domingo, 4 de abril de 2010

Sobre Maslow y las necesidades humanas

Una vez escuché que una forma fácil de saber lo satisfecha que está una persona es valorar la diferencia que hay entre lo que ha logrado o tiene respecto a lo que espera o tiene como objetivo, cuanta más diferencia hay entre nuestra expectativa y nuestra realidad, entre lo que tenemos respecto a lo que esperamos como objetivo, más probable es que alguien se sienta insatisfecho. Parece lógico, es más fácil estar contento cuando lo que tenemos en nuestro día a día se corresponde con nuestras ilusiones.



Generalmente nuestras expectativas tienden a ser bastante altas. Si miramos a nuestro alrededor la gente por lo general lo que quiere es tener una pareja fantástica, un buen nivel de vida, si se da el caso hijos felices y bien adaptados, un trabajo en el que sentirse realizado y bien remunerado, vacaciones para disfrutar y se puede alargar la lista mucho más según la persona a la que le preguntes. Parece claro que sólo muy pocas personas tendrán o conseguirán todas esas cosas, ¿nuestra cultura nos ha impuesto unos ideales tan altos como modelo que cuando evaluamos nuestra vida siempre nos parece que falta algo?, ¿es bueno ponerse el listón demasiado alto?, ¿bajar el listón y reducir nuestras expectativas no es una forma de autoengañarse de manera que las frustraciones por no conseguir lo deseado sean menores?, ¿funciona de verdad la idea de reducir nuestras expectativas para evitar decepciones?, ¿es recomendable y sano bajar ese listón o es mejor perseverar por las ilusiones aunque el riesgo de fracaso y decepción sea mucho mayor?, las respuestas parecen complicadas.

Tal vez una buena aproximación sea aspirar a lo bueno en vez de aspirar a lo mejor u óptimo, rebajar razonablemente las expectativas y valorar que tener o ser lo mejor no siempre es necesario. Si sólo quieres lo mejor en todo tiendes a disfrutar menos, ya que es complicado vivir sintiendo la necesidad de que cada decisión que se toma deba ser la ideal. Y con ello no digo que se deba caer en el conformismo y perder las ilusiones más auténticas que todos tenemos, sino que me refiero que sólo compensa de verdad ser muy exigente en aspectos muy concretos que de verdad tengan o puedan tener influencia importante en nuestra vida y esas cosas de verdad son muy pocas. Hay infinidad de cosas prescindibles a las que otorgamos más valor del que tienen en realidad y muchas veces nos hacen vivir siendo esclavas de ellas.

Aun así hay aspectos de nuestra vida como nuestro grado de autoestima-satisfacción personal ó la calidad de nuestras relaciones personales que aunque pretendamos evitarlo siempre van a influir y a marcar nuestro día a día, se trata de necesidades casi básicas cuya importancia no podemos graduar a nuestro antojo como el dial de una radio. Hace unas cuantas décadas Abraham Maslow resumió de manera brillante la importancia y la prioridad de las necesidades humanas en su famosa pirámide, con diferentes jerarquías.



En la base de la pirámide situaba las necesidades FISIOLÓGICAS (respiración, alimentación...), más arriba desarrollaba el concepto de SEGURIDAD (recursos económicos suficientes para subsistir, seguridad física, salud). Por lo general en occidente afortunadamente casi todos tenemos esas parcelas cubiertas por lo que la siguiente categoría quizás sí empieza a ser la que más importancia tiene de cara a la satisfacción de una persona, me refiero a la jerarquía que él llamó "AFILIACIÓN" que incluye aspectos tan fundamentales como la amistad, el compañerismo, el afecto, el amor. Por lo general si alguien tiene carencias en esas facetas sentirá algún tipo de frustración ya que los humanos por naturaleza sentimos la necesidad de relacionarnos, crear vínculos con otras personas, formar parte de un grupo y sentirnos valorados y queridos dentro del mismo, incluso los caracteres menos dados a la socialización lo necesitan. Más arriba, en la cuarta categoría indicada por Maslow, estaría la jerarquía del "RECONOCIMIENTO" que nos habla acerca de la importancia de nuestra propia autoestima así como del trato y el respeto que los demás nos ofrecen, no tener bien cubierta esa parcela puede desembocar en una baja autoestima, frustración y quizás complejo de inferioridad. Finalmente en la parte alta de la pirámide aparece la jerarquía de menor importancia relativa, la de "AUTO-REALIZACIÓN".

