jueves, 28 de abril de 2011

La belleza del universo y de la naturaleza, en time-lapse

Si juntamos la grandeza del universo, con una técnica ideal para mostrarla, el time lapse, nos encontramos ante una maravilla, tanto visual como técnica, a la que es difícil no sucumbir.

Se conoce como time-lapse a una secuencia de vídeo acelerada, donde los acontecimientos suceden a una velocidad mucho más rápida de la normal. Para obtener películas time-lapse existen diversos métodos, como grabar una secuencia y luego acelerar la película en cualquier programa de edición de vídeo, o bien mediante la captación de imágenes a determinados intervalos de tiempo para posteriormente editar esa secuencia de fotografías.

Los resultados pueden llegar a ser simplemente espectaculares y qué mejor muestra que esta fantástica recopilación de los 9 timelapses que personalmente más me han impactado (muy recomendable activar la función de alta definición y ver los vídeos a pantalla completa). Sus autores son Terje Sorgjerd, Grant Wakefield, Ole Christian Salomonsen, Tom Lowe, Henry Jun Wah Lee, Sean Stiegemeier y Dominic Boudreault. Lo mejor que podemos hacer es disfrutarlos...



The Mountain from Terje Sorgjerd on Vimeo.


Timelapse - The City Limits from Dominic on Vimeo.

¿Cómo descubrir nuestra vocación?


“Cuando nos apasiona lo que hacemos y además tenemos la preparación adecuada para hacerlo bien, estamos en nuestro “elemento”, un estado en el que trabajamos sin cansancio y con gran creatividad” Ken Robinson

Entendemos por vocación a la tendencia que siente una persona hacia determinadas actividades, es una inclinación natural que manifestamos desde niños. Se relaciona con las habilidades específicas, las capacidades y las posibilidades económicas y sociales, así como también con las oportunidades que brinda el contexto.

Aunque es cierto que la situación económica actual es complicada y que muchas personas se encuentran desesperadas por encontrar empleo con independencia de sus preferencias, nunca debemos perder de vista lo importante que resulta descubrir en qué tipo de trabajos podríamos sentirnos más completos y realizados como personas.


"Crossroads" (C) by www.martin-liebermann.de  
Todos nacemos con unas aptitudes personales especificas y diferentes a las de los demás. Si conseguimos poner el foco en esas aptitudes, desarrollaremos un talento. Para que esto ocurra, sólo debemos alinear nuestras inclinaciones personales con esa aptitud. Hacer que confluya lo que hacemos bien con lo que nos gusta. La formula parece fácil, ¿por qué entonces no podemos encontrar el foco? ¿por qué mucha gente no está satisfecha en su trabajo o por qué está tan distanciado lo que nos gusta de a lo que dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo?

La suma mágica de capacidad y vocación la vemos con frecuencia en deportistas, científicos, artistas … Y también la vemos a diario en gente corriente, personas como nosotros que sin necesidad de salir en la prensa o ser reconocidas por la calle, son felices habiendo encontrado esa actividad satisfactoria. Hombres y mujeres que han encontrado el sentido a eso que hacen bien, a eso que disfrutan haciendo.

Ken Robinson y el Elemento

Ken Robinson, experto mundial en creatividad, innovación y recursos humanos considera que la forma más elevada de inteligencia es la creatividad y que ésta no es patrimonio de una élite artística, sino que todos nacemos con ella y podemos desarrollarla. La inteligencia humana es heterogénea (muchas maneras de pensar al mundo), dinámica (usamos diferentes partes de cerebros siempre) y peculiar (cada uno tienen sus puntos fuertes).

Según Robinson, esa vocación o "El Elemento" tal y como lo denomina es el punto de encuentro entre las aptitudes naturales y las inclinaciones personales. Muchas personas tienen un interés centrado claramente desde que son niños, lo desarrollan a lo largo de su crecimiento y no les resulta difícil encontrarlo; sin embargo otras tienen intereses y habilidades múltiples que de alguna manera les dificultan encontrar ese espacio en el que desempeñarse. Estar en tu elemento significa que haces algo que comprendes de manera natural, para lo que tienes aptitudes. Pero estar en tu elemento es más que eso, porque hay muchas personas a las que se les dan bien cosas que no les gusta hacer. Para estar en tu elemento, tiene que encantarte lo que haces; la clave es la pasión.

