viernes, 5 de agosto de 2011

¿Qué es ser normal y qué es ser diferente?


¿Cuál es la línea que separa la rareza de la normalidad?. ¿Existe realmente “lo natural”?



Para explicar este concepto nada más apropiado que utilizar la estadística y el azar. Las matemáticas nos ayudan a entender lo subjetivo de la cuestión, y para ello disponemos de la denominada distribución normal (o curva normal): la distribución simétrica y de forma acampanada que nos indica que la mayoría de los sujetos (u objetos) de una población determinada no se aparta mucho de la media: en la medida en que los sujetos se van apartando más de la media (porque se pasan o porque no llegan) van siendo cada vez menos numerosos. Si se repite una experiencia un gran número de veces, los resultados tienden a agruparse simétricamente en torno a un valor medio. Cuantas más veces se repita la experiencia más se acercan los resultados a una curva ideal.

Si representamos esta distribución mediante un histograma simplificado, tendríamos algo así



Lo primero que debemos captar es que la distribución normal nos remite a nuestra propia experiencia. Si nos fijamos en la  estatura  de la gente que nos encontramos por la calle, vemos que la mayoría de la gente es de estatura normal, y aquí llamamos normal a lo más frecuente; de hecho si vemos a alguien que se aparta mucho de la media (de lo habitual) no pasa desapercibido y nos llama la atención. Cuando decimos que alguien es muy abierto y sociable, lo que queremos decir es que es más abierto y sociable de lo que es normal, de lo que solemos encontrar habitualmente, de la misma manera que decimos que una persona es muy callada cuando habla mucho menos que la mayoría de la gente. 

Casi sin darnos cuenta estamos haciendo juicios relativos a lo que es normal encontrar en la generalidad de las personas: el mucho y el poco, o el muy, sobre todo aplicados a las características de las personas, dependen de lo que es más frecuente encontrar en nuestro medio. Si el muy abunda mucho, deja de ser muy para pasar a ser normal o frecuente y ya no merece el muy que solemos reservar para lo excepcional que viene a ser lo raro o infrecuente. 

Estos juicios, y esta distribución normal, son relativos a cada población: un pigmeo de una estatura normal, cercana a la media de su población y muy frecuente en su propio grupo, pasa a ser muy bajito y excepcional si lo incluimos en una población de escandinavos: se aparta  mucho de la media de esa población y será muy difícil encontrar un escandinavo con esa estatura. Sin embargo ese pigmeo tiene una estatura normal, que no se aparta mucho de la estatura media de su grupo. En ambos grupos, escandinavos y pigmeos, encontraremos una distribución normal en estatura, aunque las medias de los dos grupos sean muy distintas.



La  distribución normal que representamos mediante la curva normal, es un  modelo matemático teórico al que de hecho tienden a aproximarse las distribuciones que encontramos en la práctica: estadísticas biológicas, datos antropométricos, sociales y económicos, mediciones psicológicas y educacionales, errores de observación, etc.  ¿Quién diría que una curva exponencial, simétrica, y con forma rara podría describir (siempre aproximadamente) casos tan variados como caracteres morfológicos, psicológicos, de consumo y distribuciones de probabilidades?

¿Dentro o fuera de la campana?

Tras ese primer enfoque puramente estadístico profundicemos algo más en la cuestión, ¿existe realmente “lo natural”? ¿lo natural es sólo una media estadística de procesos históricos exitosos? ¿si existiera “lo natural”, qué pasa entonces con lo que no es natural? ¿Quién podría juzgar a ciencia cierta sobre lo que es natural y lo que no?

Sobre el primer cuestionamiento de más arriba podemos interpretar a “lo normal” como una aproximación hacia lo natural, considerando lo normal como la media estadística del registro histórico de los sucesos. Esto implica una simetría alrededor de esa media y una campana de Gauss que descarta toda posibilidad de eventos no contemplados ni siquiera como raros. Un tsunami es un fenómeno raro pero además es un fenómeno fortuito que trae impredecibles consecuencias. Un tsunami es un fenómeno natural pese a no ser “normal” porque escapa a la campana de Gauss que es la que define las simetrías y la normalidad de los sucesos.

