viernes, 31 de diciembre de 2010

Miedo, riesgo e incertidumbre

Mario Alonso Puig es miembro de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, socio de la Harvard University Medical School y uno de los españoles más demandados por empresas y administraciones para impartir conferencias y seminarios sobre liderazgo y creatividad. Ha dedicado gran parte de su vida a explorar el impacto que tienen los procesos mentales en el despliegue de nuestros talentos y en los niveles de salud, de energía y de bienestar que experimentamos y es uno de los máximos investigadores españoles acerca de la Inteligencicia Humana y del Aprendizaje.

Quisiera compartir con los lectores de mi blog buena parte de sus estudios y reflexiones acerca de un tema tan cercano y presente en la vida de casi todos como es la forma en que los humanos afrontamos el miedo, el estrés y los momentos complejos y de incertidumbre emocional, complementado con una de sus charlas, de esas que no te dejan indiferente y recuerdas durante mucho tiempo. Mario Alonso realiza una excelente explicación de los mecanismos psicológicos y fisiológicos que desencadenan el estrés y una defensa elocuente y con los pies en el suelo del pensamiento positivo, entendido no como un optimismo vacío sino como la capacidad de elegir la mejor alternativa posible de las que se nos presentan. Un optimismo inteligente.



¿Qué es lo que hace que haya personas que en medio de la dificultad se mantengan serenas y confiadas, mientras que otras caen en el desánimo y la desesperanza? Contestar a esta pregunta nos va a exigir hacer un análisis muy serio y profundo de un determinado concepto. Es un concepto que no deja indiferente a nadie y que normalmente, se asocia con experiencias de índole negativo. Se trata del estrés.

La naturaleza es muy sabia, de hecho es tan sabia y se fía tan poco de algunas de nuestras estrategias conscientes que cuando detecta un peligro como por ejemplo una serpiente, pone en marcha mecanismos de huida antes de que ni siquiera nos demos cuenta a nivel consciente de que lo que tenemos delante es una serpiente.

El problema surge cuando la que se siente amenazada no es nuestra supervivencia física sino la imagen que tenemos de nosotros mismos, la idea que tenemos de lo que somos y que es el resultado de las experiencias que hemos ido acumulando a lo largo de nuestra vida. Con esta imagen se produce una situación muy particular y es que forma como otra persona, una identidad que ha de ser protegida de la misma manera en la que el cuerpo físico ha de ser protegido, claro que ahora los peligros son de otra índole. Esta imagen no se siente tan atemorizada frente a una serpiente como se siente atemorizada cuando alguien ataca la idea que se ha hecho de sí misma.

Para muchas personas, el estrés es algo negativo, dañino y que por lo tanto hay que evitarlo como sea. Este es un error frecuente y grave que procede de nuestra ignorancia de lo que realmente significa dicha palabra. El tema no es superfluo, ya que la forma en la que las personas valoramos las cosas afecta mucho a las experiencias que tenemos. El estrés no es sino una fuerza que el organismo necesita para hacer frente a una serie de retos que se salen de lo común, de lo ordinario, de la rutina de cada día. Es como si ante determinadas situaciones, nuestro combustible no fuera suficiente y necesitáramos uno especial, uno con mucho mayor octanaje. Dado que los retos que el ser humano se puede encontrar son de dos tipos, esa fuerza, ha de canalizar su energía a través de dos mecanismos. Es por eso por lo que el ser humano dispone de un mecanismo llamado de supervivencia y de un mecanismo llamado de adaptación.

Mecanismo de supervivencia

El mecanismo de supervivencia está diseñado para protegernos de aquellos elementos que ponen en peligro la vida. Estamos hablando de una amenaza a nuestra integridad física. Cuando este mecanismo se pone en marcha, se producen cambios muy rápidos en el funcionamiento de nuestro organismo. Estos cambios comienzan en el cerebro y se extienden por el resto del cuerpo. Nuestro cerebro tiene partes bien diferenciadas, las cuales se especializan en ciertas funciones. Unas partes y otras se conectan de forma muy intensa para que el cerebro funcione como un todo. La parte más superficial del cerebro, de aspecto arrugado, se llama corteza cerebral. El porcentaje más amplio de la corteza cerebral está dedicado a asociar información, recuerdos y experiencias. Gracias a nuestra corteza cerebral podemos analizar y razonar. También la corteza nos permite planificar, organizar y tomar decisiones teniendo en cuenta; las consecuencias a largo plazo de dichas decisiones. La corteza cerebral es muy importante tanto en el aprendizaje como en el despliegue de la creatividad.

Imagina que estás en una playa en la India y de repente ve que se acerca a gran velocidad algo que no acaba de identificar. De repente, te das cuenta de que es un tigre que va hacia ti. No cabe duda de que en ese momento, procesos mentales tales como el análisis, la planificación, la negociación o el pensamiento creativo no sólo consumen mucha energía, sino que además no te van a ayudar a sobrevivir. Por eso, el cerebro se regula así mismo cambiando bruscamente su funcionamiento. El proceso ocurre de la siguiente manera: Una parte del llamado sistema límbico o cerebro emocional y que se conoce como amígdala, una vez que ha reconocido la presencia del tigre, entra en lo que se llama modo de alarma y a una velocidad sorprendente empieza a transformar por completo nuestra fisiología. Ante una situación tan dramática como ésta en la que nos encontramos, las únicas opciones de supervivencia están en salir corriendo o nadando, en quedarnos paralizados en caso de que el depredador no nos haya visto o en ir contra el tigre, en caso de que entre el tigre y nosotros se encuentre uno de nuestros hijos. Estas tres reacciones son las mismas que nos han ayudado a sobrevivir a lo de nuestra historia como seres vivos. Para que cualquiera de las respuestas pueda tener alguna eficacia, toda nuestra musculatura ha de cambiar. Sólo así, seremos capaces de correr o de nadar a una velocidad superior a lo normal, de atacar con una violencia extraordinaria o de irnos absolutamente inmóviles en un estado que se conoce como catatonia. Cualquiera de estas reacciones necesita una transformación, tiene que llegar mucha más sangre a los músculos con oxígeno, glucosa y adrenalina. La pregunta lógica que nos tenemos que hacer ahora es la siguiente: ¿de dónde procede esta sangre? Esta sangre procede de aquellos órganos que no son imprescindibles en ese momento específico el que el organismo se ve amenazado por un depredador. Entre las partes del cuerpo que experimentan una reducción del riego sanguíneo, podríamos citar la corteza cerebral, el tubo digestivo, la piel, el sistema reproductor y el sistema inmunitario. Como podemos ver, este mecanismo de supervivencia es de enorme eficacia porque conduce la energía desde donde no es necesaria hasta donde es imprescindible. Los únicos problemas que puede plantear este mecanismo son o que se active con demasiada facilidad, o que una vez activado no se desactive. De hecho, esta es una situación mucho más frecuente de lo que uno podría prever.

Es esencial que sepamos que el mecanismo de supervivencia no sólo se activa ante una amenaza a nuestra integridad física, sino también cuando se produce una amenaza mental. Esto ocurre en el momento en el que la persona se siente amenazada en su imagen y en la valoración que otras personas puedan estar haciendo de ella. Se ha podido comprobar también con técnicas muy modernas de neuroimagen, que cuando una persona queda atrapada en una conversación limitante del tipo “no puedo" "no hay salida", se activa directamente la amígdala. Por eso, cuando alguien se siente insignificante, despreciado, humillado, relegado o simplemente ve amenazado su puesto de trabajo o su prestigio, puede experimentar una activación sostenida de la amígdala, lo cual se conoce como secuestro amigdalino.


