La primera década del siglo XXI ha estado claramente dominada por los buscadores. Ha sido su época dorada. Google, Yahoo, Bing… eran las páginas que copaban todos y cada uno de los rankings de popularidad, visitas, tráfico y por lo tanto impactos publicitarios. El desarrollo de los buscadores en los últimos 15 años ha sido un proceso cercano a lo mágico dónde el conocimiento humano y la tecnología se han dado la mano para crear una de las herramientas más útiles que tengo el privilegio de recordar. Los buscadores, en su momento, le dieron sentido a la red. Sin ellos todo habría sido muy distinto y las toneladas de información que contiene internet navegarían a la deriva en un inmenso océano de hipertexto o escondida detrás de alguna url con la que jamás nos toparíamos quedando así en el más absoluto olvido. Empresas como Google han puesto al servicio de sus algoritmos a las más brillantes y destacadas mentes mundiales e inversiones de miles de millones de euros con el fin de ofrecer el mejor de los servicios en tan sólo unas milésimas de segundos.
¿Necesitas un coche nuevo? Ahí tienes a Google con todas las respuestas. ¿Pensando en cambiar de proveedor de servicio ADSL? No dudes por un momento de que en Yahoo encontrarás al detalle todas y cada una de las ofertas disponibles en los distintos operadores. ¿Tu pareja quiere ver la última película de Tarantino? Una vez más los buscadores son tu as en la manga para quedar como todo un señor y, ya que estamos, le das a la pestañita de Google Maps y antes del cine cae la cenita romántica en el restaurante de al ladito. ¿Maravilloso verdad?. Pero los buscadores, a pesar de ser y seguir siendo una de las herramientas más útiles que la red pone a nuestra disposición, tiene un problema que difícilmente tenga solución: son máquinas.
Pues sí, los buscadores son máquinas y como tal aprenden rápido pero aprenden mal. ¿Alguna vez has probado a buscar manzanas rojas en alguno de ellos? Las máquinas no sienten, no discriminan, no interpretan, no contextualizan… simplemente indexan información, toneladas de información. Que si meta etiquetas, que si backlinks, que si títulos, keywords, links, page rank… ¿Y ahora qué? Vale, escribo en Google “hotel playa Menorca” y me salen 19.800 resultados bajo estas palabras pero… ¿cuál de estos hoteles es el que tiene una mejor relación calidad precio?, ¿Cuál dispone de las mejores instalaciones y en mejores condiciones?, ¿los restaurantes de alrededor son económicos?, ¿dan un buen servicio?, ¿el personal es agradable?, ¿qué ambiente se respira?… Para todas estas preguntas los buscadores no tienen respuesta. No la tienen porque no entienden e estas cosas. No entienden de experiencia de usuario, no entienden de olores, sabores, percepciones, luces, colores y sentimientos. Son máquinas, muy potentes y sofisticadas pero máquinas al fin y al cabo.
En este contexto las redes sociales han adquirido un papel fundamental. Facebook si que tiene a más de 475 millones de “editores” filtrando, catalogando y distribuyendo información entre sus contactos, todas ellas redes interconectadas y de crecimiento exponencial. Twitter si que posee a más de 100 millones de usuarios que crean más de 55 millones de mensajes de 140 caracteres al día, el 80% de los cuales redirecciona a algún sitio de internet. Foursquare si que tiene a cerca de 1 millón de usuarios, con un crecimiento en 2010 del 500% respecto al año anterior, visitando establecimientos y dejando constancia de sus sensaciones durante la visita. Las redes sociales tienen esa alma que le falta a los buscadores gracias a los usuarios que las conforman. Las redes sociales si entienden de experiencias de usuario y es precisamente su carácter social el que las da una importancia vital dentro del panorama actual de internet. Ya en países como Reino Unido redes sociales como Facebook han desbancado a páginas como Google de la primera posición en visitas del ciberespacio. Los propios usuarios han creado, a través de las redes sociales, micro mundos digitales en torno a los cuales se mueven cantidades ingentes de información de una utilidad y una calidad asombrosa y tan sólo basándose en sus experiencias y conocimientos, pero claro, las experiencias y conocimientos de 475 millones de personas son muchas experiencias y mucho pero que mucho conocimiento.