¿Pero qué quiere decir ser raro? Según el criterio que adoptamos nadie se salva de la quema, lo que sucede es que unos ejercen y otros no. En nuestra vida privada podemos encontrar nuestro espacio en el que somos raros, o mejor dicho en el que "somos como somos". Ser raro, en definitiva, significa apartarse de una cierta norma establecida, escrita o no. Pero, ¿qué tiene esto que ver con la campana de Gauss? Pues mucho. En matemáticas este concepto de norma está muy bien definido y tiene relación directa con la distribución normal de la que hablábamos antes: cuanto más cerca te sitúas del centro de la campana, más normal eres. En el sentido matemático, literal y coloquial. Aquí la forma de la campana tiene su importancia: cuanto más estrecha, menos gente rara hay. 


Por otro lado, también es cierto que sin campana no habría convivencia. Hay quien argumenta que ser normal, es sobre todo una forma de convivir con los demás. No significa solamente seguir la norma como un esclavo sin cerebro sino que significa adquirir un estatus frente a los demás y crear un sistema de confianza generalizada. La normalidad reduce considerablemente la presión cognitiva que ejercemos sobre los demás. Por eso el desfase cultural que muchas personas experimentan en entornos sociales nuevos o desconocidos es un fenómeno tan constante y bien documentado. En esencia, se trata de una acumulación de ansiedad y frustración causada por la pérdida de pautas sociales habituales. Una gran parte de esta tensión se debe a no saber distinguir lo “normal” de lo “anormal”. Saludar, ceder el paso, respetar las normas, usar los cubiertos para comer…  Todos esos gestos son actos simbólicos que cumplen una función social importante: es la forma de ganarse la confianza de los demás. 

La campana sirve para definir qué se considera normal y que no. En algunos casos dicha conducta puede ser síntoma de algún tipo de patología. Cuando alguien deja sus zapatos en el frigorífico de su casa podemos sospechar que aparecen los primeros signos de Alzheimer. Y aquí entraríamos en un asunto sumamente espinoso. Cuando hablamos de enfermedades, diagnósticos y tratamientos, una enorme campana de Gauss pende sobre nuestras cabezas. Las colas de esta campana están ocupadas por las enfermedades que actualmente se denominan “raras”. La medicina y especialmente la industria farmacéutica, no suelen emplear demasiados recursos en la investigación de este tipo de enfermedades.

Gente rara

Imaginemos, por ejemplo, a una persona seria, adulta de probada inteligencia y renombre social que en una reunión decide utilizar como atacapipas el dedo de la damisela que está sentada a su lado. Esto cuentan que hizo Isaac Newton en una reunión de sociedad. Y es que Sir Newton era un tipo mucho más raro de lo que la gente se piensa. Éste es un tipo de rareza un tanto escandalosa. Otras, como la de John Napier, creador de los logaritmos, son más de cara a la galería. Napier tenía fama de hechicero y recibía a la gente a las puertas de su castillo, vestido con una capa negra y un cuervo posado en su hombro derecho. Otras rarezas tienen un carácter más privado, como por ejemplo las de Ramanujan, uno de los matemáticos más importantes de su época y el más importante de la historia de India, que siempre hacía sus descubrimientos en sueños. Al despertar se levantaba precipitadamente de la cama y escribía un montón de fórmulas -la mayoría ciertas- que luego se veía incapaz de demostrar. Otra de sus rarezas era que siempre se preparaba él mismo la comida pero, curiosamente, no lo hacía nunca si antes no se había puesto el pijama. Algunas pueden ser más peligrosas y afectar directamente a la integridad física de las personas, como era el caso de Kurt Godel, famoso por su teorema de incompletitud. Godel estaba obsesionado con la idea de que querían envenenarle. Su mujer Adele le preparaba siempre las comidas y las probaba antes de que él las comiera. La cosa iba en serio porque, cuando ella murió, él ya no volvió a probar bocado y murió de inanición.



Estos son sólo algunos ejemplos de matemáticos cogidos un tanto al azar, pero el abanico de gente rara se puede hacer extensivo a todas las ramas de la ciencia o las artes en las que se incluyan unos cuantos genios. Pero que nadie se lleve a engaño, no hace falta ser un genio para ser raro, y esa rareza no sólo se puede manifestar en el ámbito de una manía anecdótica, sino también, y más importante, en infinidad de rasgos humanos de todo tipo.

Quien se sale del promedio puede hacerlo por defecto y por exceso, y si nos centramos en estos últimos tenemos que los individuos más talentosos para una determinada actividad o más dotados en según qué rasgos serían una minoría excepcional desde el punto de vista estadístico, y por tanto difíciles de encontrar, es decir, estaríamos en un escenario en el que los más raros serían los mejores. Esos individuos que se salen del promedio son imprescindibles en la historia de nuestra humanidad y la evolución ha favorecido que sigan existiendo.


