Todos conocemos a personas capaces de sentarse en una sala llena de gente y estudiar, o personas capaces de leer en el metro ajenas a todo lo que les rodea. La capacidad para concentrarse es una cualidad que permite conducir nuestra atención hacia un punto fijo en el horizonte. En el otro extremo tenemos a las personas que se entretienen con cualquier cosa. A este tipo de personas les cuesta fijar el foco, algo similar a lo que ocurre cuando navegas por internet, que empiezas leyendo A y cuando te das cuenta estás en Z.
Si tuvieras que escoger entre estos dos rasgos, ¿con cuál te quedarías?. Mi intuición me lleva a pensar que la capacidad para concentrarse ganaría por goleada. Pero imagína que la pregunta es otra: ¿qué prefieres, poseer la capacidad de concentrarte o la de innovar?. A esta pregunta la respuesta ya no es tan evidente.
Un grupo de neurocientíficos de Harvard y de la Universidad de Toronto han realizado un estudio sobre las ventajas que poseen aquellas personas a las que les resulta complicado trabajar con un pensamiento único. Para ello diseñaron una serie de cuestionarios a través de los cuales se trataba de medir la inhibición latente (capacidad para abstraerse de estímulos externos). Las personas que practican la inhibición latente son capaces de estar pendientes de una conversación en medio de conversaciones cruzadas, no les molesta el zumbido de una mosca mientras están leyendo o son capaces de conducir ajenos al paisaje exterior e interior del vehículo. La inhibición latente es una componente esencial de la atención, pero lo curioso, es que en este estudio la gente con niveles bajos de inhibición latente puntuó 7 veces por encima en lo relacionado con la capacidad creativa.
La inhibición latente es la habilidad de inconscientemente ignorar los estímulos que son percibidos como irrelevantes para lo que uno necesita. Quienes padecen de baja inhibición latente serían, entonces, aquellos que tiene disminuida la capacidad de discriminar los estímulos "útiles" de aquellos que no lo son, convirtiéndose en mentes altamente detallistas, lo que desembocaría en el desequilibrio mental o en mentes con alta capacidad creativa.
Es importante destacar que la inhibición latente es algo indispensable para el ser humano, si se tiene baja, ha de ser en combinación con buena memoria y un coeficiente intelectual alto pues de lo contrario deriva en un trastorno psicológico, ya que como se defiende en muchos estudios sobre el consciente y la mente humana, si el ser humano saliese a la calle un día sin la capacidad de descartar aquello que no es primordial tener en cuenta (no quiere decir que se descarte por completo, depende del momento y de la necesidad de la persona en ese instante) sería incapaz de alcanzar la primera esquina de su calle sin haberse vuelto loco. Son millones de estímulos distintos por segundo que pueden saturar el cerebro en muy poco tiempo.
Los cerebros de las personas creativas parecen estar más abiertos a los estímulos provenientes del ambiente circundante. Los cerebros de otras personas pueden cerrarse a esta misma información no haciendo caso de los estímulos de los que la experiencia ha demostrado que resultan inaplicables a sus necesidades. Las personas con bajos niveles de inhibición latente se pasan el día luchando para tratar de filtrar la información que reciben del exterior, su incapacidad para concentrarse deja abiertas las puertas a cantidades ingentes de información. Este sobreestímulo sensorial llena sus cabezas de datos, detalles, emociones y sensaciones que combinadas construyen una enorme caja de herramientas al servicio de los procesos creativos. Las personas creativas se caracterizan por ser de mente abierta, algo que tiene un alto nivel de correlación con los niveles bajos de inhibición latente. A las personas con bajos niveles de inhibición les resulta complicado cerrar sus mentes y centrarse en algo concreto. Esto les capacita para gestionar mejor situaciones inesperadas, donde lo evidente no sirve y lo que realmente funciona es el plan B.
Los científicos se han preguntado durante mucho tiempo porqué la locura y la creatividad parecen estar ligadas, parece probable que niveles bajos de inhibición latente y una flexibilidad excepcional del pensamiento pudieran predisponer a la enfermedad mental bajo algunas condiciones y a la realización creativa bajo otras. Enfermedades como la esquizofrenia se relacionan con niveles extraordinariamente bajos de inhibición latente. Normalmente tenemos una secuencia de ideas "predeterminadas": A lleva a B, B lleva a C, etc. En algunas enfermedades mentales (como esquizofrenia o los estados maníacos) el orden de pensamiento se altera: A lleva a Ch, Ch lleva a Z, Z lleva a 3 y 3 lleva a B. Ese proceso diferente de llegar de A a B está muy relacionado con la creatividad y es la razón por la que muchos de los grandes artistas tenían algún problema mental (desde psicosis a alcoholismo)
Cuando la cantidad de información que perciben nuestros sentidos es excesiva, lo que ocurre es que nos ahogamos en un mar de posibilidades infinitas, confundiendo lo real con lo ficticio y despreciando lo evidente. Bajos niveles de inhibición cuando están están emparejados con una alta inteligencia, buena memoria y la capacidad de analizar y filtrar nuestro exceso de pensamientos conducen a la creatividad, esa capacidad que nos permite ver la luz en medio de la niebla.
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