Como bien digo los usuarios, si, ellos solos, no ha hecho falta ninguna estrategia mágica de persuasión ni estímulo de última generación, han creado en su entorno más cercano micro mundos digitales de una riqueza y variedad espectaculares. Estos micro mundos digitales se interconectan con otros micro mundos creados por otros usuarios formando una sólida red de información que fluye de forma multidireccional dotando de un valor a las redes sociales del que pocos soportes digitales pueden presumir. De un tiempo a esta parte y según las estadísticas las principales fuentes de tráfico de los principales blogs son redes sociales y esta es una tendencia que se repite en 9 de cada 10 medios de comunicación independientemente de su dimensión y temática. Nuestros posts, nuestros artículos e informaciones, recomendaciones, críticas y buenas y malas experiencias recorren la red a la velocidad de la luz.
Ahora son tus contactos de Facebook los que te recomiendan esa exposición tan chula de ese fotógrafo de vanguardia que seguro que te gusta, al fin y al cabo son ellos quienes te conocen. Ahora son tus followers de Twitter los que te pasan esa última presentación sobre social media cargada de datos apasionantes o un enlace a las últimas novedades en soportes publicitarios según Advertising Age. Uno de tus contactos de Flickr te descubre con su nueva galería fotográfica las maravillas de esa ciudad mediterránea que ni se te pasaba por la cabeza visitar y tus amigos de Foursquare acaban de rematar la faena recomendándote hotel, restaurante y una calita impresionante donde sirven unos daiquirís de fresa que quitan el hipo.
El mundo está cambiando. El word of mouth, bueno el boca a boca de toda la vida ha vuelto al número uno del marketing P2P sólo que esta vez el altavoz de las redes sociales lo ha dotado de una dimensión jamás vista antes en la historia de la comunicación. Las redes sociales son los nuevos buscadores del siglo XXI, una prueba irrefutable de este fenómeno es que gigantes como Google están adaptando sus modelos y algoritmos para ofrecer a los usuarios también la información que transita por redes sociales como Facebook o Twitter. ¿No pensáis que si Google toma este tipo de decisiones es porque algo se está cociendo?.
Los buscadores tradicionales han pasado a ser enciclopedias digitales de información objetiva catalogada en base a criterios y procesos mecánicos y automatizados que te ofrecen una visión fría, distante y en ocasiones desvirtuada y poco exacta de la realidad que te rodea. Prueba a escribir en Google “dolor agudo de cabeza” y trata de no salir corriendo al hospital más cercano cagado de miedo pensando que tienes un tumor cerebral. Eso sí, si la cosa va de saber el número de habitantes de Filipinas, de quien ganó la última copa mundial de rugby o cuantas películas ha dirigido Guy Ritchie nuestro querido amigo Google tiene todas las respuestas. Hay una cosa que no ha cambiado, con los buscadores seguimos perdiendo al Trivial.
Las redes sociales representan hoy por hoy ese toque de humanidad que le falta a los buscadores. Estas plataformas y el uso que los usuarios hacen de ellas las han posicionado como las principales fuentes de información de calidad de la red en cuestión de meses. ¿Has probado el buscador de Twitter? Te sorprenderían gratamente los resultados, prueba con cualquier topic que se te ocurra y comienza a disfrutar de la magia de las redes sociales. Escribe Google Nexus One y bucea entre toneladas de información, opiniones, comparativas, críticas, disecciones, explicaciones y solución de problemas del dispositivo móvil… Absolutamente maravilloso. Prueba a escribir en Facebook el nombre de tu marca favorita o en Foursquare ese restaurante que llevas tanto tiempo queriendo visitar. Échale un vistazo a tu timelime y no te pierdas lo que tu entorno tiene para compartir contigo. Vivimos en una nueva era, la era de las recomendaciones donde el usuario es el que decide cuales son las experiencias que tienen valor y cuales quedan relegadas al olvido. Los buscadores no han muerto, ni mucho menos pero vivimos en una realidad digital tan sumamente compleja en términos de relaciones y comunicación que es imposible que funcionen y sean útiles para los usuarios sin el apoyo y complemento de las redes sociales.
Y si no me crees, prueba a buscar manzanas rojas en Google.
Fuente
No hay comentarios:
Publicar un comentario