Curiosamente para salir del promedio, en realidad, no hace falta ser un genio o un loco, basta con ser simplemente un niño. De forma natural los niños se sitúan siempre en los extremos de la campana, motivo por el que tantas veces nos parecen tan geniales. Bertrand Russell dice en su biografía que su educación finalizó a los doce años, momento en que entró en la escuela. Y es que, entre otras cosas, una de las funciones de la educación infantil es la de meter al máximo número posible de niños dentro de la campana. 

Es una jugada tan arriesgada como inevitable. Se suele hacer de manera sutil. Para ello, hay establecidos una serie de programas curriculares sobre los que hay un amplio consenso para enseñar a los niños una enorme cantidad de cosas con objetivo de tenerlos durante un montón de horas en recintos cerrados, paso previo imprescindible para arrastrarlos poco a poco hacia el centro de la curva de distribución normal. 

Ser diferente, ser distinto, ¿qué significa ser distinto? 

Ahora valoremos el tema en vez de desde una perspectiva estadística, desde un prisma más reflexivo o filosófico. Como anteriormente hemos explicado, podemos pensar que lo normal es lo que hace mayoritariamente la gente, al menos estadísticamente. La sociedad está acostumbrada a calificarlo todo. Una tendencia, una moda, un grupo de personas, una forma de vestir, una forma de vivir. Todos son categorías y subcategorías. Y si una categoría se sale de lo normal rápidamente se le pone nombre. Parece ser que todo tiene que estar catalogado. Y una vez archivado de tal forma, los seguidores de esta tendencia o de esa moda pasan a ser iguales a lo clasificado. Con lo cual dejan de ser distintos. 

Con frecuencia se critican comportamientos, actitudes, opiniones, que no entran dentro de lo que se considera ‘normal’. Pero antes de opinar o criticar se debería preguntar:  ¿qué es ser normal y qué ser diferente?. Los conceptos de normal y raro son muy relativos, si nos centramos en las conductas y los comportamientos, ¿lo que realiza una mayoría de gente tiene necesariamente que ser lo más apropiado o normal?, ¿quién está en disposición de definir qué es o qué no es raro?, ¿quién no se sale de los tópicos o se comporta de forma diferente a la mayoría en al menos una faceta de su personalidad?, ¿quién no se ha sentido alguna vez diferente al resto o "raro" en algo? Dentro de lo más profundo de nosotros, todos nos concebimos diferentes, todos nos vemos especiales, ni mejor que otros, diferentes. Solo que a veces lo ocultamos como un secreto bien guardado, con temor a que lo descubran y nos traten de forma “diferente”.



Quizás tengas la sensación de que si últimamente no has leído la trilogía Millenium, acudido a una actuación del Circo del Sol o bebido ginebra con tónica, estás muy cerca de ser un paria social para una gran mayoría. El nuevo paso es la obligación de hacerse con ese algo a riesgo de ser excluido de la adorada masa y su rango establecido de normalidad. Así, comprar un libro descatalogado, ir a ver una película con subtítulos o no tomar alcohol pasa por la bifurcación y etiqueta de lo esnob o el frikismo (se le califica como raro por el simple hecho de que le gusten cosas que no gustan a la mayoría). 

Muchos optan, erróneamente a mi entender, por fingir ser quien no se es -realizando actividades y elecciones no les llenan- para así ganar aceptación social. Pero debemos tener en cuenta que las cosas que consideramos normales no existen. Al igual que no existen las cosas diferentes. Son creación nuestra o de nuestra sociedad. Son razonamientos completamente culturales, educacionales. Todo lo que alcanzamos a ver no es sino el principio de algo. El ejemplo del iceberg serviría, pero para muchas personas lo poco que se puede ver de ellas es lo que consideran importante. Las personas en general ven lo que quieren ver, oyen lo quieren oír y dicen lo que consideran oportuno decir.

Si abriéramos nuestra mente y viésemos las cosas desde varios puntos de vista romperíamos con ese paradigma de lo ‘normal’ y lo ‘diferente’. Nos daríamos cuenta de que lo normal son sólo líneas imaginarias impuestas por las personas. Estas líneas delimitan un rango y todo lo que está situado fuera de ellas o más allá de sus límites es diferente.


