sábado, 25 de julio de 2009

Lo poco que parece ayudar la autoayuda

Un estudio, llevado a cabo por psicólogos canadienses y publicado en Psychological Science, da cuenta de las afirmaciones poco correctas de algunas revistas de pseudopsicología, popularmente llamadas de autoayuda, que recomienda a sus lectores que "prueben a recitar: 'Soy poderoso, soy fuerte, y nada en este mundo puede detenerme'", lo que, según este estudio, lejos de ser beneficioso, puede llegar a resultar contraproducente.

Las afirmaciones positivas sobre uno mismo hacen que las personas que ya se sienten mal con respecto a sí mismos no se sientan mejor sino peor, concluyó el estudio realizado por los psicólogos Joanne Wood y John Lee, de la Universidad de Waterloo, y Elaine Perunovic, de la Universidad de New Brunswick.



La sola repetición de un mantra positivo no levantará la autoestima de los pacientes

Para el estudio, los especialistas le pidieron a personas con baja y alta autoestima que repitieran la frase "Soy una persona querible", para luego medir los estados de ánimo y los sentimientos de los participantes. Lo que hallaron es que los individuos que comenzaron el estudio con baja autoestima se sintieron peor después de repetir esa frase.

"Creo que lo que ocurre es que cuando una persona con baja autoestima repite pensamientos positivos, probablemente tenga pensamientos contradictorios", dijo Wood a la agencia AFP. "Por lo tanto, si están diciendo 'Soy una persona querible', pueden estar pensando 'Bueno, no siempre soy querible' o 'No soy querible en este sentido' y estos pensamientos contradictorios pueden desbordar los pensamientos positivos", explicó.

A pesar de que los pensamientos positivos sí parecen efectivos cuando forman parte de una terapia más amplia, solos tienden a revertir el efecto que supuestamente tienen que tener, dijo Wood, instando a los libros, revistas y programas de TV de autoayuda a dejar de decirle a la gente que la sola repetición de un mantra positivo levantará su autoestima. "Es frustrante para la gente cuando lo intenta y no funciona", añadió.

Wood sugiere que el repetirse frases positivas provoca estados de ánimo negativos en la gente que tiene baja autoestima porque entran en conflicto con la visión que las personas tienen de sí mismas. Cuando las frases positivas chocan fuertemente con la autopercepción, no hay sólo un rechazo sino un reforzamiento de la autopercepción. La gente que se ve a sí misma como antipática o no apreciada encuentra el decir que son lo contrario tan increíble que refuerza su propia visión negativa en vez de cambiarla.

"Si has fracasado en la vida es porque tú te lo has buscado"

¿Has fracasado en la vida? Será porque no has sido lo suficientemente ambicioso. ¿No tienes dinero? Quizá se deba a que no has puesto el empeño que debías. ¿No te ocurren más que cosas malas? Probablemente se trate a que no has pensado de forma positiva, por lo que has atraído como un imán todas estas desgracias. Estas y otras ideas se encuentran popularmente extendidas gracias a obras de autoayuda entroncados en una larga tradición de literatura del bienestar. La sencilla tesis es que mantener pensamientos positivos en nuestra cabeza provocará, forzosamente, que nos ocurran cosas buenas.

“Si una persona tiene problemas, se debe a que hay algo que falla en su carácter, en su ética de trabajo o a que carecen de determinadas capacidades o habilidades”. Esa es la gran mentira de ciertas concepciones extendidas en el mundo contemporáneo actual, según la escritora y psicóloga Julie K. Norem, profesora de psicología del Wellesley College. El american way of life ha impuesto un modelo en el que la sonrisa perpetua ya no es un signo de felicidad, sino una obligación moral.

“A menudo, la gente que sufre depresión es considerada como fracasados o perdedores. Nada más lejos de la realidad”, recuerda por su parte el psiquiatra Neel Burton, autor de un gran número de libros sobre el tema. Entre ellos se encuentra The Meaning of Madness, que ha explorado detenidamente la consideración de las enfermedades mentales hoy en día, partiendo de la idea de que se califica con demasiada ligereza a aquellos que se encuentran tristes como personas deprimidas. “Si se encuentran en esa situación, es porque probablemente han intentado ir demasiado lejos o hacer demasiadas cosas. Han puesto el listón demasiado alto: son ambiciosos, sinceros y valientes”.

Aunque no hay una evidencia clara que demuestre que los optimistas distorsionan necesariamente la realidad más que los optimistas, sí es cierto que los optimistas están más inclinados a distorsionar la información que atañe a uno mismo. Esto se traduce en olvidar sistemáticamente lo malo que los demás dicen de nosotros y recordar sólo el feedback positivo, uno de los sesgos atribucionales más comunes en nuestra vida diaria que dificulta enormemente la posibilidad de enmendar nuestros errores.

En una de sus más celebres citas, Marcel Proust dejó escrito que “la felicidad es buena para el cuerpo, pero es el dolor lo que fortalece nuestras mentes”. El wishful thinking, ese pensamiento ilusorio que se basa en que ocurrirá lo que deseemos que ocurra y no en lo que tiene más probabilidades de que suceda, no nos ayudará a salvarnos de los accidentes que, como se dice popularmente, ocurren. Así que en ocasiones no está de más encontrarse preparado para la tragedia. Por lo que pueda ocurrir.


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