuanto a los hombres, el ser "bello" o no afectó bastante menos a las estadísticas. Esto tiene como consecuencia que debido a que las mujeres mas bellas tienen mas hijas (versus hijos varones), que estas naturalmente evolucionen mas rápidamente hacia lo que consideramos "bello" que sus contrapartes masculinos.
Los resultados de la investigación demostraron que las mujeres atractivas tenían un 16% más de hijos que sus congéneres menos agraciadas, mientras que las auténticas bellezas de calendario solían tener un 6% más de hijos que las mujeres bonitas más cercanas a lo real. En cuanto a los hombres, los menos atractivos tenían 13% menos hijos que los guapos y/o normales. ¿Qué hay detrás de todo esto? Maquinaria evolutiva funcionando muy aceitada.
Pensemos en términos darwinianos. Si una mujer bella tiene más hijos/hijas que una mujer fea, su belleza tendrá más posibilidades de continuarse en generaciones subsiguientes en relación a las demás mujeres. Entonces, la evolución lleva, en términos generales y en función de las preferencias generales de la sociedad, a que la cantidad de mujeres bonitas se incremente significativamente con el correr de los años.
Este estudio, mas allá de plena curiosidad, también demuestra científicamente un punto que muchos imaginábamos: Mientras mas atractiva una mujer, mayores sus posibilidades de procrear. Esto debiéndose a que la atracción física de un hombre hacia una mujer es un fuerte incentivo que conlleva a la procreación de la especie, tal cual ocurre en millares de otros animales en la naturaleza.
Este estudio además confirma un hallazgo similar hecho en el London School of Economics, en donde también obtuvieron el mismo resultado de que mientras mas bella una mujer, mas las posibilidades de que tenga hijas en vez de hijos, lo que perpetua el círculo evolutivo hacia crear hijas cada vez mas bellas.
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Los hombres menos estresados son más atractivos para las mujeres
Resumámoslo: los hombres con menos niveles de estrés son más atractivos para las mujeres, de acuerdo a una investigación de la Universidad de Abertay (Escocia, Reino Unido). El equipo analizó los niveles de hormonas de un grupo de hombres y mostró sus rostros a un grupo de mujeres; en base a los resultados, se determinó que hay una fuerte relación entre los bajos niveles de cortisol (hormona producida por el estrés) en los hombres y cuán atractivos eran al sexo opuesto.
Y eso no es todo: para aquellos que afirman que los hombres con más testosterona son los más atractivos, el esudio determinó que no hay ninguna relación entre el atractivo y los niveles de esta hormona masculina, a pesar que habían estudios que afirmaban lo contrario.
La primera parte del estudio se dedicó a investigar los niveles hormonales de los participantes y la segunda a usar un software para presentar a las mujeres los rostros masculinos con distintos niveles de cortisol.
Sin embargo, no sólo se examinó a los hombres. El estudio mostró también que la atracción femenina hacia los hombres más relajados era más alta si la mujer se encontraba en la fase fértil de su ciclo. Esto es genético: un hombre con menos dificultades en la vida es probablemente un mejor proveedor y un mejor padre para los hijos de la mujer. Es nuestra parte animal.
Fhionna Moore, psicóloga que lideró el estudio, señaló que “la habilidad de manejar situaciones de estrés sugiere un fuerte componente genético y la capacidad de traspasar genes ‘buenos’ a los hijos”.
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¿Por qué las parejas acaban pareciéndose?
Hipótesis provisional: nos gustamos tanto a nosotros mismos que buscamos a otros que compartan nuestros rasgos, echando por tierra aquel tópico de que los apuestos se atraen. Sí…pero no, dicen los científicos: en realidad es la convivencia lo que acaba haciendo a las parejas tan parecidas, de modo que cuanto más tiempo han estado juntas más propensos son a parecer mellizos.
Para comprobar este aserto el psicólogo de la Universidad de Michigan Robert Zajonc llevó a cabo el siguiente experimento: analizó las fotografías de parejas tomadas cuando acababan de comenzar la relación y otras de las mismas parejas 25 años más tarde. Efectivamente, las parejas tendían a parecerse más con el paso del tiempo y, más relevante aún, cuanto más felices decían que eran más proclives eran a incrementar su parecido físico.
La explicación que sugiere el investigador para explicar este parecido es que la gente que tiene un contacto próximo tiende a imitar las expresiones faciales de su compañero. Así, si tu pareja tiene un gran sentido del humor, se ríe y te hace reír, ambos acabaréis teniendo arrugas de la risa alrededor de la boca.
El trabajo de Zajonc llega a las mismas conclusiones que un estudio realizado en 2006 por la Universidad de Liverpool. En aquella ocasión se pidió a los participantes que juzgaran la personalidad de una serie de hombres y mujeres a partir de sus fotos. Los participantes no sabían qué personas de las fotos estaban emparejadas y, sin embargo, lograron asociar el mismo tipo de personalidad a aquellas parejas que más tiempo llevaban conviviendo.