Quizás la mejor sugerencia que puede realizarse, es no preocuparse acerca de las rarezas o las normalidades, sino preocuparse en hacer lo que nos permite sentirnos mejor y vivir de acuerdo a nuestras convicciones y lo que mejor se amolde a nuestra forma de ser y objetivos personales. Si nos hace feliz una forma concreta de ser y no se daña a nadie con ello, aunque eso sea percibido como raro externamente porque se sale de la norma, es buena política conservar esa conducta.

Cuando lo normal es lo diferente

Pensemos que la palabra normal según la DRAE, se define como aquella “que no produce extrañeza, que es general, mayoritaria, que ocurre siempre o habitualmente”. Ya partiendo de esta premisa, se puede concluir que si normal es lo que ocurre habitualmente se puede considerar como “normal” la discriminación, la exclusión e incluso el mal uso del poder y así podríamos continuar con una lista interminable de rasgos y actitudes poco recomendables. En dicha definición también se equipara lo normal a lógico, es decir, se queda fuera la diferencia, “la cualidad o aspecto por el cual una persona se distingue de la otra, la variedad”. No podemos olvidar que el miedo que se siente hacia lo desconocido lleva al ser humano a apartarse, a parapetarse en lo propio y calificar lo de los demás como extraño, como raro, descartable, anormal. Se desprecia lo que se desconoce y se enroca en fuentes propias que ratifican sus creencias. Tiende a censurarse a cualquier persona que plantea ideas nuevas, que es capaz de dar nuevos usos a las cosas o que muestra esperanzas en proyectos que para la mayoría parecen absurdos. Es como si de algún modo no se nos permitiera soñar, luchar o innovar, como si salirse de “lo que todo el mundo hace, o piensa” fuera cuanto menos estúpido o una mera fantasía. La ambición y las ganas de pensar y, por qué no, la necesidad, nos hará ser diferentes. La autocomplacencia nos hunde en la normalidad, esa normalidad que para muchos significa refugio. 



Pero el estar generando acciones sin abrir la mente y las expectativas, lo único que va a generar es que nos quedemos atrapados en este paradigma social. Siempre seguiremos haciendo lo mismo y eso no va a generar novedades que aportar a la sociedad. La diferencia aporta diversidad y la diversidad es necesaria e imprescindible en toda sociedad.

Por todo lo comentado con anterioridad querría dejar como ejercicio de reflexión acerca del post la siguiente pregunta. ¿Y si lo preferible fuese la normalidad de lo diferente, la variedad de lo inhabitual, la sorpresa y la más amplia gama posible de sabores, sonidos y formas de vida y ocio? 

Fuentes: Elaboración propia, upcomillaslostinbergenileonbelenpdprado, ensilicio

19 comentarios :

  1. Acabo de leer tu artículo sobre el mapa genético Europeo y he seguido echando un vistazo a tu blog. Tengo que darte la enhorabuena porque me parece que los temas que tratas son excelentes, así como la forma de hacerlo. De hecho creo que a todos los que estamos cerca de la ciencia nos interesan muchísimo este tipo de temas.

    Un saludo. Sigue así.

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  2. Pues muchas gracias, agradezco esas palabras. Trataré de mantener el nivel en el futuro, tanto por mi propia exigencia como para todos los que me leéis y me lo hacéis saber.

    Un saludo

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  3. gracias por esta informacion me ha ayudado mucho exitos en tus nuevos temas... ;)

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  4. Q onda! Mi nombre es José Luis soy Mexicano y pues la verdad estube leyendo algunos de tus articulos, entre los que están los dos recientes de este año y el principal que me gusto mucho es el de "El modelo escandinavo de bienestar" ambos me han hecho reflexionar sobre posibles ideas y respuestas a problemas contemporáneos de muchos paises como el mio México y los diferentes procesos sociales que atraviesa. Spy estudiante de Trabajo Social y creo que articulos como los tuyos podrán servir para muchas personas más. Una felicitación por tus articupos y también un saludo desde México. Espero poder charlar después sobre diversos temas y poder leer algunos más de tus articulos.

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  5. Muchas gracias José Luis, para mí es un placer que os resulten interesantes los temas que planteo y desarrollo y en este caso particular tenerte como lector.

    Para cualquier comentario o incluso sugerencia sobre temas a tratar no dudes en contactar conmigo.