Cualquier persona que quede atrapada en esta situación, va a experimentar severas limitaciones en su capacidad para pensar con claridad y para tomar decisiones eficientes. Además, ello le va a dificultar aprender y memorizar. Entendemos en base a esto, por qué hay niños muy brillantes que cuando se encuentran en una escuela donde no se sienten reconocidos ni valorados, pueden experimentar una reducción tan llamativa de su rendimiento. Por otra parte, la activación mantenida de la amígdala puede producir muchos trastornos digestivos del tipo del reflujo gastroesofágico, las úlceras gastroduodenales, pérdidas bruscas de peso, digestiones pesadas y el colon irritable. Debido a que el secuestro amigdalino también limita el funcionamiento del sistema de defensa, las personas que están en secuestro amigdalino se acatarran con más frecuencia y se recuperan peor de los procesos infecciosos. El secuestro amigdalino también está asociado a la infertilidad y a muchos otros trastornos como el aumento de los triglicéridos y el colesterol la hipertensión arterial y las arritmias. Resulta no menos que sorprendente, que un mecanismo que fue creado para proteger la vida, cuando se activa de manera incorrecta y se mantiene activado, pueda reducir de manera tan evidente nuestra calidad de vida.

Mecanismo de adaptación

Hemos estudiado hasta ahora el mecanismo de supervivencia y nos quedacomprender el otro mecanismo, el de adaptación.El mecanismo de adaptación ha de ponerse en marcha cuando nos enfrentamos al cambio y a la incertidumbre. Como podemos comprender hay una gran diferencia entre estar en una tierra hostil o estar en una tierra desconocida. Imaginemos por ejemplo que nos encontramos de repente en el desierto de Arizona. No cabe duda de que este contexto es completamente nuevo para nosotros y sin embargo, si activáramos el mecanismo de supervivencia nos sería imposible adaptarnos. Atacar, huir, defendernos o quedarnos paralizados, pueden ser reacciones muy útiles si nos encontramos frente a una serpiente cascabel o a un grupo de coyotes, pero lo que no nos sirven es para adaptarnos a la nueva tierra.

El mecanismo de adaptación ha sido el que nos permitió adaptarnos a la enorme crisis que sufrió nuestro primer antecesor, el homo habilis, cuando la tierra se secó, las frutas desaparecieron y las plantas jugosas se transformaron en plantas duras y secas. Fue esta situación la que le empujó a abandonar la seguridad de los árboles y adentrarse en la sabana africana. Fue su capacidad de adaptación la que le fue transformando de herbívoro en carnívoro, lo cual indujo un aumento progresivo en el tamaño de su cerebro. El mecanismo de adaptación es radicalmente distinto al de supervivencia. Como de lo que aquí se trata es de aprender la manera en la que podemos acoplarnos a un nuevo entorno, precisamos experimentar un cambio radical en ciertas capacidades mentales. Por una parte hemos de ser capaces de observar con, mayor claridad y precisión lo que ocurre a nuestro alrededor. Tenemos que aprender deprisa y ser especialmente creativos a la hora de encontrar recursos y soluciones para hacer frente a los nuevos desafíos. Además, necesitamos experimentar una clara ilusión que haga que el explorar nuestro nuevo entorno, lejos de ser una tarea penosa, se convierta en algo interesante e incluso apasionante.

El mecanismo de adaptación cuando se pone en marcha se asocia con alteraciones profundas en el riego cerebral. Si antes eran ciertas partes del sistema límbico las que dirigían toda la respuesta, ahora es la corteza cerebral y especialmente la parte másanterior de la misma, la que experimenta una intensificación en su funcionamiento. Ello repercute en un aumento de la concentración, en una mejora de la capacidad de análisis y en un despliegue de la creatividad. Además, empieza a aumentarla población de neuronas del hipocampo en un proceso denominado neurogénesis. La neurogénesis es el proceso de transformación de una célula madre pluripotencial en una neurona. Las neuronas del hipocampo son esenciales en todo proceso de aprendizaje y también para controlar a la amígdala de tal manera que no se active en exceso ante la incertidumbre. La activación amigdalina nos llevaría con facilidad a entrar en un estado de pánico y bloqueo.


¿Cómo es posible que pongamos en marcha el mecanismo de supervivencia con tanta frecuencia cuando el que muchas veces nos sacaría adelante es el mecanismo de adaptación? Sencillamente por la manera en la que estamos evaluando algo como una desgracia, cuando no lo aceptamos, nos estamos resistiendo a la realidad y ello de forma natural pone en marcha el mecanismo de supervivencia. La aceptación no implica que nos guste lo que hay, sino sencillamente que asumimos que las cosas son como son y por eso nos reconciliamos con la realidad.

Es la aceptación y no la resignación la que una vez asumida la nueva realidad, nos ayuda a buscar caminos para salir adelante en medio de la dificultad. Otro de los errores que cometemos cuando hacemos frente a la incertidumbre es dejar que nuestra atención esté continuamente enfocada en lo que queremos evitar y no en lo que queremos alcanzar. Nos posicionamos entonces en jugar no a ganar sino a no perder y es esta mentalidad la que nos genera una enorme tensión y una escasa ilusión. A veces, no somos nosotros, sino otras personas con sus diálogos llenos de crispación y de negatividad las que favorecen que "compremos" de alguna manera la idea de que todo está fatal. Esto alimenta una sensación interior de pequeñez, de insignificancia, de impotencia y de desesperanza. Es algo muy conocido en psicología que la sensación de incompetencia puede ser enseñada, aprendida y así convertirse finalmente en real. Por eso es tan importante transmitir la información sin teñirla de un montón de negatividad subjetiva.

Se ha comprobado en base a estudios neurocientíficos que cuando una persona sostiene, de forma mantenida, una conversación negativa consigo mismo –«no hay salida para mí ni para mi familia, estoy en un proceso de crisis, no seré capaz de superarlo...»– empiezan a activarse las mismas partes del cerebro que se activan cuando uno siente que está a punto de morir. En consecuencia, toda la corteza prefrontal de nuestro cerebro, la que es responsable de la resolución de dilemas, de la creatividad frente a lo aparentemente irresoluble, experimenta un menor riego sanguíneo. Es como si, ante las circunstancias complicadas, el ser humano decidiera que donde tiene que poner todo su peso es en evitar el sufrir y no en buscar el ganar. Y ahí está lo que verdaderamente nos limita porque si tomamos esa actitud toda nuestra capacidad de ver las cosas con claridad queda absolutamente anulada. Por todo ello, es imprescindible entender que para utilizar esta época actual en nuestro favor y convertirla en una época de crecimiento necesitamos generar en nuestro interior condiciones favorables.



Los estudios del Dr. Bandura catedrático de Psicología de la Universidad de Stanford no dejan muchas dudas al respecto. Bandura demostró que cuando se transmite una confianza en la capacidad que tenemos nosotros y otras personas a la hora de hacer frente a los desafíos y las dificultades, se libera en la sangre una serie de hormonas denominadas neuropéptidos. Estas hormonas son capaces de inhibir a la amígdala para que no se active y nos bloqueemos. Por eso es clave esperar victoria si queremos obtener victoria. Ante el nuevo entorno vamos a cometer errores y tenemos que aprender de ellos. Por eso, si nuestra valoración del error está llena de negatividad hacia nosotros o hacia los otros, nuestra frustración y nuestro sentido de culpa y de vergüenza impedirán que sigamos intentándolo. El error significa que algo no ha funcionado y por lo tanto, la exigencia de probar un abordaje diferente. Cuando aguantarnos la tendencia habitual a ocultar el error o a culpar a algo o a alguien y soportamos el dolor que produce acercarse al error para observarlo, evaluarlo y aprender de él, entonces se abre para nosotros la posibilidad de descubrir lo que hemos de hacer de diferente. El error nos va a enseñar si dejamos que lo haga. Muchos de los mejores inventores que ha habido en nuestra historia, llegaron a hacer sus excepcionales descubrimientos porque eran inasequibles al desaliento y no tiraban la toalla cometieran los errores que cometieran. Era ese compromiso, ésa determinación, esa persistencia, esa paciencia que mostraron, los que les llevaron a la revelación de aquello que hasta entonces había permanecido oculto. Por eso, la adaptación a la incertidumbre no es un tema de erudición, sino de motivación.

