La mayoría de españoles seguramente crean que es normal que las personas tomemos leche (me refiero a ya siendo adultos, por supuesto), lo que es normal en occidente.
Pero la verdad es que la mayoría de la población humana global es intolerante a la leche, en concreto, a la lactosa. Como mamíferos que somos, estamos programados para generar una enzima, la lactasa, que descompone la lactosa en glucosa y por lo tanto la hace una fuente de energía... cuando somos niños. Como norma, a partir de los 4 años ya se genera poca lactasa, y la producción va decayendo hasta desaparecer cuando se es adulto. En general, a los mamíferos adultos les sienta mal la lactosa, provocando una serie de problemas digestivos, relativamente leves, pero lo bastante molestos como par hacer muy difícil el consumo de leche. Estos síntomas (diarrea, flatulencia) es lo que se conoce como intolerancia a la lactosa.
La naturaleza es sabia, como se suele decir. Todos los mamíferos (entre los que nos incluimos los humanos) nacen con la lactasa: un enzima (proteína) producido por las células del intestino delgado. Este enzima se encarga de digerir la lactosa, que es el azúcar de la leche, presente en todos los productos lácteos en mayor o menor medida. La norma, o más bien lo que dictan los genes, es que una vez acabado el periodo de lactancia (aproximadamente entre los 2 y 4 años en humanos), la lactasa deja de expresarse, por lo tanto, ya no podremos digerir más lactosa. Cuando esto ocurre, si se ingiere algún producto lácteo, la lactosa no es asimilada, y entonces es fermentada por las bacterias de nuestro intestino, lo que resulta en la producción de gases, diarrea, hinchazón, náuseas,… Estas consecuencias no son más que “señales” con las que la naturaleza está diciendo: “La cría ya es suficientemente mayor, hay que dejar de amamantarla…”.
Entonces, ¿cómo es que unos humanos sí podemos y otros no tomar leche siendo adultos? La respuesta ha venido, igual que tantas otras cosas, de estudios genéticos: analizando y comparando el genoma de grupos humanos de todo el mundo, se puede recrear el árbol filogenético que explica de dónde venimos las familias que hemos sobrevivido hasta hoy día, resaltando además qué partes tenemos todos en común y qué otras partes no.
En el origen común de todos los humanos, no éramos tolerantes a la lactosa. Pero hace solamente 400 generaciones (~10.000 años), apareció una mutación concreta en el cromosoma 2 (en un gen dominante) que desactivaba la parada programada en la generación de lactasa. Algunos autores han asociado esta diferencia genética a la denominada “Cultura de los Vasos de Embudo” y que floreció en Europa del Norte y Central entre el 4000 y el 2800 BC. Aunque se sabe poco de esta cultura, no hay dudas de que conocía y practicaba la ganadería.
Aunque la mutación aparecería probablemente varias veces de forma independiente, en al menos una ocasión el mutante fue favorecido por su capacidad de beber leche. Favorecido en sentido darwiniano quiere decir que tuvo más probabilidades de llegar a edad de tener descendencia, y así pasar la mutación a sus hijos, y éstos a los suyos, etc... hasta hoy.
Las hipótesis más comunes son que en épocas de escasez de alimento los humanos de los pueblos que criaban ganado tomarían leche a falta de otros víveres. Además de aportar nutrientes, la leche no puede tener infecciones como en ocasiones tiene el agua, así que está clara la ventaja de beberla.
La mutación es muy rara en las comunidades que no tuvieron tradición de pastoreo, como en China (donde sólo la tiene el 1%). En la África subsahariana también es bajo el porcentaje de personas que toleran la lactosa, menos en algunas comunidades con tradición de pastoreo. Lo mismo sucede en Japón, Asia central o en las comunidades aborígenes de Australia o América.
Imagen vía Nature |
En Europa, cuanto más al norte más pordentaje de tolerancia a la lactosa hay. Mientras que en Noruega la tasa de adultos que toman leche llega casi al 95%, en Italia ronda el 49%.
Hace decenas de miles de años, algunas poblaciones humanas comenzaron a domesticar animales, y descubrieron que la leche era una gran fuente de alimento. A muchos le sentaba mal, pero algunos eran capaces de digerirla, porque poseían una mutación genética que hacía que el gen de la lactasa no se desactivase y continuase expresándose más allá de la niñez.
