sábado, 5 de diciembre de 2009

El amor calma el dolor, según un estudio

El sufrimiento físico se reduce ante las imágenes del ser querido

El dolor físico se puede reducir sólo con mirar la foto del ser querido. Esto es lo que ha revelado un estudio realizado por científicos de la Universidad de California en Los Ángeles, con 25 mujeres emparejadas, a las que se les enseñó la foto de sus novios mientras se las sometía a estímulos dolorosos. Los investigadores señalan que estos resultados se deben a que las imágenes de los seres amados activan representaciones mentales placenteras, unos pensamientos que tendrían un efecto paliativo para el dolor.



¿Se puede reducir el dolor físico simplemente mirando a la persona querida? La respuesta es sí, a tenor de un estudio realizado por científicos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), cuyos resultados han aparecidos publicados en la revista Psychological Science.

En la investigación participaron 25 mujeres que mantenían una buena relación con sus novios. Estas relaciones tenían, en el momento del estudio, al menos seis meses de duración.

Según publica la UCLA en un comunicado, las participantes recibieron estímulos de calor moderadamente dolorosos en sus antebrazos, mientras se veían sometidas a una serie de condiciones, como sujetar la mano de sus novios (sentados tras una cortina), sujetar la mano de un extraño (también situado tras una cortina), sujetar una pelota, ver la imagen de sus parejas en la pantalla de un ordenador o ver imágenes neutras –como de una silla-, entre otras.

Reducción del dolor

En la revista ScientificAmerican se detalla el experimento: en primer lugar, los investigadores determinaron el umbral de dolor subjetivo de las mujeres ante estímulos de calor aplicados en el antebrazo, en una escala del 0 al 20.

Después, las participantes fueron sometidas a 84 pruebas más de mediciones del dolor, en las que se les solicitó que señalaran verbalmente el grado de dolor o de incomodidad que sentían bajo ciertas condiciones.

Estas 84 pruebas fueron divididas en siete grupos, en los que las participantes se vieron sometidas, además de a los estímulos dolorosos, a las condiciones antes mencionadas, entre ellas, la de la proyección en la pantalla de un ordenador de la foto de los novios de cada participante.

Curiosamente, las mujeres informaron de que experimentaban una gran reducción del dolor mientras veían las fotos de sus novios o mientras sujetaban a éstos la mano, en comparación con las otras situaciones, en las que veían fotos de objetos o sujetaban la mano a hombres desconocidos para ellas.

Asimismo, se constató que el dolor era ligeramente menor cuando las mujeres veían la foto de su pareja que cuando sujetaban la mano de éstos, que permanecían ocultos tras una cortina.

Compensación cognitiva

Según una de las autoras de la investigación, Naomi Eisenberger, directora del Laboratorio de Neurociencia Afectiva y Social de la UCLA, cuando las mujeres miraban a la foto de sus novios, realmente señalaron sufrir menos dolor que cuando miraban otras imágenes, de objetos inanimados o de personas desconocidas.

Eisenberger afirma: “Por tanto, el mero recuerdo de la pareja a través de una simple foto es capaz de reducir el dolor”. La investigadora añade que estos resultados cambian nuestras nociones acerca de cómo el apoyo social influye en la gente.

Normalmente, se cree que el apoyo social que nos hace sentir bien es aquél que responde y atiende nuestras necesidades emocionales. Sin embargo, los resultados del estudio revelan que sólo con ver una foto se puede conseguir ese mismo efecto.

Los investigadores aún no saben porqué se logra reducir el dolor al ver una imagen del ser amado, pero interpretan los resultados de este estudio como un ejemplo de compensación cognitiva.

Así, al ver una foto de la pareja, se activan representaciones mentales placenteras de esa persona, unos pensamientos que tendrían un efecto paliativo del dolor, susceptible de ser medido.

Aplicaciones prácticas

Según Eisenberger, este estudio demuestra hasta qué punto nuestros lazos sociales pueden impactar en nuestras experiencias, y lo importante que resulta el apoyo social para la salud mental y física.

Por otro lado, los resultados obtenidos tienen un beneficio práctico, puesto que demuestran que llevar fotos de los seres queridos durante cualquier procedimiento doloroso puede aliviar el dolor, especialmente cuando dichos seres no pueden acompañarnos o no saben cómo darnos el apoyo que necesitamos.

El amor como analgésico

Paralelamente y en otro estudio relacionado, un equipo de investigadores de la Stanford University School of Medicine, de Estados Unidos, ha constatado lo mismo, que los sentimientos de amor apasionado pueden aliviar el dolor con la misma eficacia que los calmantes e incluso que algunas drogas ilegales, como la cocaína.

Según los científicos, este alivio es posible porque el amor intenso activa las mismas áreas del cerebro que tratan los medicamentos destinados a paliar el dolor, es decir, aquellas regiones en los que se encuentran los sistemas de recompensa del cerebro.

En estos sistemas es donde se genera la dopamina, que es una hormona y un neurotransmisor que influye en nuestro estado de ánimo, en nuestra gratificación y en nuestra motivación, explica el especialista Sean Mackey, director del estudio, en un comunicado de la Universidad de Stanford. Mackey afirma que: “Cuando la gente se encuentra en la fase más apasionada del enamoramiento se producen alteraciones significativas en su estado de ánimo que impactan en su experiencia del dolor”.

Sean Mackey ha colaborado en esta investigación con el psicólogo de la Stony Brook University de Nueva York, Arthur Aron, un científico que se ha dedicado ha estudiar el fenómeno del amor durante los últimos 30 años.

El estudio se inició cuando ambos científicos se conocieron en una conferencia sobre neurociencia, en el que tuvieron ocasión de poner en común sus ideas. De esta forma, se dieron cuenta que los sistemas neuronales implicados en el amor estaban profundamente imbricados con los sistemas neuronales relacionados con el dolor.

Descripción del experimento

En los experimentos realizados participaron quince estudiantes universitarios perdidamente enamorados, y que se encontraban en las primeras fases de sus respectivas relaciones de pareja (momento en que las personas se sienten eufóricas, energéticas, piensan obsesivamente en la persona amada y están anhelando de manera permanente la presencia de ésta).

Esta forma de amor apasionado es muy similar a una adicción, afirman los científicos. Recientemente, especialistas de la Yeshiva University, de Estados Unidos, llegaron a una conclusión similar a raíz de otro estudio en el que se constató que, cuando una persona es abandonada por la pareja a la que ama, se ponen en marcha ciertas regiones cerebrales relacionadas con el anhelo y las adicciones. Los investigadores de la Universidad Yeshiva señalaron entonces que el romanticismo sería una “adicción natural”, tanto si nos hace felices como si nos hace infelices.

Durante el experimento, a los estudiantes se les presentaron, de manera intermitente, las imágenes aportadas, mientras se les sometía a una sensación de dolor suave, con un estimulador térmico controlado por ordenador y que se les había colocado en la mano.

Al mismo tiempo, los científicos registraron la actividad cerebral de los participantes con tecnología de exploración de resonancia magnética funcional (fMRI).

La analgesia inducida por el amor, estuvo más relacionada con las áreas de recompensa del cerebro, con estructuras profundas de éste que pueden bloquear el dolor a un nivel espinal (de la misma forma que lo hacen los analgésicos opiáceos, por ejemplo).

Una de las regiones clave del alivio provocado por el amor fue el llamado núcleo accumbens, un área del cerebro que se cree que tiene un papel importante en la recompensa, la risa, el placer, la adicción y el miedo.

Fuente

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