Sólo las personas verdaderamente motivadas harán el esfuerzo que es necesario hacer para hacer frente a sus dudas y a sus miedos. Sólo desde una profunda insatisfacción inspiradora, las personas abandonamos nuestro estatus quo y nos atrevemos a descubrir, a crecer y a evolucionar, muchas veces los seres humanos somos incapaces de hacer cosas, de salir de la zona de confort, aunque vivamos en ella sufriendo, porque tenemos una representación mental de nosotros mismos que nos limita. Es este crecimiento y esta evolución los que nos revelan que puede haber problemas complejos, pero que no hay problemas insuperables. Es esta misma evolución lo que nos hace ser conscientes de que lo que convierte un problema complejo en uno insuperable es nuestra sensación de pequeñez a hora de hacerle frente. Si, por ejemplo, nos sentimos solos, llenos de ira o desesperanza, busquemos a alguien de confianza y contémosle sencillamente cómo nos sentimos; no para que nos dé la solución sino para que, por el simple hecho de dejar fluir las emociones, podamos aceptar que la nueva situación también exige cambios en mí. Se trata de entender que en momentos de incertidumbre tengo que reinventarme y evolucionar.

Y el hecho es que no hay vida sin dolor, sin miedos, sin arrepentimientos, sin incertidumbres, sin pérdidas, y puesto que es inevitable que aparezcan en algún momento, tenemos que aprender a vivir con ello, a vencerlos y, por qué no, a sacarles su parte útil, si es que la tiene. Se ha demostrado que las personas que han sufrido experiencias traumáticas y han sabido guardarlas en una especie de memoria protegida, viven mucho mejor. Porque la felicidad plena se aprecia mucho mejor cuando uno se ha caído, y al levantarse no le molesta. Al nacer lo tenemos todo y con el transcurso de los años vamos perdiendo, la vida es pérdida, y mayor cuanto más se acerca a su fin, pérdida de facultades, de salud, de seres queridos, de tiempo que pasa, etc. Sea como fuere, el hecho es que el sufrimiento está presente en todas nuestras vidas y nadie puede escaparse de él, tarde o temprano ha de llegarnos de alguna manera.




Cuando ocurre algo que nos causa dolor. Cuando estás en una situación en que parece que todo se ha vuelto en tu contra se generan situaciones en que se produce el llamado “secuestro amigdalino” antes comentado, es decir, nuestro sistema emocional entra en alerta y segrega cantidades ingentes de cortisol para permanecer en ese estado, que prolongado es muy perjudicial. Es un estado que era y es útil en un momento de amenaza o peligro, pero que sostenido en el tiempo es demoledor. Las pérdidas generan un periodo de duelo, que es el proceso en el que tienen lugar diversas reacciones personales ante la situación adversa. Es un proceso por el que todos tenemos que pasar en un momento u otro y que tiene unas características comunes a todos que han sido muy estudiadas en psicología. Es un proceso poco agradable pero ha de ser superado. Al principio las reacciones se relacionan directamente con el "secuestro amigdalino" y el exceso de cortisol, son de shock, de no creernos lo que nos está pasando, reacciones que desencadenan un posterior estado de aturdimiento, rabia, estrés, nerviosismo, miedo, descontrol, etc. El impacto del suceso no depende proporcionalmente de la pérdida real si no de la pérdida subjetiva que aquello tenía para nosotros en nuestra vida.

Pero es importante saber que mecanismo de la pérdida es transitorio, desaparece con el tiempo, ya que nuestra mente posee un sistema inmunológico para regresar siempre a un 'estado convencional'. Con el mecanismo de la pérdida, surge una brutal secreción de una hormona en nuestro cerebro, la dopamina. Es la misma hormona que actúa sobre un drogodependiente. Cuando se supera el 'mono', la dopamina baja hasta niveles mínimos. Con tan poca cantidad, se produce un letargo, tristeza. También surge la ansiedad, el nivel de ansiedad que puede soportar el organismo humano con soltura y sin cargar con efectos colaterales indeseables, es más limitado de lo que nuestra cultura, basada en la productividad, el deber, la ambición y la competencia, está dispuesta a admitir. Cuando nos estresamos, el hipotálamo secreta la hormona liberadora de corticotrofina, que estimula a la glándula pituitaria para que libere más hormonas. Estas hormonas de la glándula pituitaria hacen que la glándula suprarrenal secrete las hormonas que alimentan la respuesta al estrés, aumentando la ansiedad, la energía y la presión sanguínea, y suprimiendo las respuestas inmunitarias.



Es muy importante ser conscientes de que nuestras predicciones emocionales casi nunca son las esperadas. Cuando a alguien le toca la lotería, cree que será inmensamente feliz, sin embargo, suele serlo mucho menos de lo que se imagina. En determinadas ocasiones podemos pensar que estamos en un pozo sin fondo sin salida porque nuestro cerebro está totalmente alterado y nos engaña, nuestra mente es experta en falsificar emociones, en suponer y en interpretar hechos incompletos y lo hace tan bien que ni siquiera nos damos cuenta y nos lo creemos... Cuando alguien piensa que nunca superará algo ni siquiera con el tiempo, su mente ha imaginado su futuro proyectando y rellenando los huecos de los que que no dispone con información de su presente (siempre hace eso), a los humanos nos resulta difícil de comprender que alguna vez pensaremos y nos sentiremos de forma diferente a como lo hacemos en el presente por eso raramente acertamos cuando intentamos pensar "como nos sentiremos dentro de X meses/años", pensamos que en 2020 pensaremos igual que en 2010 y no es así, estamos en continua evolución, con nuestras emociones y sentimientos ocurre lo mismo. Proyectamos el presente en el futuro, si un presente es sombrío, tendemos a hacer la proyección de que nuestro futuro también lo será, tendemos a sobrevalorar las cosas malas que nos suceden y el tiempo que nos va a llevar superarlas.


Todo está en el cerebro, todo se forma ahí dentro. Espacios, olores, frío, calor, personas, distancia, tristeza, alegría... todo está en la cabeza, y lo de fuera podría ser absolutamente diferente a lo que percibimos, el mundo sólo está dentro de nosotros. Las condiciones son las mismas, pero la subjetividad es diferente, todo momento negativo más o menos intenso es en definitiva una interpretación subjetiva nuestra.


Fuentes: Elaboración propia, marioalonsopuig, praxislgconsultores, tv3

jueves, 30 de diciembre de 2010

El fin del petróleo y la curva de Hubbert

¿Cuánto petróleo queda realmente? ¿Para cuántos años? ¿Y si un día los aviones fueran piezas de museo, símbolos de una época en que la humanidad podía permitirse volar? ¿Y si el precio de la gasolina subiese tanto que se convirtiese en un lujo para los ricos? Esto podría ocurrir si el petróleo escaseara.

Los países industrializados y emergentes cada vez están más sedientos de energía, mientras los pozos se vacían día tras día. Las reservas de petróleo deberían ser suficientes para, al menos, 40 años, pero según ciertos científicos, podríamos toparnos con problemas cuando se haya extraído más de la mitad de las mismas. Entonces, la producción no podría satisfacer una demanda en explosión: si en los años setenta más del 50% de la humanidad vivía sin petróleo, hoy todo el planeta se desarrolla a imagen y semejanza del mundo industrializado.


¿Cuándo se agotará el petróleo?