En las poblaciones del norte de Europa entre el 80-95% de la población tiene esta mutación. ¿Por qué? Pues para entender esto tenemos que situarnos mucho tiempo atrás y verlo todo desde un punto de vista evolutivo. Nuestros antepasados llegaron a esas tierras frías y no pudieron cultivar la tierra debido al clima. La única alternativa sería sobrevivir de lo que les daban sus animales. Este panorama pintaba muy mal para los intolerantes a la lactosa (que serían los “normales”), que estaban condenados a morir. Pero sin embargo, los que poseían la mutación pudieron nutrirse de leche durante toda su vida, y por lo tanto obtener alimento aunque no hubiera cosechas y sobrevivir y reproducirse en esa tierra hostil. Los hijos de estos supervivientes tendrían también la mutación, y también podrían sobrevivir, y generación tras generación se fue repitiendo el proceso. Así, no es difícil imaginar que pasados cientos o miles de años la población entera de esas regiones estaría formada únicamente por individuos con la mutación, y por tanto tolerantes a la lactosa. Empezaron siendo unos pocos, pero generación tras generación eran ellos los que sobrevivían mientras que el resto fueron pereciendo a lo largo del camino evolutivo (en esas regiones).
Sin embargo en otras poblaciones, como en poblaciones del sur y este de Europa, con climas menos agresivos, no se produjo esa selección de la mutación tolerante, pues los intolerantes a la lactosa podían sobrevivir sin problemas. Como resultado tenemos que en estas poblaciones la frecuencia de la mutación tolerante se sitúa entre el 40 y el 60% del total. Los casos más extremos se dan en las poblaciones asiáticas o africanas, donde la frecuencia de la mutación es muy baja, en concreto del 1% en la población total; esto es debido a que históricamente en estas regiones el pastoreo de ganado productor de leche era casi desconocido, por lo tanto, nunca se produjo selección ninguna hacia la mutación tolerante; su frecuencia es la normal esperada por azar.
En las poblaciones del norte de Europa entre el 80-95% de la población tiene esta mutación. ¿Por qué? Pues para entender esto tenemos que situarnos mucho tiempo atrás y verlo todo desde un punto de vista evolutivo. Nuestros antepasados llegaron a esas tierras frías y no pudieron cultivar la tierra debido al clima. La única alternativa sería sobrevivir de lo que les daban sus animales. Este panorama pintaba muy mal para los intolerantes a la lactosa (que serían los “normales”), que estaban condenados a morir. Pero sin embargo, los que poseían la mutación pudieron nutrirse de leche durante toda su vida, y por lo tanto obtener alimento aunque no hubiera cosechas y sobrevivir y reproducirse en esa tierra hostil. Los hijos de estos supervivientes tendrían también la mutación, y también podrían sobrevivir, y generación tras generación se fue repitiendo el proceso. Así, no es difícil imaginar que pasados cientos o miles de años la población entera de esas regiones estaría formada únicamente por individuos con la mutación, y por tanto tolerantes a la lactosa. Empezaron siendo unos pocos, pero generación tras generación eran ellos los que sobrevivían mientras que el resto fueron pereciendo a lo largo del camino evolutivo (en esas regiones).
Sin embargo en otras poblaciones, como en poblaciones del sur y este de Europa, con climas menos agresivos, no se produjo esa selección de la mutación tolerante, pues los intolerantes a la lactosa podían sobrevivir sin problemas. Como resultado tenemos que en estas poblaciones la frecuencia de la mutación tolerante se sitúa entre el 40 y el 60% del total. Los casos más extremos se dan en las poblaciones asiáticas o africanas, donde la frecuencia de la mutación es muy baja, en concreto del 1% en la población total; esto es debido a que históricamente en estas regiones el pastoreo de ganado productor de leche era casi desconocido, por lo tanto, nunca se produjo selección ninguna hacia la mutación tolerante; su frecuencia es la normal esperada por azar.
