domingo, 11 de octubre de 2009

Sobre el trabajo y la felicidad...

El caso del gigante de las telecomunicaciones francés está conmocionando al país vecino. ¿Hasta qué punto las disfunciones y el ambiente de presión en una empresa pueden llevar a 24 personas de una misma firma a quitarse la vida en un mismo país en el plazo de año y medio? A la espera de la auditoría sobre la inquietante ola de suicidios en France Télécom que estará lista a mediados del próximo noviembre, las historias de trabajadores que se han arrojado al vacío o que se han acuchillado el vientre en plena reunión -algunos tras denunciar "la gestión por el terror" de su empresa o tras confesar su incapacidad para "afrontar otra reorganización"- han destapado la existencia de un clima social pésimo, de un malestar mareante y de una gestión organizativa dudosa en el gigante de las telecos.

Todos sabemos lo que las compañías buscan: El beneficio económico y la productividad de sus trabajadores. Pero, ¿qué buscan los trabajadores?

La infelicidad en el trabajo no es un tema menor. Muchas personas manifiestan cuando se les preguntan que son infelices en su trabajo. Las personas infelices con su vida laboral, sin embargo, abundan y el trabajo sin llegar a los casos extremos como los de France Telecom es fuente creciente de insatisfacción, estrés e incluso de problemas de salud. A finales de 2007, la empresa de búsqueda de empleo Monster.es hacía público el resultado de un sondeo realizado entre 10.500 profesionales y aseguraba que 8 de cada 10 se siente insatisfecho de una forma u otra en su trabajo.



En el trabajo todos necesitamos un equilibrio físico (que tiene que ver con las condiciones en las que se realiza -ambientales, clima laboral, condiciones laborales…) y un equilibrio mental (desarrollarlo con interés, encontrando un sentido, sintiendo que tu aportación tiene un sentido en la organización a la que perteneces). En general los más felices son quienes lo hacen por vocación, quienes se identifican con lo que hacen y son capaces de cambiar la realidad; y la vocación es un privilegio al alcance de pocos.

En general, la felicidad en el trabajo, como en la vida, es cuestión de expectativas, de lo que esperes conseguir con él. Aplicado al trabajo y haciendo una analogía con la pirámide de necesidades de Maslow, en la base de la pirámide estarían las necesidades básicas que se identificarían con el mero hecho de tener trabajo e ingresos para cubrir gastos, esto es una condición necesaria pero no suficiente. Puedes tener un buen sueldo, tener tus necesidades cubiertas, pero no ser feliz en el trabajo. Si ni siquiera tienes estas necesidades cubiertas siempre estarás con una sensación de malestar e insatisfacción. Pero cuando se sacian estos menesteres básicos, cuando estan condiciones son buenas entran en juego las necesidades motivacionales, y éstas si que son insaciables, estan en permanente evolución.

Y para saber si somos felices en el trabajo y el porqué lo somos o no lo somos, nos hacemos varias preguntas: ¿me pagan lo suficiente? ¿recibo mis ingresos en función de lo que trabajo o de lo que consigo?. A partir de ahí, entran en juego otras preocupaciones que para muchos empiezan, simplemente, ‘por sentirse querido’, a gusto con el clima laboral y la relación con sus compañeros y superiores, esto para algunas personas es fundamental. Las relaciones y el clima determinan también la felicidad en el trabajo.

Otros se plantean más cuestiones profesionales como: ¿voy hacia donde quiero ir? ¿Recibo apoyos en mi empresa para desarrollarme? ¿Estoy aprendiendo cada vez más en mi entorno laboral? ¿Se me estan presentando oportunidades de aprender cosas nuevas y hacer innovaciones en ella? ¿Aumenta el trabajo que hago en esta compañía mi valor en el mercado laboral? Y otros consideraciones de tipo más personal: ¿soporto el estrés al que me somete esta organización? ¿se me está exigiendo demasiado? ¿realmente estoy preparado para lo que se me exige? ¿Soporto a mi jefe/a? ¿Me ayuda mi jefe/a a “crecer” en mi trabajo desde el punto de vista personal y/o profesional? ¿Coincido con los valores de mi empresa y de mis compañeros? ¿Trabajando en esta empresa puedo tener el estilo de vida que quiero? ¿Procura la empresa que pueda tener también en cuenta otros aspectos de mi vida que me llenan?