Son muchas las conjeturas que se hacen respecto a cuándo nuestra civilización alcanzará el cénit del petróleo, es decir, cuánto tiempo nos queda hasta llegar al punto en el cual la extracción de petróleo alcanza un máximo y empieza su descenso definitivo. Algunas opiniones exponen que ya hemos alcanzado esa fecha, que ya hemos superado el techo. Otras son más optimistas y sitúan este momento en el cercano año 2030.

La fecha exacta en realidad no tiene demasiada relevancia: la cuestión realmente crítica es que es un hecho irreversible, el petróleo no es infinito. La extracción de petróleo –después de superar el cénit– será cada vez menor, de peor calidad y con costes energéticos cada vez mayores. Hoy en día gastamos un barril de petróleo para extraer 10 barriles, pero –y aquí los expertos coinciden– esta tasa continuará disminuyendo progresivamente.


En 1956 un geofísico norteamericano, Marion Hubbert, enunció una curiosa teoría a la que generalmente se le ha negado la credibilidad, pero siempre se ha mirado de reojo: la teoría del cenit del petróleo, más conocida por “Peak Oil”. Analizando los datos sobre las reservas de petróleo de Estados Unidos, concluyó que al cabo de quince años se habría alcanzado el máximo de extracción en los 48 estados continentales, o sea, todo el país menos Hawai y Alaska. No se le tomó en serio porque, por entonces, la extracción de petróleo en aquella potencia crecía: se producían seis nuevos barriles por cada uno que se consumía. Pero Hubbert tenía razón: la producción estadounidense alcanzó su máximo en diciembre de 1970. Desde entonces, el precio se disparó y el país pasó de ser exportador a convertirse en importador íntegro. A pesar de los muchos miles de millones gastados en buscar crudo en cada rincón del país, en 1980, la parte continental de Estados Unidos producía sólo 6,9 millones de barriles al día frente a los 10,2 de 1970. Hoy la cifra ha bajado a menos de 4,5 millones. El resto, lo tienen que importar. Cada año más, doblemente más, porque producen localmente menos y su sistema exige hacer crecer su economía; está construido para hacerla sólo crecer. Los EE.UU. lo han intentado todo con la tecnología; han inventado los mejores sistemas para explotar los pozos hasta la última gota posible. Inventaron las perforaciones horizontales, la inyección de gases y líquidos para aumentar la decadente presión de los pozos, sus sistemas de diagnóstico tridimensionales y últimamente cuatridimensionales de los yacimientos, mediante explosiones controladas y la recepción de ecos, como en las ecografías se verifican los tamaños del feto. Nada. Apenas consiguieron enmascarar la curva de Hubbert. Los geólogos que saben, dicen que estas mejoras tecnológicas, en las que los economistas cifraban su esperanza en un futuro de petróleo ilimitado, apenas han servido para enmascarar y deformar las predicciones de Hubbert. Se sabe que cuando se insiste y se sobreexplota un campo, la curva se puede deformar y alargar algo con una meseta en el cenit, en vez de un pico, pero luego más dura será la caída. Nadie se fijó en que la antigua URSS llegaba también a su inexorable cenit en los años 80. Casi nadie se fijo que Europa (es decir, Noruega y Reino Unido en el Mar del Norte) llegaban a su cenit en 1999 y 2000, para caer a velocidades aún mayores que las de los grandes campos estadounidenses.




El primer elemento a favor de la hipótesis de la proximidad del cenit atañe a los descubrimientos de los yacimientos de petróleo más grandes de la historia, que se concentran en Oriente Medio (Arabia Saudí, Irak e Irán ) y la ex Unión Soviética. Fueron hallados hace medio siglo aproximadamente, lo que significa que no debe de haber más yacimientos “vírgenes”, en zonas de fácil acceso, capaces de producir decenas de miles de millones de barriles. Los últimos hallazgos de cierto nivel se remontan a finales de los años cincuenta en Alaska, Siberia y el Mar del Norte. Recientemente se ha anunciado el descubrimiento de nuevas reservas de petróleo y gas en el lecho marino del Polo Norte. Estas reservas podrían ser enormes, y se podrían explotar debido al actual derretimiento de los hielos polares causado por el cambio climático. No asombra que los cinco países con costas hacia el océano Ártico (Dinamarca, Noruega, Rusia, EE.UU. y Canadá) compitan por dichas reservas y estén negociando la soberanía de cada uno sobre el territorio oceánico. Están repartiendo la zona como en la época de la colonización, tal como hicieran en épocas anteriores en América, África y Asia.


Y es que el petróleo no es como otro bien más. Es, ni más ni menos, que la mejor forma de energía, la más barata, la más utilizada (es el 40% de toda la energía que por todos los con conceptos, los seres humanos consumen en el mundo), la que mejor se almacena y más fácilmente se transporta. Es la energía que mueve más del 90% del transporte mundial (por tierra, mar y aire) y es la energía, junto con el gas natural, de la que se hacen todos los plásticos e infinitos derivados que en el mundo existen y de donde salen muchos de los fertilizantes e insecticidas que permiten a la agricultura, junto con los millones de tractores y cosechadoras y camiones, producir los alimentos que hoy comemos.




Petroleo, el fin de una era

Entonces, más allá de la discusión del cuándo, convendría concentrar nuestras energías en cómo afrontar una realidad pos petrolera. ¿Tendremos más dificultades para nuestra movilidad? ¿En qué estado de desarrollo se encontrarán las energías alternativas? Porque, aunque la mayoría no veamos la relación directa, si no cambiamos nada, una de las repercusiones más graves del agotamiento del petróleo la sufrirá nuestro modelo de agricultura y alimentación. Hoy en día para producir una caloría de alimento, se consumen 10 calorías de energía fósil. El suministro de petróleo es el requisito previo para que los demás bienes del mundo moderno puedan existir. Antes de la era del petróleo también se necesitaba energía, pero la proporcionaba el cuerpo humano y los animales domesticados a su servicio, o las corrientes de agua o de viento que movían los molinos, sin los cuales, tampoco existirían otros bienes.

Teoría del pico de Hubbert

La teoría del pico de Hubbert, también conocida como cenit del petróleo, petróleo pico o agotamiento del petróleo, es una influyente teoría acerca de la tasa de agotamiento a largo plazo del petróleo. Predice que la producción mundial de petróleo llegará a su cenit y después declinará tan rápido como creció, resaltando el hecho de que el factor limitador de la extracción de petróleo es la energía requerida y no su coste económico.

                

Aún siendo controvertida, esta teoría es ampliamente aceptada entre la comunidad científica y la industria petrolera. El debate no se centra en si existirá un pico del petróleo sino en cuándo ocurrirá, ya que es evidente que el petróleo es un recurso finito y no renovable en escalas cortas de tiempo por lo que en un momento u otro se llegará al límite de extracción. Esto depende de los posibles descubrimientos de nuevas reservas, el aumento de eficiencia de los yacimientos actuales, extracción profunda o la explotación de nuevas formas de petróleo no convencionales.


Este hecho implicaría importantes consecuencias para los países desarrollados, que dependen en gran medida de petróleo barato y abundante, especialmente para el transporte, la agricultura, la industria química y la calefacción doméstica.

Las previsiones más conservadoras apuntan que en torno al 2010 hemos llegado al Peak del Petróleo. Pero muchos observadores suponen que ya lo hemos pasado en el mismo 2000, desde ese año la producción de crudo, en todo el mundo, no crece. Según la asociación de estudiosos del tema, la ASPO (Association for the Study of Peak Oil), que engloba a científicos y economistas de todo el mundo, esa producción máxima ocurrira entre 2010 y 2015.


Pero, es de resaltar que, ya se está hablando en algunos ámbitos que tal pico se alcanzó de forma real y efectiva, tras el huracán Katrina, cuando Estados Unidos pidió a los Emiratos Árabes que aumentaran la producción para paliar los efectos de tal catástrofe; la respuesta árabe fue sorprendente: no tenían capacidad para aumentar el número de barriles ya que estaban al máximo de producción.




