Muchas novelas y tratados se han escrito acerca del dinero, sobre su capacidad de corrupción de las personas y, sobre todo, de la clase política. Se nos ha repetido hasta la saciedad que el dinero da la felicidad cuando se es muy pobre, pero si se tiene lo suficiente para vivir ya no lo hace. También sabemos que en el primer mundo vivimos mejor y con mejor salud que Felipe II con todo su imperio. Entonces, ¿por qué perseguimos todos el vil metal?, ¿por qué deseamos un automóvil más potente y caro, pese a que nuestro utilitario nos lleva igualmente y puede también superar la velocidad máxima legal?
Este asunto nos deja un interrogante que da para un estudio científico. Algo así debieron de pensar Christopher Boyce y sus colegas, de la Universidad de Warwick, en Inglaterra, cuando planearon encontrar una respuesta a esta pregunta desde el campo de la psicología. Se centraron en los ingresos, sobre todo el sueldo, de las personas en relación con su percepción de su satisfacción vital, de ser felices o no. Boyce y su equipo no entendían porque los habitantes del primer mundo no son ahora mucho más felices que hace cuarenta años si en ese periodo el crecimiento económico ha proporcionado un incremento sustancial de sus ingresos en promedio. Por ello se basaron en el sueldo, fácil de conocer y cuantificar. Trabajaron con los datos de 12000 británicos adultos, desde 1997 a 2004, de los que conocían sus ingresos y su grado de satisfacción vital.
Según ellos el dinero hace más feliz sólo si mejora el rango social. Además, encontraron que simplemente estar bien pagado no es suficiente. Para proporcionar más felicidad la gente debe percibir que está mejor pagada que los amigos y colegas de trabajo. El dinero sólo hace a la gente más feliz si mejora su estatus social. Para sentirse más a gusto no basta con ganar más dinero que otros, sino que la propia persona debe percibir que está mejor pagada que sus amigos o compañeros de trabajo.
Los investigadores estuvieron buscando explicar por qué la gente de las naciones ricas no son más felices en promedio ahora que hace 40 años, pese a que durante este tiempo .
Chris Boyce, de la Universidad de Warwick, dice lo siguiente: “Nuestro estudio encontró que el rango social de los ingresos del individuo predice muy bien la satisfacción general en la vida, mientras que el monto real de esos ingresos y el promedio de ingresos de los demás aparentemente no tienen ningún efecto. Ganar un millón de libras al año no parece ser suficiente para hacerte feliz si los amigos que conoces ganan dos millones de libras al año.”
El estudio titulado “Money and Happiness: Rank of Income, Not Income, Affects Life Satisfaction” aparece en Psychological Science. Para poder realizarlo los investigadores analizaron datos sobre los ingresos económicos y la satisfacción vital obtenidos con la encuesta British Household Panel Survey (BHPS) durante 7 años, que es una muestra representación longitudinal de familias británicas.
Aunque primero examinaron cómo estaba relacionada la satisfacción en la vida con el dinero que ganaba cada persona, encontraron, sin embargo, que la satisfacción se relacionaba más fuertemente con el rango de los ingresos del individuo si se comparaba con la gente del mismo género, edad, nivel de estudios y del mismo área geográfica. Y esto se da en todas las regiones de donde proceden los 12000 británicos que estamos estudiando, y no influye el sexo, la edad o el nivel de educación.
El resultado explicaría por qué hacer ricos a todos los miembros de una sociedad no necesariamente aumenta la felicidad general, porque solamente tener más ingresos que los demás es lo que realmente importa.
Sin duda el estudio dice mucho sobre la naturaleza humana (y no necesariamente positivo), aunque ya sospechábamos que algo así tenía que haber.
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