martes, 27 de julio de 2010

La educación "protege de la demencia"

La gente que pasa más tiempo adquiriendo una educación parece estar más protegida de los efectos de la demencia en el cerebro, revela un estudio.

Un equipo de científicos del Reino Unido y Finlandia descubrió que los signos de la demencia en el cerebro aparecen tanto en personas con más educación como aquéllas con menos educación.

Sin embargo, las primeras tienen menos probabilidades de mostrar los síntomas de la enfermedad durante su vida.




Durante la década pasado, los estudios sobre demencia han demostrado de forma consistente que entre más tiempo pase una persona educándose, menor el riesgo de demencia. Pero hasta ahora las investigaciones no habían podido mostrar si la educación -que está vinculada a un nivel socioeconómico más alto y a estilos de vida más sanos- podría proteger al cerebro de la enfermedad.

En esta investigación los científicos examinaron en autopsias los cerebros de 872 personas que habían participado en tres grandes estudios sobre envejecimiento.

Los investigadores encontraron que las personas con mejor educación estaban mejor capacitadas para compensar los efectos del trastorno.

También descubrieron que por cada año que el individuo pasó educándose, había 11% menos riesgo de desarrollar la enfermedad.

Mejor preparados


La educación parece proteger a las personas de los síntomas de la demencia.

La doctora Hannah Keage de la Universidad de Cambridge, una de las autoras del estudio, afirma que "estudios previos habían demostrado que no existe un vínculo directo entre el diagnóstico de demencia durante la vida y los cambios que se ven en el cerebro al morir".



"Una persona puede mostrar mucha patología en su cerebro mientras que otra muestra muy poca, y sin embargo ambos pueden tener demencia".

"Nuestro estudio demuestra que la educación en las primeras etapas de la vida parece preparar a la gente para enfrentar mejor los cambios en el cerebro antes de que empiecen a mostrar los síntomas de demencia", dice la investigadora.

Por su parte, Ruth Sutherland, presidenta ejecutiva de la organización Alzheimer's Society afirma que "éste es el estudio más grande que confirma que estudiar puede ayudarnos a combatir los síntomas de demencia más tarde en la vida".

"Lo que no sabemos es por qué más años de educación son buenos para la persona".

"Quizás se debe que ciertas personas que estudian durante más tiempo tienen cerebros más grandes que pueden adaptarse mejor a los cambios asociados a la demencia".

"Otra razón podría ser que la gente educada encuentra formas de manejar o esconder sus síntomas".

La experta agrega que "ahora necesitamos más investigaciones para encontrar porqué la educación puede hacer al cerebro 'resistente a la demencia'. Hasta que lo sepamos el mensaje parecería ser: permanezca estudiando".

Los detalles del estudio aparecen publicados en la revista Brain.

La Actividad Mental conserva la Vitalidad Cerebral

Otro estudio relacionado, desarrollado por Charles Hall, del Colegio de Medicina Albert Einstein - Nueva York - demuestra que es posible retrasar la pérdida de memoria mediante actividades estimulantes para nuestro cerebro.

Para demostrarlo, diversos investigadores realizaron un prolongado seguimiento de 5 años de duración a 488 adultos de 75 a 85 años de edad y que no sufrían ninguna perdida de memoria ni demencia al comenzar el estudio, y fueron registrando el número de actividades estimuladoras del cerebro en que participaban las personas cada semana.

Alrededor de la quinta parte de los participantes habían desarrollado pequeños síntomas de perdida de memoria para finales del estudio, pero el inicio del declive parecía variaba según la cantidad de ejercicio mental que hacían. En concreto, el punto de declive acelerado se retrasó 1.29 años para la persona que participaba en once actividades a la semana, frente a la persona que apenas participaba en cuatro.

El estudio encontró interesantes resultados en las pruebas, como que cada vez que un adulto mayor participaba en una actividad como leer, escribir, hacer crucigramas, los juegos de mesa o de cartas, tener conversaciones en grupo, tocar música, etc … , la persona parecía retrasar la pérdida rápida de memoria, ayudando así a mantener la vitalidad cerebral … y, por el contrario, los que solo realizaban una actividad, desarrollaban perdidas de memoria de una manera más acelerada.

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