Según la teoría de Hubbert, la extracción de un pozo cualquiera sigue una curva con un máximo, cenit de producción, en su centro. Llegados a ese punto cada barril de petróleo se hace, progresivamente, más caro de extraer hasta que la producción deja de ser rentable al necesitarse gastar más cantidad de crudo, que el que se obtiene de extraerlo, es decir cuando se necesita consumir el equivalente a un barril de petróleo, o más para obtener ese mismo barril de crudo del subsuelo. Observó también que, si la curva de producción de un pozo seguía esa simple función gaussiana, la curva de producción de países enteros y, por extensión, la curva mundial seguirían patrones similares. El máximo de extracción es citado como el pico. Tras el pico la extracción entra en la fase de agotamiento. Estas son las que se conocen como curva de Hubbert.



El problema no es el agotamiento del petróleo. Petróleo seguirá habiendo al menos por 100 años más. Pero habrá cada vez menos, cada vez será más cara su extracción, y la era del crudo barato dejará de existir. El problema está en la demanda. Todas nuestras tecnologías e industrias están relacionadas, en algún punto, con productos o subproductos del petróleo, y especialmente dependen de la producción de energía barata. El petróleo produce el 80% de la energía de nuestra civilización. El petróleo y gas se usan para producción de energía eléctrica, transporte, lubricación, maquinaria agrícola, producción de fertilizantes y pesticidas, producción de plásticos y materiales compuestos o sintéticos, es base de multitud de productos químicos y farmacéuticos. En varios de estos procesos, para el petróleo no hay sustitución.

Y es que como Hubbert advertía, los combustibles fósiles en el conjunto de la historia humana, representan una fugaz etapa, tal y como explica la siguiente gráfica que abarca varios milenios y en la que se aprecia la excepcionalidad del suceso.




En definitiva, los mas de seis mil millones de habitantes del planeta, se encuentran en un punto crucial de la historia: el de seguir creciendo en población y desde luego seguir intentando crecer en la actividad económica, mientras el principal combustible mundial desaparece y disminuye inexorablemente cada año entre un 2 y un 4% respecto del anterior. Las tensiones y los problemas que se pueden plantear, son inenarrables. Mucha gente, puesta ante la tesitura, prefiere mirar para otro lado. Hay que entenderlo. Pasa lo mismo con la vida humana. Cuando uno enfrenta su edad al espejo, mucha gente no reconoce su propio envejecimiento, su propio y lento agotamiento. Es tan cierto y real como la vida misma.




Con la producción mundial de petróleo, estamos como en ese momento crucial de la vida en que empiezan a aparecer canas, a caerse el pelo, a aflojarse los músculos y a perderse las neuronas. Podemos engañarnos a nosotros mismos, teñirnos el pelo, ir al cirujano estético y lo que queramos. Pero si la esperanza de vida son 80 años y nuestro DNI dice que tenemos 75, no debemos engañarnos más de lo necesario.

Fuentes: mundo-geo, wikipedia, axxon, elinconformistadigital, feacios

domingo, 26 de diciembre de 2010

La introversión y la extroversión según las teorías de la personalidad

El primero en trabajar con la dimensión de extraversión - introversión fue Carl Jung, aunque ya antes de que Jung forjara estos términos, William James había llamado la atención sobre la diferencia que existía entre los individuos “de mente resistente” y los “de mente sensible”; los que miran hacia afuera y los que miran hacia adentro. Jung define al extrovertido como ‘la persona cuyo interés en general se enfoca hacia la vida social y el mundo externo y no hacia sus experiencias internas’, por otro lado define al introvertido como ’una persona que en general se enfoca hacia sus pensamientos y sentimientos interiores’.

El Profesor Eynseck logró un claro entendimiento de cómo la introversión y la extroversión, combinada con el nivel de estabilidad emocional y el auto-determinismo, determinan los rasgos de personalidad que provocan la mayor parte del comportamiento en el individuo. La teoría de Eysenck se basa principalmente en la psicología y la genética. Aunque era un conductista que consideraba que los hábitos aprendidos eran de gran importancia, consideró que las diferencias en la personalidad se desarrollan a partir de la herencia genética. Por lo tanto, estuvo fundamentalmente interesado en lo que se suele llamar temperamento.

El temperamento es ese aspecto de nuestra personalidad que está basado en la genética, innato, desde nuestro nacimiento o incluso antes. Esto no significa que la teoría del temperamento diga que no contemos con otros aspectos de nuestra personalidad que son aprendidos; es sólo que Eysenck se centró en lo "natural" y dejó la "crianza" para que la estudiaran otros teóricos. Eysenck al inicio concibió la personalidad en base a las categorías biológicas del temperamento Extroversión/Introversión y Neuroticismo/Estabilidad



Eysenck hipotetizó que la extraversión-introversión es una cuestión de equilibrio entre “inhibición” y “excitación” en el propio cerebro. La excitación es el despertar del cerebro en sí mismo; ponerse a alerta. La inhibición es el cerebro “durmiente”, calmado, tanto en el sentido usual de relajarse como en el de irse a dormir o en el sentido de protegerse a sí mismo en el caso de una estimulación excesiva.

La extroversión/introversión se relaciona con la tendencia de las personas hacia distintos tipos de actividades e intereses. Las personas extrovertidas se caracterizan por la sociabilidad, la necesidad de excitación y cambio, actuar en el momento, y son por lo general impulsivas. Suelen además ser optimistas y amantes del buen humor. También suelen ser agresivos, en el sentido de tener poca tolerancia a las frustraciones y el poco control de sus sentimientos. El extravertido típico es sociable, le gustan las reuniones, tiene muchos amigos, necesita de personas con quien charlar y no le gusta leer o trabajar en solitario; busca las emociones fuertes, se arriesga, hace proyectos y se conduce por impulsos del momento; tiene siempre dispuesta una respuesta rápida y, en general, le gusta el cambio, es despreocupado, optimista y propende a reir y vivir contento; esta persona prefiere el movimiento y la acción.

Las personas introvertidas prefieren las actividades a solas que con la gente, como las actividades intelectuales o los libros. Tienden a planear las cosas y desconfían de los impulsos. Se toman seriamente sus actividades, les gusta llevar una vida ordenada y sus sentimientos suelen estar bajo su control. Raramente son agresivas y no suelen perder el control fácilmente. No necesitan a los demás para estar contentos, tratan de entender las situaciones con más interés que los extravertidos y son más reflexivos.

Es un individuo tranquilo, retraído, introspectivo, se muestra reservado y distante, excepto con sus amigos intimos (los introvertidos valoran intensamente los pocos amigos que tienen), tiende a ser previsor, a pensarlo antes de comprometerse y a desconfiar de los impulsos del momento; no le gustan las sensaciones fuertes, toma en serio las cosas cotidianas y prefiere llevar una vida ordenada; controla estrechamente sus sentimientos, raramente se conduce de una manera agresiva y no se encoleriza fácilmente, es un poco pesimista y concede gran valor a los criterios éticos, es una persona en la se puede confiar


Dada la naturaleza de la personalidad de los individuos, tanto los sujetos introvertidos como extravertidos, van a evitar los contextos, situaciones y circunstancias que vayan en contra del gradiente de su personalidad. Así mismo, el introvertido evita la gente en masa, ya que es individualista. El extravertido dada su naturaleza sociable, locuaz y dependiente del grupo, evitaría situaciones de aislamiento, que comporten silencio o soledad.

La extroversión estaría relacionada con una menor activación cortical del cerebro, lo que explicaría para Eysenck la variabilidad de actividades y la búsqueda de excitación de estos sujetos. Por contra, los introvertidos tienen una mayor activación cortical que explicaría la mayor perseverancia de su conducta y el alejamiento de las actividades de mayor excitación.

