El Índice de Masa Corporal (IMC o BMI en inglés), es una de las medidas antropométricas más utilizadas en la práctica médica diaria. A través de una sencilla fórmula matemática, pretende definir cuáles son los parámetros más saludables de masa y expresar a través de un simple número el grado de delgadez o gordura de una persona.
Concebido por el belga Adolphe Quetelet a mediados del siglo XIX, de ahí su nombre, el IMC se utiliza de forma sistemática desde los años 80, cuando la obesidad se convirtió en un problema epidemiológico importante en la población occidental. Para calcularlo, usamos la siguiente fórmula:
Para individuos con una composición corporal media, el IMC se interpreta como sigue: 18,5-25, peso óptimo; inferior a 18,5, bajo peso y por debajo de 17,5, desorden alimenticio como anorexia; superior a 25, sobrepeso y superior a 30 obesidad. Un IMC mayor de 40 implica obesidad mórbida y una expectativa de vida notablemente acortada.
No todo es IMC
“@nytimes: They're all 5'9" and 172 pounds, but they look very different http://t.co/MDqrBN5akK pic.twitter.com/kYi9R13Neh”
— elmundo.es/Salud (@elmundosalud) julio 13, 2015
Sin embargo, la verdadera utilidad del IMC no es la de diagnosticar un trastorno del peso en una persona, sino más bien la de clasificarla en base a parámetros poblacionales. Además, como hemos visto antes, los baremos sólo son válidos para pacientes con composiciones corporales medias, y perderían su utilidad en personas muy musculadas, en las edades extremas de la vida (niños y ancianos), en casos de estructuras óseas muy pesadas e, incluso, hay quien asegura que no son comparables entre mujeres y hombres.
Debido a estas limitaciones, se han hecho distribuciones de IMC para niños y en los atletas se usan otras medidas antropométricas como las que se basan en la cantidad de grasa corporal. El uso clínico más relevante del BMI es para diagnosticar los casos de bajo peso corporal en situaciones de anorexia nerviosa y otros desórdenes alimenticios, donde el IMC inferior a 17,5 constituye uno de los criterios diagnósticos aceptados por la OMS.
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