    Un saludo

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  6. hola, mi nombre es santiago y recien termine d leer esto y me parecio excesivamente sorprendente, me gusta la redaccion y ademas d q los temas sean serios.. la verdad es muy bueno tu blog...me encanto!!!

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  7. Yo también he quedado boquiabierto por la forma en que transmites las ideas, es una especie de concatenación de la ciencia con el día a día, y todo explicado de forma muy amena y comprensible.
    Ánimo y muchas ideas, pues lectores no te faltarán, creo que toda la "campana" será tuya.

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    1. Muy amable Raúl, ésa es la idea, creo que sin necesidad de perder el rigor siempre se pueden explicar o exponer los temas de forma amena y tratando de facilitar su comprensión. Unas veces se logrará mejor que otras, pero ésa es mi intención.

      Un saludo

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  8. ES RACIONAL TU COMENTARIO,PERO AUNQUE TIENE FUNDAMENTOS CULTURALES DIFICILMENTE SE PUEDE INTRODUCIR LA MORAL EN LA "CAMPANA"

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  9. Me gusto mucho tu blog, ya que me encuentro respondiendo unas preguntas de prueba. La próxima semana tendré que rendir exámenes y el tema es super amplio, no deseo pasar por alto nada. Gracias por tu aporte tremendamentE bueno.
    Gloria

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  10. Me encantó tu explicación...sencilla..clara... amena..facil de comprenderla..Gracias...

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  11. Hola!, esta muy bien tu articulo, muy interesante. Estaba buscando una respuesta, y definitivamente leer esto me ayudo mucho, gracias:)

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  12. Hace como un par de semanas envié un comentario, pero creo que mi celular no lo logró enviar. Como lo tenía aún en las notas de mi cel, volvi por aquí y lo copié y pegué (con algunas añadiduras). Asi que si este comentario logra enviarse, le pido al administrador del blog que borre el anterior y deje solo este ultimo. Gracias. Bueno, voy a mi comentario:

    Me parecen muy interesantes los puntos de vista de este post...

    Y como bien dicen por ahi, que cuando un pobre o alguien que no consideran especial, hace algo extraño y fuera de lo común, es un simple loco. Pero cuando quien hace algo asi es un rico, millonario, o una celebridad, entonces le llaman "excéntrico" (porque a la gente, esa le parece una manera de nombrarlos "con estilo").
    Parece que en nuestra sociedad, la riqueza o la posición privilegiada de algunos les da la "licencia social" para hacer cosas extrañas, sin ser rechazados por eso.

    Pienso que, tanto el simple como el célebre, tanto el pobre como el rico, todos podrían, por igual, llamarse excéntricos (que no significa más que "fuera del centro"), precisamente, porque todos ellos se salen del patrón común (o de la campana).

    Solo que la gente soporta, o al menos, sobrelleva el hecho de que un rico o una celebridad actúe de manera extraña o fuera de lo común; pero no están dispuestos a soportar que eso lo haga un pobre o alguien de clase media estándar, o alguien que, ante la gente, no tenga nada de "especial", como para aguantarle cosas así.

    En esa misma línea, cuando alguien le habla a Dios, la sociedad acepta que está orando. Pero si esa misma persona nos dice que Dios le habló, entonces se le tilda de esquizofrénica. Es q la gente juzga las cosas solo desde su propia perspectiva.


    Me parece ilógico q la gente piense q un simple mortal puede hablarle a Dios; pero que no puedan creer q ese mismo Dios todopoderoso e inmortal pueda hablarle al hombre.

    Pienso además que lo importante de ser diferente y de hacer cosas diferentes, es que, eso diferente, sea precisamente lo correcto. En mi concepro, si agrado a Dios, no importa a quien yo le desagrade. Y si desagrado a Dios, de nada vale a cuántos le agrade. Me importa más lo que Dios piensa de mi, que lo que la gente pueda pensar de mi persona. Hay q atreverse a ser diferentes, si es para bien.

    Los dejo con esta cita, que Dios le dijo al profeta Jeremias: "...Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos". (Jeremias 15:19).
    O sea, que si estamos en lo correcto, aunque seamos minoría, no tenemos por qué cambiar, para ser uniformes con la mayoria, solo porque procuramos poder agradarles. Mejor, que ellos cambien, para ser como nosotros. Y si no quieren, ya esa sería su elección.