Alguien que es extravertido, decía Eysenck, tiene una buena y fuerte inhibición: cuando se le enfrenta a una estimulación traumática (como un choque en un automóvil), el cerebro del extravertido se inhibe, lo que significa que se vuelve “insensible”, podríamos decir, al trauma y por tanto recordará muy poco de lo que ha ocurrido. Después del accidente de coche, el extravertido podría decir que es como si hubiese “borrado” la escena y le pediría a otros que le recordasen la escena. Dado que no sienten el impacto mental completo del accidente, podrían estar conduciendo perfectamente al día siguiente.

Por otro lado, el introvertido tiene una pobre o débil inhibición: cuando hay un trauma, como el accidente de coche, su cerebro no le protege lo suficientemente rápido; no se “apaga” en ningún momento. Más bien están muy alertas y aprenden bastante, de manera que pueden recordar todo lo que ha pasado. Incluso dirían que han visto el accidente en “¡cámara lenta!”.

Imaginemos que tanto el extravertido como el introvertido se emborrachan, y se ponen a bailar semidesnudos en una mesa de un restaurante. A la mañana siguiente, el extravertido nos preguntará qué ha pasado (y que dónde está su ropa) Cuando se lo digamos, se reirá y empezará a hacer planes para hacer otra fiesta. Por otro lado, el introvertido recordará todas y cada una de las mortificantes escenas de su humillación.



Es importante cómo aquéllos con un alto nivel de excitación asimilan mucha más información cada segundo que el individuo promedio, y por tanto pueden sentir la necesidad de disminuir o limitar el “volumen” de estimulación a su alrededor. Esto conduce a los demás a percibirlos como introvertidos. Esto se debe a que, dado que su nivel de alerta es tan elevado, el introvertido tiende a “sobrecargarse” más rápidamente, especialmente cuando se halla en entornos muy estimulantes (ruidosos, variados, coloridos, agitados). En estos casos, el introvertido tiende a cerrarse para controlar o limitar el input de estímulos y poder discernir lo que ya asimiló.

A la inversa, aquéllos con un nivel de excitación mínimo asimilan mucha menos información por segundo que el individuo normal, y por tanto pueden sentir la necesidad de aumentar el “volumen” de estímulos. Esto hace que los demás los perciban como extravertidos. Esto se debe a que como el extrovertido tiene una excitación mínima, tiene dificultad para pensar con claridad y puede incluso adormilarse si no recibe estimulación de parte de su entorno. Por eso, muchos extravertidos suelen aumentar el volumen de estímulo en el ambiente que los rodea. Encienden la radio o la televisión. Dejan la radio encendida mientras leen, o buscan leer en lugares ruidosos.

El individuo introvertido tiene un nivel de alerta naturalmente alto, que hace que busque niveles de estimulación menores a los normales para no sentirse abrumado. Con el transcurso de los años, esta necesidad de evitar ser abrumado por el estímulo del exterior se transforma en un estilo de razonamiento concentrado e introyectivo que puede hacer que el individuo parezca replegado, meditabundo, sereno o incluso recluido ante el observador más extrovertido. Las típicas maneras en que el introvertido intenta controlar el nivel de estimulación incluyen: la lectura, la reflexión, los momentos en soledad; el evitar el contacto con otros o tener que adaptarse a ellos; la competencia consigo mismo o con la imagen de sí; el concurrir a reuniones pequeñas o a lugares apartados. Frecuentemente se asocia introversión con timidez, pero pese a estar correlacionados son dos conceptos diferentes, la gente tímida evita o se siente incómoda en los encuentros sociales por miedo, algo que no necesariamente le sucede al introvertido.

Los introvertidos no son necesariamente tímidos, las personas tímidas son algo ansiosas y temen la auto-exposición en sitios sociales; los introvertidos generalmente no sienten nada similar. En realidad, los introvertidos son personas que encuentran a otras personas fatigantes y tienden a buscar la soledad en según que momentos. Les agradan las conversaciones complejas sobre sentimientos o ideas y aunque tienden a comportarse de forma reservada y distante en grupos, en realidad lo que necesitan es una razón para interactuar.

Las personas extrovertidas toman energía de la gente, y se debilitan o decepcionan al estar solos. Deja a un extrovertido solo por dos minutos y correrá por su teléfono. En contraste, después de una hora o dos de estar en un acto social, los introvertidos necesitan "apagarse" y "recargarse", les gusta evitar las complicaciones de estar involucrados en actividades públicas. Esto no implica ser antisocial. Tampoco es un signo de depresión. No hay necesidad de medicamentos. Para los introvertidos, el estar a solas con sus pensamientos es tan restaurador como dormir, tan nutritivo como el comer. Su lema sería: "Yo estoy bien, tú estás bien (en pequeñas dosis)." Los introvertidos no son buscadores de emoción y adictos a la adrenalina. Si hay demasiado ruido y gente hablando, se cierran. Sus cerebros son muy sensibles a un neurotransmisor llamado dopamina. Los introvertidos y extrovertidos tienen diferentes vías neurológicas dominantes. Se estima que en torno al 25% de la población es introvertida.



Es muy difícil para un extrovertido comprender a un introvertido. Los extrovertidos tienen poca o nula comprensión sobre la introversión. Asumen que la compañía, especialmente la suya, es siempre bienvenida. No pueden imaginarse porqué alguien necesitaría estar solo. Los extrovertidos dominan la vida pública, con su apetito insaciable para la conversación, los extrovertidos también tienden a ser quienes fijan las expectativas. En nuestra sociedad extrovertida, ser sociable se considera normal y por lo tanto deseable. Es una marca de felicidad, confianza, liderazgo, los extrovertidos son vistos como personas vibrantes, cariñosos y empáticos. Decirle a una persona que tiene "don de gentes" se condidera un cumplido, por contra los introvertidos son descritos como "solitarios", "reservados", "taciturnos", "autónomos", "privados", palabras estrechas y con frecuencia poco generosas.

¿Los introvertidos son arrogantes? Raramente. Quizás esta idea falsa común tiene algo que ver con el hecho de que parece ser que la gente introvertida tiende a ser más intelectual, reflexiva, independiente y sensible que la gente extrovertida. También, probablemente se debe a la falta de interés en la conversación en algunos contextos sociales que muestran los introvertidos, una carencia que los extrovertidos usualmente toman por error como desdén. El introvertido tiende a pensar antes de hablar. Un introvertido no se queja abiertamente con facilidad, es más probable que se aleje de forma silenciosa.

Según el Dr. Hans Eysenck, Jung estaba totalmente en lo cierto cuando afirmaba que la introversión es una manera normal y saludable de vivir para algunos individuos, según su fisiología. Al mismo tiempo, Jung también estaba totalmente en lo cierto cuando observó que por lo menos algunos Introvertidos parecen actuar como negándose a vivir. En verdad, los introvertidos absorben tanta información cada segundo que podría afirmarse que se “embriagan” con información, lo cual es un genuino “sí” a la vida. Sin embargo, el hecho de que los entornos demasiado activos en los que suceden demasiadas cosas puedan hacer que se sientan “abrumados” puede, en apariencia, llevarlos a “negarse” a la vida en dicho contexto, cuando lo que en realidad hacen es simplemente “negarse” a la experiencia de sentirse abrumados.

Además, algunos introvertidos desarrollan una actitud negativa hacia la vida como resultado de un menoscabo y desvalorización constante hacia ellos cuando viven en una cultura que valora y recompensa la Extraversión en desmedro de la introversión. En esto consiste la observación de Elaine Aron en The Highly Sensitive Person (entrada relacionada en el blog)

Lectura recomendada: Tipos de personalidad Myers-Briggs basados en los estudios de C. Jung

Fuentes: psicologia-online, blogs.diariosur, benziger

jueves, 9 de diciembre de 2010

El Informe PISA, ¿quién lidera la educación mundial y española?