En las culturas donde el consumo de leche y productos derivados ha sido habitual durante años la probabilidad de padecer esta afección es menor que en aquellos pueblos en donde, tradicionalmente, no se consumía leche, ya que en el caso del primer grupo la cantidad y la duración de la lactasa a lo largo de la vida de los individuos es mayor que en el segundo grupo cultural. Como resultado de esto, la prevalencia de la intolerancia de la lactosa a nivel mundial varía ampliamente dependiendo principalmente del origen étnico. Los grupos más afectados en poblaciones cosmopolitas son los africanos, indios, americanos y asiáticos, contrastando con la baja prevalencia que presentan los norteamericanos caucásicos y los europeos escandinavos:
* Suecos: 1 %
* Ingleses: 6 %
* Rusos: 15 %
* Españoles: 15 %
* Árabes: 80 %
* Esquimales: 83 %
* Mexicanos: 83 %
* Africanos centrales: 83 %
* Tailandeses: 98 %
En resumen: que algunos de nosotros toleremos beber leche de adultos es sólo una muestra más (de las innumerables) del largo camino evolutivo del ser humano. Se trata de uno de los pocos ejemplos bien fundamentados de evolución genética (relativamente) reciente en poblaciones humanas y pone de manifiesto las complejas interacciones entre genes y cultura.
Este asunto de la tolerancia a lactosa nos sugiere una serie de cosas. La primera es que la evolución de los humanos no parece que se haya detenido en los últimos 50.000 años. La segunda es cambios culturales (el invento de la ganadería) pueden propiciar cambios genéticos y que tales procesos pueden ocurrir en distintas poblaciones de forma independiente. No puede dejar de mencionarse que en algunas culturas con larga tradición ganadera (p.e. Asia Central) la intolerancia a lactosa es frecuente. Esto parece ir contra la hipótesis discutida, pero hay que tener en cuenta que el uso muchos productos lácteos (queso, yogur) no contienen lactosa (ya que ésta es consumida por los microorganismos durante su fabricación). En estas culturas ganaderas, un nuevo invento (el yogur) pudo anular la ventaja que tenían los individuos tolerantes.
Fuentes: ciencia-explicada, bitacorabeagle
Me encanta tu blog y me encanta la leche. Estoy haciendo una entrada en mi blog sobre este tema y quiero incluir tu mapa, citando la fuente, por supuesto, si tú me lo permites.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Enrique!
EliminarA mi me encantaba la leche de vaca cuando era niño. Hoy me doy cuenta de que tomar leche materna de otra especie es en realidad una aberración.
Los humanos toleramos muchas cosas pero tenemos muchos otros alimentos que son mas fisiológicos para nuestros cuerpos, más sanos, sin contraindicaciónes ni peligros ya que la leche causa osteoporosis debido al ácido láctico que te saca mas calcio del que te aporta. Las bacterias (pus) que son dañinas para nuestro organismo, y así, si investigas, encontrarás un mundo de contraindicaciónes para el consumo de leche.
Te recomiendo mucho que hagas leches del mismo coste, más ricas y nutritivas y con el mismo sabor y consistencia, con la siguiente receta.
Toma una tela de lienzo
Pone a remojar 15 almendras durante la noche para hidratarlas
Toma las almendras y ponlas en la licuadora junto a
15 gramos de coco rallado
15 gramos de castañas de cajú y 5 gramos de maní.
Agrega medio litro de agua y dale play a la licuadora un rato
Con la tela de lienzo, la colás y el bagazo (la fibra) la volvés a poner en la licuadora con otro medio litro de agua. Repetis el proceso y ya tenés tu altisima leche de semillas y castañas.
Podés hacerlo con água tibia para sacarle más la grasita.
Y con la fibra sobrante podes hacer agregarlo a cualquier receta de galletas, budin, o agregarle sal usarlo como queso rallado en las comidas, o condimentos y hacer snacks, etc. lo que la creatividad te ayude!
Espero que te sirva mucho la receta que te pasé ya que es una de mis especialidades y te aseguro que va a tener mucho mejor sabor que la leche de vaca y tu cuerpo te lo agradecerán (y el ternero también que esa leche es para él!)
Por supuesto Enrique, puedes tomar el mapa y cualquier otra cosa que desees del blog, sin ningún problema.
ResponderEliminarUn saludo!!