La felicidad para una persona es un infierno para otra. Somos todos diferentes, y la misma cosa puede hacer a algunos felices y a otros infelices. Las expectativas que tengas en tu trabajo con las claves para encontrar la felicidad en él, aunque habrá que tener en cuenta que siempre habrá tareas aburridas, gente poco amable y días malos. Es importante elegir una actividad en la que se desarrolle lo que son las cualidades innatas de cada uno y hacerlo concentrando todos nuestros esfuerzos y recursos en ello. En los esquemas corporativos, la felicidad de los empleados debe figurar como objetivo. Esta felicidad pasa por generar el sentimiento de que la gente controla parte de los procesos en que está inmersa –de que lo que uno hace sirve para algo-, y por conjugar todos sus esfuerzos individuales y profesionales en una tarea que desarrolla sus cualidades innatas.

No es el salario lo que nos hace sentirnos mas o menos satisfechos en un trabajo, sino la percepción de justicia, es decir, el sistema de retribución de una compañía debe ser percibido por toda la plantilla como justo y sin ambigüedades. En la percepción de justicia no solo influyen las comparaciones, sino también el volúmen de trabajo del empleado, asi como sus habilidades.

Estado de flujo

El genial psicólogo de nombre impronunciable, Mihaly Csikszentmihalyi, nos presenta un descubrimiento impresionante que denomina flujo. El flujo se presenta como un estado a través del cual la persona encuentra la auténtica identificación con sus puntos fuertes y le hace avanzar en el desarrollo de su personalidad. Sin duda algo que la mayoría de la gente ha sentido alguna vez en su vida pero que nadie lo había explicado de una manera tan magistral.

En su libro Flow, el profesor Mihaly profundiza en el concepto identificando todas aquellas actividades a través de las cuales se puede conseguir el flujo. Una lectura altamente recomendable.

A través de un sencillo diagrama, Mihaly explica con gran claridad el funcionamiento de este proceso.



Imaginemos una persona que quiere empezar a jugar al tenis. En un principio las habilidades son nulas y el desafío es poder hacer lo más básico. La persona que empieza a jugar encontrará el desafío en poder sacar, poner la bola dentro del campo contrario, .... A medida que entrena, sus habilidades mejoran. Se situará así en un estado de flujo A1. Pero a medida que la persona avanza y mejoran sus habilidades, manteniendo su retos constantes, pronto alcanzará el nivel A2, en ese punto se está fuera del canal de flujo y si nada cambia comenzará el aburrimiento. Si en ese momento escoge un contrincante de nivel superior al suyo el desafío aumenta y pasa del punto A2 al A3. En el punto A3 se sitúa en una situación de ansiedad que no podría ser duradera en el tiempo ya que en ella tampoco disfruta. Si continúa entrenando y mejorando sus habilidades para poder afrontar ese desafío, pronto pasará al nivel A4. De esta manera se vuelve a situar en el canal de flujo. Y así continuamente .... La persona siempre busca el canal de flujo ya que es sólo en este punto donde sus habilidades son adecuadas a sus desafíos y por lo tanto en el único sitio donde la persona disfruta.

Ahora traslademos todos estos conceptos al trabajo. Pensemos en ejemplos de personas que se aburren en su trabajo o en aquellas que por el contrario se ven sobrepasadas por la exigencia del mismo. Ambas situaciones indican que estamos lejos de hacer que el profesional disfrute de su trabajo y de lo mejor de sí mismo. Conseguir un adecuado equilibrio entre el nivel de desafío y habilidades es donde reside la maximización del potencial de cada persona.


Fuentes: Elaboración propia, bitacorarh, granadablogs.com

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