"Lo mejor que se puede hacer por un país es mejorar su educación" [Bill Gates]

Este martes salía el informe PISA 2009 elaborado por la OCDE. PISA el acrónimo de “Programme for International Student Assessment” o programa para la evaluación internacional de estudiantes y que lleva ya realizándose en varias oleadas. PISA intenta medir el rendimiento de los alumnos de 15 años es áreas clave como lectura, matemáticas y ciencias. Se busca tener una muestra representativa de estudiantes en cada país y así poder comparar las habilidades que suministra cada sistema educativo.

Y los resultados demuestran que no existen adolescentes mejor educados que los del Extremo Oriente, región que sitúa a cinco países entre los 10 lugares del mundo donde los jóvenes aprovechan más su educación. Los sistemas educativos de Oriente carburan mejor que los de Occidente con honrosas excepciones como Finlandia, Holanda o Canadá. Entre los estados europeos, el país nórdico juega aún en otra división. Sigue al frente de todos los indicadores del Viejo Continente.




El informe arroja conclusiones interesantes. Por ejemplo, que la calidad de la educación no guarda relación con el grado de prosperidad de los países. La renta per cápita de Shanghai está muy por debajo de la de países como España o Portugal. Y sin embargo los supera por goleada en todos los indicadores (el 26.6 por ciento de los estudiantes de Shànghǎi llegan al nivel 6 (el más alto) de habilidades matemáticas).

También cabe decir que tienen mejores indicadores los países con sistemas educativos más igualitarios: naciones como Corea o Finlandia presentan la menor variación entre los resultados de sus estudiantes. Y que son muchos los países que no logran crear una elite lo suficientemente grande: hay 16 territorios en los que sólo un 1% de los jóvenes logra la máxima calificación en el índice de comprensión lectora.

Destacan negativamente los resultados cosechados por los países de América Latina, el país mejor ubicado fue Chile, en el puesto 44º, seguido por Uruguay, en el 47º. Entre 2000 y 2009, Argentina cayó de 418 a 398 puntos. Y Perú está a dos lugares de la última posición entre los países evaluados.

Se podría decir además que los índices de lectura de las chicas son mejores que los de los chicos en todos los países. En cambio, ellos son mejores que ellas en matemáticas aunque la diferencia es menor en este aspecto. Más significativas son las diferencias entre los países. A un joven de Kirguizistán y a uno de Shanghai les separa una brecha educativa que equivale a seis cursos escolares.

Veamos con detalle los resultados de cada uno de los apartados evaluados comenzando con la competencia lectora





¿Qué sucede en España?

Los nuevos resultados indican que la educación española está estancada desde hace diez años. No progresamos. Continuamos ligeramente por debajo de la media de la OCDE en las tres competencias medidas: comprensión lectora, conocimientos matemáticos y conocimientos científicos.

Dos datos deben preocuparnos. El primero es el índice de fracaso escolar en España. La OCDE había fijado como objetivo para 2010 una tasa del 10%, pero nosotros superamos el 30. El segundo, revelado por el reciente PISA, es que el número de alumnos españoles muy competentes no llega a la mitad de los promedios OCDE. Es decir, fracasamos también en excelencia.

El porcentaje de alumnos en los niveles 5 y 6, que corresponden a los rendimientos más elevados, es del 3%, frente al 8% del promedio OCDE. Es ahí, precisamente, donde se produce la mayor diferencia con la OCDE. El sistema educativo español busca la uniformidad, focaliza esfuerzos en la ayuda a las capacidades más modestas, pero no trabaja lo suficiente con los mejores de la clase, que en muchos casos acaban bajando los brazos ante la política de «café para todos» y la falta de reconocimiento del esfuerzo.



Nuestro sistema educativo prácticamente proscribe la excelencia: a partir del percentil 75 (es decir, si comparamos los resultados del 25% de los mejores alumnos de cada país) ya somos el último país de Europa, mientras que nuestro percentil 95 roza el ridículo. En España el sistema se creó con una idea de que todos somos iguales y que nuestras capacidades son las mismas, premisa errónea; somos diferentes, lo que el Estado debería hacer es dar las mismas oportunidades a todos. Lo que no tiene sentido es que alumnos alumnos sin ningún interés por el estudio dinamiten clases que no van con ellos porque se presupone que todo el mundo debe ir a la Universidad. Nuestro sistema educativo tiene desde hace décadas una traba importante, el ritmo lo marca el más lento de la clase, el alumno inteligente tiene que adaptarse a ese nivel.

La equidad educativa española consta de tres elementos: primero que ningún alumno quede por debajo de un mínimo; segundo que las circunstancias de los alumnos (especialmente las que no se pueden cambiar: sexo, raza, lugar de nacimiento, lengua materna…) no influyan gravemente en sus resultados educativos; y tercero que un alumno con capacidad e interés pueda llegar hasta donde él quiera. En el primer caso lo hacemos regular, en el tercero muy mal.

Para los buenos estudiantes la presencia masiva de repetidores destruye el ambiente de estudio necesario para que aprendan. Y este es otro dato más, también asombroso, del último informe de PISA 2009- España tiene una de las mayores tasas de disrupción del aprendizaje por las interrupciones de los alumnos. El siguiente gráfico muestra la proporción de alumnos que se encuentran en colegios públicos en los que los propios profesores consideran que el aprendizaje se ve muy afectado por las interrupciones en clase.





Las referencias internacionales de la excelencia llegan de lejos. Japón incluye un 13% de sus escolares de 15 años en los niveles 5 y 6 en comprensión lectora; Finlandia llega al 22% de alumnos de excelencia en competencia matemática, y Alemania, mete un 13% de sus escolares en niveles 5 y 6 de competencia científica.

En cuanto al nivel educativo de los padres, un alumno cuyos padres no hayan pasado de los estudios de Primaria sacó en las pruebas PISA una media de 407 puntos. Otro alumno con padres que hayan accedido a estudios superiores sacó de media 504 puntos. Cien más. Los alumnos con padres que hayan cursado la ESO o similar se quedaron en 455 puntos, y los que tengan padres con estudios secundarios posobligatorios (Bachillerato y FP), lograron 479. Las estadísticas lo dejan claro: el grado de formación y estudios de padre y madre influyen en los conocimientos que tienen sus hijos cuando llegan a los 15 años, la edad en la que PISA hace el chequeo.



El grado de formación de los padres es uno de los indicadores estadísticos de rango social, económico y cultural del alumnado español (ESCS). Hay otros, como la ocupación laboral paterna y materna. La media de puntuación del alumno con padres con baja cualificación laboral es de 455; la de los alumnos con padres con alta cualificación profesional alcanza los 512.

Otro dato que la OCDE tiene en cuenta es el número de libros que hay en cada hogar. El nivel mínimo es de 0 a 10 volúmenes, y el nivel máximo se alcanza a partir de los 500 libros. La puntuación media del alumno con nivel mínimo de libros en el hogar llega a los 402 puntos, y la de los alumnos con nivel máximo se cifró en los 526. Nada menos que 124 puntos de diferencia, lo que la OCDE calcula como «casi dos niveles de rendimiento». Y es que aunque el sistema educativo uniformice, el entorno familiar cuenta, más de lo que se cree. Variables como el nivel de formación de los padres, su ocupación profesional, el número de libros en el hogar o los recursos domésticos favorables al estudio determinan el éxito escolar en mayor medida que otros aspectos como el tipo de centro educativo, la repetición de curso o la comunidad autónoma donde se viva.



Nuestro estancamiento no se debe a razones económicas. Debería afrontarse como un fracaso cultural que la sociedad debe resolver. La educación de una nación, al igual que la salud, es resultado de múltiples agentes y de numerosos factores.