Además de los motivos expuestos hasta aquí, existe una razón biológica que explica que nos gusten nuestros iguales: buscamos a los que son genéticamente similares. Las parejas que tienen una genética parecida tienden a vivir felizmente juntos, según han demostrado algunos estudios. Eso siempre que la similitud genética no derive en exactitud, esto es, consanguineidad.
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El lado oculto de la belleza
El cine, la TV, Internet y la publicidad han impuesto un modelo de hombre y mujer escultural, con caras perfectas y cuerpos bien delineados. Pero estas imágenes son poco reales o al menos casi inalcanzables para muchos. Sin embargo, tanto jóvenes como adultos aspiran a lucir así.
Según la American Psicology Association (Asociación Americana de Psicólogos, APA) las consecuencias para los adolescentes a tanta exposición pueden ir desde desórdenes alimenticios a baja auto estima o depresión. El informe dice que esta presencia en los medios de mujeres atípicas (por su físico y belleza) puede generar una alteración de la sexualidad de las jóvenes en general, quienes podrían tener una imagen de su propio sexo distorsionada.
Los adultos no se quedan atrás. La necesidad de ser bellos y de sentirse mejor con su cuerpo termina afectando su vida en general. Los psicólogos Sara Gutiérres y Douglas Kenrick, ambos de la universidad Estatal de Arizona estudiaron el efecto de contraste y lo aplicaron a la imagen corporal. Descubrieron que las mujeres y hombres que están rodeados por otras mujeres u hombres atractivos ya sea personalmente, en películas o en fotografías, se valoran a sí mismos como menos satisfechos con su apariencia y como menos deseables para ser maridos o parejas.
Básicamente, la conclusión a la que llegan es que la atracción entre las personas y el grado de atractivo de un individuo están claramente influenciados por el contraste entre su propia belleza y los que las personas que le rodean o ven. Si hay un número elevado de sujetos atractivos de un mismo sexo disponibles, la valoración que hacen de si mismos como valor de mercado es más baja.
Algunas conclusiones que se pueden sacar de esta afirmación, segun el estudio, son:
Los hombres están bombardeados continuamente por imágenes de extrema belleza y de mujeres inalcanzables, por lo que les acaba siendo dificil desear y disfrutar de la belleza ordinaria, tienden a buscar algo similar a las bellezas que ven por la tele y que son totalmente irreales.
La valoración del atractivo (el de otros o el nuestro propio) depende de la situación en la que nos encontramos, por ejemplo, una mujer muy atractiva parecerá mucho menos atractiva si miramos primero otra mujer más atractiva. Si un hombre está hablando con una mujer bella en una fiesta y se les une otra mujer menos bella, la segunda mujer parecerá relativamente fea. Al revés también cuenta. Si una mujer atractiva entra en un cuarto con mujeres menos atractivas, parecerá mucho más atractiva.
Este efecto de contraste también afecta a los hombres en su relación con su pareja. Cuando se expone a los hombres a fotos de mujeres hermosas, parece que se debilita el compromiso que sienten hacia sus parejas que antes de mirar esas imágenes. Estas imágenes nos hacen pensar que hay un campo una cantidad enorme de alternativas. Cambia nuestra estimación del número de personas que están disponibles para nosotros como compañeros potenciales. Al cambiar nuestra percepción de las posibilidades, nos hacen creer que siempre se puede conseguir más, y nos mantiene continuamente insatisfechos.
Kenrick lo pone en perspectiva evolutiva. Nuestros antepasados vivían en un pequeño pueblo de tal vez 30. Como mucho nuestros ancestros podrían haber estado expuestos a un gran total de 500 personas en su vida. Y entre esos 500, algunos eran viejos, algunos eran jóvenes, pero muy pocos eran muy atractivos. Hoy en día cualquier persona que enciende el televisor o mira una revista puede ver fácilmente 500 personas bellas de una hora.
Así que los hombres las mujeres cuentan como posibilidades lo que no son posibilidades reales en la mayoría de sus casos. Esto nos lleva a un montón de chicos sentados en casa a solas con sus fantasías de supermodelos inalcanzables, incapaces de acceder al verdadero amor por mujeres reales. Bajo una lluvia constante de imágenes de los medios de hermosas mujeres, estos hombres tienen una expectativa de atractivo que es inusualmente alta y que hace que la gente real alrededor de ellos, en las que realmente podría estar interesado, parezca mediocre.
Toda la evidencia indica que estamos programados para responder a la belleza. Es más que una mera cuestión de estética, la belleza es una señal visible de que una mujer tiene buenos genes para las generaciones futuras.
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martes, 29 de junio de 2010
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tu ultimo articulo me pareció una critica a las aspiraciones naturales de la vida, una critica a la ambicion, al progeso. UNA CRITICA A LA VIDA en su base.
ResponderEliminarun hombre o mujer, que se resigne a a la belleza mediocre , es alguien que ahogo su voluntad de de vida, de poder.
los estudios científicos no son críticas a la vida, pero sin duda más de una vez destruyen idealizaciones y mitos, como es el caso de don joako....
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