La pirámide de Maslow y en concreto su tercer y cuarta jerarquía (doy por supuesto -y quizás es mucho suponer dado el periodo de crisis económica que vivimos- que las dos primeras las tenemos cubiertas) indica los aspectos sobre los cuales difícilmente podremos abstraernos y evitar que influyan en nuestro estado de ánimo. Son aspectos necesarios para el bienestar emocional del ser humano y si nuestras necesidades de "afiliación" o "reconocimiento" no están bien cubiertas y representadas, a corto, medio o largo plazo terminarán por reflejarse en nuestro temperamento y estado anímico.

Maslow llama a todos estos cuatro niveles anteriores necesidades de déficit o Necesidades-D. Si no tenemos demasiado de algo (tenemos un déficit), sentimos la necesidad. Pero si logramos todo lo que necesitamos, no sentimos nada. En otras palabras, dejan de ser motivantes. Como dice un viejo refrán latino: “No sientes nada a menos que lo pierdas”.



Las necesidades más altas ocupan nuestra atención sólo una vez se han satisfecho necesidades inferiores de la pirámide. Yo puedo tener como expectativa o ilusión remota el hacerme millonario, comprarme un buen coche o irme de vacaciones a las Seychelles, pero si no se concreta raramente me afectará de verdad ya que es una expectativa que supone ser la guinda a otros aspectos de tu vida. No sucede lo mismo si no te sientes valorado en tu trabajo, sientes que los demás no te respetan como deberían.

En este punto es importante resaltar que si pensamos que nuestra vida estará libre de dificultades o momentos bajos nos equivocamos, eso es algo que formará parte de la vida de casi todos, en un momento u otro, las malas rachas ocurren y no queda más remedio que afrontarlas y aprender a convivir con ellas. Haciendo un balance nos encontraremos con que tenemos de vez en cuando algunos días excelentes, de vez en cuando algunos días malos, y luego una gran mayoría de días "promedio" o normales. La mente humana no está diseñada directamente para ser feliz, eso evolutivamente no importa mucho, lo que le importa a nuestro cerebro es que sepamos sobrevivir, y hasta hace pocas generaciones la gente no podía permitirse el lujo de quejarse porque no estaba contenta... ya que lo que estaba en peligro era su vida y "llegar a viejo".

Lo que a mí me hace feliz a otra persona es muy probable que a no le suponga una gran mejoría y es que las personas aunque compartamos rasgos comunes tenemos motivaciones e ilusiones diferentes, por eso es necesario buscar y saber que tipo de vida es buena y necesaria para uno, no todos somos iguales, muchos necesitan tranquilidad y pisar "suelo firme", en cambio otros necesitan inyectar a su vida constantemente gotas de adrenalina. Hay que saber que tipo de vida nos proporciona más bienestar y satisfacción. Incluso para una misma persona, sus prioridades pueden variar a lo largo de su vida. Cuanto más rica sea nuestra vida en ilusiones más lo agradecerá nuestro estado anímico, las ilusiones son los motores de nuestro estado de ánimo; pueden ilusionarnos seres humanos o relaciones humanas especialmente, pero también podemos entusiasmarnos con la investigación científica, la lectura, la música, el cine, el deporte, el trabajo cuando es vocacional, la buena mesa, el obsesivo placer de un hobby...

Pero la felicidad o infelicidad no se puede estirar hasta el infinito y más allá. Todos vivimos en una franja similar, acotada por nuestra realidad cotidiana, nuestra historia y las expectativas de cara al futuro. Estudios psicológicos han demostrado que tanto las personas que han tenido un golpe de suerte repentino (una herencia o el gordo de la Lotería) como quienes han sufrido una tragedia (quedarse parapléjico en un accidente) retornan al cabo de tres o cuatro años al mismo nivel de satisfacción vital en el que se encontraban antes del acontecimiento. En otras palabras, sus circunstancias externas han redibujado la regla de las expectativas pero su felicidad relativa se ha comportado como una goma elástica que, de pronto, recuperara su tamaño y forma original.

Fuente: Elaboración propia

2 comentarios:

  1. necesito saber las necesidades fisiologicas
    alteradas por favor

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  2. Respiración (Oxígeno), alimentación (proteínas, sal, azúcar, calcio y otros minerales y vitaminas), beber agua, descanso, dormir, evitar el dolor, desequilibrio fisiológico, etc

    Saludos

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