Evaluación General de Diagnóstico

La Evaluación General de Diagnóstico (EGD) es una evaluación de carácter nacional, coordinada por las administraciones autonómicas y cuya realización está prevista en la Ley Orgánica de Educación. Permite obtener datos representativos tanto de los alumnos y de los centros de las Comunidades Autónomas como del conjunto del Estado. Esta evaluación versa sobre las competencias básicas del currículo y se realiza en 4º curso de Educación Primaria.

El Informe PISA y la Evaluación General de Diagnóstico no son comparables entre sí ya que emplean escalas y muestras distintas. Otra diferencia importante respecto a PISA es que en este caso, el Ministerio ha evaluado a alumnos de 9 y 10 años (4º de Primaria), mientras la OCDE evalúa a alumnos de 15 años. Por lo demás, ambas pruebas evalúan competencias y no conocimientos propiamente dichos. En este caso, en las áreas Lingüística, Matemática, Conocimiento e Interacción con el Mundo Físico (Ciencias Naturales) y Competencia Social y Ciudadana.



Una vez examinadas las diferencias, se puede decir que los datos confirman los del informe de la OCDE. En este sentido, los rankings que se obtienen de una y otra prueba son significativamente parecidos. Además, se puede decir que hay un importante componente geográfico e histórico en los resultados.

De los datos se extrae que el ranking de resultados y su homogeneidad coinciden. Es decir, que las comunidades con mejores sistemas educativos son también las que presentan menos desigualdades (o las más equitativas). Una de las conclusiones de este fenómeno es que una mayor exigencia y calidad de la Educación no conducen a dejar más alumnos rezagados. Por contra, las comunidades con peores resultados son las más desiguales.

Otra consideración es la que se refiere al gasto educativo. Es cierto que influye positivamente pero hasta un cierto umbral a partir del cual otros factores como la competencia, la realización y publicación de pruebas externas, las horas lectivas y la autonomía de los centros empiezan a ser más relevantes. Por ello, los países de la OCDE líderes en Educación como Finlandia, Corea o Australia, también se encuentran en los puestos intermedios en gasto público educativo.



Las comunidades que encabezan el ranking en cada competencia son siempre las mismas siete (La Rioja, Asturias, Castilla y León, Aragón, Madrid, Navarra y Cantabria). Todas estas regiones obtienen más de 515 puntos en todas las áreas. Esta estabilidad en los resultados indica que el buen nivel educativo de algunas comunidades en un área no se produce a costa de dejar otra área desasistida; y es un indicador más de la fiabilidad de la prueba, ya que unos rendimientos muy desiguales entre materias hubieran puesto en duda el diseño de la evaluación. El grupo de cabeza está liderado por La Rioja, lo que ratifica los resultados del último Informe PISA que la destacaba como la comunidad con mejor calidad educativa. En este grupo se encuentran Castilla y León y Aragón, en tercer y cuarto lugar. Junto a ellas emergen Asturias y Madrid.




Fuentes: elmundo, blogdelifie, abc, magisnet, francisthemulenews , fedeablogs

martes, 7 de diciembre de 2010

Carl Sagan y ese pequeño punto azúl pálido

Carl Sagan fue un popular astrónomo, astrobiólogo y un apasionado divulgador científico. La claridad y sensibilidad de Carl Sagan para poner la ciencia en la palma de nuestras manos es única, y su mente ha sido sin duda una de las más lúcidas que ha dado la humanidad, uno de los divulgadores de la ciencia más grande de todos los tiempos, un ejemplo de lo que debe ser un verdadero científico.

No puedo dejar de compartir uno de los más bellos e inspiradores videos de Carl Sagan, en el cual se puede apreciar su innegable pasión por la enseñanza de la ciencia, por la búsqueda de motivar e inspirar a todos aquellos que se dispusieran a escucharlo, y por demostrar que la ciencia no es una disciplina fría y ajena a nosotros, sino que puede ser hermosa, repleta de poesía, metafórica y literalmente.

Un vídeo que quizás debería difundirse en todas las escuelas del mundo en el que Carl Sagan reflexiona sobre la pequeñez de la especie humana y su relación con el planeta, con una inspiración llena de sabiduría y humildad.



"Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es casa. Eso es nosotros. En él se encuentra todo aquel que amas, todo aquel que conoces, todo aquel del que has oído hablar, cada ser humano que existió, vivió sus vidas. La suma de nuestra alegría y sufrimiento, miles de confiadas religiones, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de la civilización, cada rey y cada campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, cada esperanzado niño, inventor y explorador, cada maestro de moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie vivió ahí – en una mota de polvo suspendida en un rayo de luz del sol.

La Tierra es un muy pequeño escenario en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades visitadas por los habitantes de una esquina de ese pixel para los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina; lo frecuente de sus incomprensiones, lo ávidos de matarse unos a otros, lo ferviente de su odio. Nuestras posturas, nuestra imaginada auto-importancia, la ilusión de que tenemos una posición privilegiada en el Universo, son desafiadas por este punto de luz pálida.




Nuestro planeta es una mota solitaria de luz en la gran envolvente oscuridad cósmica. En nuestra oscuridad, en toda esta vastedad, no hay ni un indicio de que la ayuda llegará desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos.

La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar, aún no. Nos guste o no, en este momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad y construcción de carácter. Quizá no hay mejor demostración de la tontería de los prejuicios humanos que esta imagen distante de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amablemente, y de preservar el pálido punto azul, el único hogar que jamás hemos conocido.”


El doctor Sagan fue un adelantado a su época, y transmitió a toda una generación de jóvenes una pasión natural por la divulgación científica, y por su magistral habilidad de enseñar una amplia diversidad de temas científicos como si de la más bella poesía se tratasen.

Nos demostró que la ciencia es el mejor método que tenemos para conocer el mundo y el universo en el que vivimos ya que no se conforma con explicaciones simplistas o egocéntricas, sino que siempre seguirá profundizando hasta encontrar verdades que se ajusten cada vez más a la realidad. Esa ciencia que se encarga de salvar millones de vidas a diario, a través de la investigación, mejora y perfección de las técnicas y medicamentos utilizados y ha triplicado la expectativa de vida de toda la raza humana, al mismo tiempo que ha mejorado inmensamente la calidad de vida. La que nos permitió descubrir mundos invisibles a simple vista, microscópicos, y a través del entendimiento de esos mundos combatir males y enfermedades. La que permite la comunicación actual entre personas, a través de medios tan útiles y a la vez tan complejos como Internet. La que genera el desarrollo de todas las tecnologías de las cuales dependemos hoy en día, desde los medios de transporte hasta el consumo de alimentos procesados. La que nos ha permitido visitar otros mundos vecinos y maravillarnos con lo que descubrimos acerca de estos. Y también la que nos permitió desentrañar el código genético que subyace en cada uno de nosotros y descubrir de esta forma el lazo que compartimos con todos los seres vivos de nuestro planeta.

A algunas personas se les tendría que permitir vivir dos o tres vidas, porque con una sola no es suficiente para que brinden al mundo todo lo que tienen por dar. Carl Sagan debería haber sido una de esas personas; con él perdimos uno de los más preciosos tesoros del mundo científico.





“Me gustaría creer que cuando muera seguiré viviendo, que alguna parte de mí continuará pensando, sintiendo y recordando. Sin embargo, a pesar de lo mucho que quisiera creerlo y de las antiguas tradiciones culturales de todo el mundo que afirman la existencia de otra vida, nada me indica que tal aseveración pueda ser algo más que un anhelo. El mundo es tan exquisito, posee tanto amor y tal hondura moral, que no hay motivo para engañarnos con bellas historias respaldadas por escasas evidencias. Me parece mucho mejor mirar cara a cara a la muerte en nuestra vulnerabilidad y agradecer cada día las oportunidades breves y magníficas que brinda la vida, mientras dura.” [Carl Sagan, 1996]

Fuente