    Sea que estemos dentro o fuera de la mecionada "campana", somos todos especiales y únicos . Por lo cual, seamos siempre auténticos, siempre nosotros mismos; y seamos felices con ello.
    Gracias y saludos!

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  13. MUY BUENO ,dices que si hay algo natural o no se como lo has escrito exactamente y todo es natural al menos producto de la naturaleza , la humanidad es el producto mas raro creado por la naturaleza, claramente nos salimos del catalogo.Es muy necesario hacer normal nuestras diferencias entre ya seres raros en comparación con las otras especies del planeta pero ¿como? no puedo quedarme solo en la teoría de lo idílico, un pasito más a riesgo de molestar a personas religiosas. Como persona pensante creo que el primer paso es mirarnos todos en el mismo plano horizontal ,con los pies en el suelo, y aceptarnos como terrícolas y respetarnos como seres que están vivos en el suelo y que nuestra obligación moral es cuidarnos los unos a los otros ,¿si no que sentido tiene vivir en sociedad ? cuando seamos capaces dejar a dios como una ecuación que cada uno puede resolver, pero ,sugiero solamente en el espacio no terrenal.Todos sabemos lo que es moralmente justo y lo justo es que seamos libres entre todos sin imponer cuestiones no terrenales que nos separan de milenio en milenio.Pensad que no es una ley, mi idea es solo eso una idea ,para entendernos en el suelo . La diferencia más fácil de empezar a realizar por que no riñe con las creencias espirituales de nadie simplemente no deben de separarnos. Pues es mas difícil aceptar las diferencias materialistas en las que se entra en el bucle de "envidia ,odiáis a los ricos por que queréis ser como ellos" y aquí al ser un problema terrestre pues solo decir que solo los animales se rigen por la ley del mas fuerte.El ser humano ,ser pensante ,social,debe auto gestionarse solo con el poder intelectual ¿que nos diferencia de los simios si no?

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  14. Muy buen post, me quedo con lo de Frikismo, "se le califica como raro por el simple hecho de que le gusten cosas que no gustan a la mayoría".
    A quien no le gusta algo "raro"

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  15. Yo era un paciente con VIH-SIDA y lo contraje por engañar a mi esposa. Fue una especie de venganza, pero una semana después un amigo me dijo que la persona con la que engañé tenía el virus del VIH-SIDA y no me lo dijo. Fui tan estúpido por no usar condón que pensé que, dado que era un viejo amigo de la escuela, era digno de confianza. Pero estaba equivocado. Lloré y lloré. Dos días después, recibí una llamada telefónica de mi amigo y me habló de una persona que es conocida por otro amigo, que puede ayudarme. No podía dejar que mi esposa supiera por lo que estaba pasando. Finalmente obtuve su dirección de correo electrónico: oseremenspelltemple@gmail.com y le envié un correo electrónico a este hombre con mi historia y él me respondió de inmediato diciendo que debería estar tranquilo y me dijo que todo estaría bien. No pude aceptar lo que estaba escuchando, pero luego concluí que no importaba porque estaba tan destrozado que solo necesitaba ayuda. Me estaba volviendo loco literalmente. Estaba confundido con lo que me estaba diciendo, pero escuché. Me contó sobre algunos materiales que necesitaba comprar y que necesitaba para lanzar el hechizo y le dije que estaba bien. Le compré los materiales, le envié mi foto y mi hoja de resultado positivo y me respondió que voy a ser negativo en menos de 3 días. Le envío un mensaje cada 2 horas durante 2 días y sabía que él pensaba que estaba loca, pero me importaba que necesitaba un hombro. He aquí, el tercer día que me envió un mensaje, debería hacerme una prueba de que daré negativo. Mi matrimonio podría romperse debido a un error estúpido y mi vida estaba en juego. Recordé cuando iba a recibir los resultados de mi re-prueba. Lo llamé nuevamente y le dije que iba a recibir mis resultados hoy y su respuesta fue “así” y que todo será como él explicó. Yo sabía luego que se estaba cansando de que lo llamara, tal vez estaba equivocado. Bueno, obtuve mis resultados y la primera persona a la que llamé fue a él, de nuevo. Cuando dijo hola, comencé a llorar y a llorar. No podía creerlo. se le dio una segunda oportunidad en la vida. Este hombre es un gran sanador espiritual del VIH / SIDA, su hechizo de curación sobre el sida es muy poderoso .Por favor, hermanos y hermanas, comuníquese con el Dr. Ose oseremenspelltemple@gmail.com
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