Que raro acá en Chile poca gente es intolerante a la lactosa fíjate...porque acá es cultura tomar y comer leche, ya que se consumen demasiado los yogur, los quesos, las leches con sabores, los flanes, típico del desayuno comer cereales con leche (en especial los niños) y así todos sus derivados. Me extraña araña
ResponderEliminarYo soy de chile y soy intolerante a la lactosa ero como muchos pensaban como tú no fue Ta grande que mis padres me creyeron que l leche me hacia mal y no sólo era yn capricho . Luego d exámenes nos dimos cuenta de que toda mi familia paterna lo era pero estaban acacostumbrados a los malestares
Eliminaresta hablando de personas adultas..no de niños. la etnia de chile es 80 porciento indigena, seguramente lo podras ver en los rasgos, y el pelo duro negro.
Eliminares mejor, mas saludable tomar leches vegetales como leche de avena, de almendras, de nueces de arroz. en internet pueden buscar recetas que hay cantidad y muy buenas. yo uso la leche de arroz para todo: postres, tortas, salsa blanca etc. este tipo de leches son sans y lo mejor de todo.... altamente rejuvenecedoras!!!! se las recomiendo
ResponderEliminarExcelente post, muy bien documentado, hace muchos años hice un estudio sobre el tema y tengo una hipótesis un poco diferente, pero complementaria, de la razón por la que, donde había ganadería, los humanos empezaron a beber leche de animales (vacas, cabras, ovejas, camellas, etc). El tema me interesó tanto y tu artículo está tan bien planteado, que estoy en misma situación de Enrique Soto ¿me permitirías incluir los mapas y citarte?. Gracias
ResponderEliminarPor supuesto, sin problema.
EliminarSaludos
Mmm sería bueno que supieramos que la leche de ahora no es la misma de esos años, ahora está llena de hormomas, antibióticos y bacterias producidas por la mastítis. La leche de vaca nunca ha sido apta para el consumo humano, Cómo puede ser sano un producto que se genera para alimentar a otra especie?? Toda mi vida he tomado leche y he vivido enferma, hace un tiempo dejé de tomarla y me he sentido mucho mejor, incluso he bajado de peso...
ResponderEliminarBien por ti.
EliminarPues fíjate que la mayor parte de lo que comemos sirve para alimentar otras especies. Acaso la miel la crean las abejas para que nosotros la comamos? No tienen ningún sentido.
EliminarLa leche ha de pasar pruebas de calidad y se lo hemos de exigir a nuestros gobiernos. La leche de calidad ea sanisima y una gran fuente de proteínas.
Menos mitos y más ciencia
la leche no es sana, tiene muchas grasas y a parte la latosa,no es el alimento mas insano pero todos los nutrientes que aporta la leche los podemos conseguir de otros alimentos mas sanos y asi evitamos tomarla.
Eliminary lo mas seguro de las personas que dejen de tomar leche esque seran mas sanas y perderan peso
Ese argumento no tiene sentido, la miel es para las abejas y sin embargo es buenísima para nosotros, los frutos son para germinar en la tierra y crear más árboles y sin embargo son buenísimos para nosotros... Si nos ponemos así, nada es para nosotros, excepto la leche materna cuando somos bebés. El resto es parte de la naturaleza, pero es que nosotros también somos parte de ella, asíq ue cualquier cosa puede ser para nosotros.
EliminarExcelente aporte, gracias.
ResponderEliminarEstimado efectivamente no estamos condicionados para tomar leche.! Eso ocurrió por una necesidad de alimento de activo una mutación genética para poder sintetizar la lactosa. Por ende quizás la gente de campo tiene mucha tolerancia a la lactosa. He visto personas muy indígenas con una tolerancia enorme es evolución.! Necesidad de los antepasados eso es ciencia .!!! Tu puedes comer lo que quieras y al largo tiempo puedes fabricar tolerancia si es que no te mueres .! Más que raza es necesidad .! Tengo padres alemanes y todo mi ante pasado es alemán y somos intolerante a la lactosa .! No tenemos el pelo duro y mucho menos somos morenos .! Jaja tu teoría está mal expresada .! Saludos .
ResponderEliminara este estudio le falta algo importante y es explicar la relación directa que se da en practicamente todos los mamíferos, entre la intolerancia a la lactosa y la ausencia de ingestión de la misma. En los mamíferos el destete( dejar de tomar leche y por tanto lactosa) provoca la disminución de la producción de lactasa. Pero si el destete no se produce, en la mayoría de los mamíferos domesticos, continúa la producción de lactasa. No entiendo porque en la mayoría de las publicaciones se omite este dato tan importante, al menos en alimentación animal.
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