Hay personas que necesitan un ritmo de trabajo frenético y lo disfrutan, otros se pasan el día meditando, y tal vez los observes y pienses: «¿Cómo lo hacen? ¡Yo me moriría de aburrimiento!», pero de ahí es de donde sacan ellos su energía. Según Robinson un padre que quiere saber qué aconsejarle a su hijo debe observarle primero. No al mundo que lo rodea, sino al niño o niña primero, para ver qué le inspira, qué capta su atención… ¿Quién es? ¿Cuáles son las cosas que le entusiasman? ¿Cuáles son las cosas por las que se siente atraído, o las cosas que le provocan rechazo?




Ken Robinson expresa que no hay una fórmula rígida pero que hay dos condiciones para estar en él. Las características son: capacidad y vocación. Las condiciones son actitud y oportunidad. La secuencia es más o menos así: se necesita una facilidad natural para hacer una cosa; es una percepción intuitiva o una compresión de qué es algo, cómo funciona y cómo utilizarlo. Pero no es únicamente una cuestión de capacidad natural. Muchas personas son buenas en algo por naturaleza pero no se sienten atraídos por desarrollarse en ese tema. Para estar en tu Elemento necesitas algo más: apasionarte. Las personas que están en su Elemento encuentran gran deleite y placer en lo que hacen. No es más que la suma de tu pasión (aquello que te gustar hacer) con tu talento (aquello que haces de manera natural).

A menudo, estar en tu Elemento significa relacionarte con otras personas que compartan las mismas aficiones y tengan el sentido común de comprometerse. En la práctica, esto significa tratar de encontrar oportunidades que te permitan explorar tu aptitud en campos diferentes.

Capacidad es la facilidad natural para hacer una cosa, Vocación es sentir pasión por hacerlo, Actitud es la perspectiva personal que tenemos de nosotros mismos (carácter, espíritu, auto estima, expectativas) y Oportunidades es exponerse a personas con las mismas aficiones.



Hacer lo que amamos puede implicar todo tipo de actividades imprescindibles: cosas como estudiar, organizar, planificar, entrenar, etc. E incluso cuando estamos haciendo aquello que amamos, pueden darse frustraciones, decepciones y momentos en los que sencillamente no funciona o no cuaja. Encontrar tu elemento puede ser un desafío en muchos planos. A veces el desafío está en el interior de uno mismo, en la falta de confianza o el miedo al fracaso. A veces la verdadera barrera la forman las personas cercanas a ti y la imagen y las expectativas que tienen de ti. Otras veces los obstáculos no son las personas que conoces sino la cultura general que te rodea. Es probable que te encuentres envuelto en una red de obligaciones sociales y expectativas que, de forma tácita, pongan límites a tus ambiciones.

Ser bueno en algo y que te apasione es imprescindible, pero no es suficiente. También es una cuestión de actitud. A menudo se requiere de la ayuda y orientación de otras personas. A veces esta viene de alguien que ve algo en nosotros que nosotros no vemos, a veces procede de una persona que hace salir lo mejor de nosotros. Los mentores y coaches suelen desempeñar alguno de los cuatro papeles siguientes, si no todos. El primero es el reconocimiento. Los mentores reconocen la chispa de interés o la fascinación, y pueden ayudar a un individuo a ejercitar los componentes específicos de la disciplina que concuerde con la capacidad y la pasión de esa persona. El segundo papel de un mentor es estimular. Los mentores nos llevan a creer que podemos conseguir algo que, antes de conocerlos, a nosotros nos parecía improbable o imposible. No nos permiten sucumbir a la falta de confianza en nosotros mismos durante demasiado tiempo, ni a la idea de que nuestros sueños son inalcanzable. Están cerca para recordarnos las habilidades que poseemos y lo que podemos llegar a conseguir si continuamos trabajando duro. El tercer papel es el de facilitar. Nos aportan consejos y técnicas que nos allanan el camino. El cuarto papel es el de exigir. Los mentores eficaces nos empujan más allá de lo que nosotros consideramos que son nuestros límites.



Muchas personas dedican tiempo a los campos de especialización que aman pero escogen no ganarse la vida de esa manera. Estar en tu Elemento no quiere decir necesariamente dejar lo demás y dedicarte a ello a tiempo completo todos los días. Para algunas personas, en ciertas etapas de su vida, simplemente no es práctico dejar su trabajo o sus obligaciones para ir en pos de lo que les apasiona. Otras personas escogen no hacerlo por un montón de razones. No hay que olvidar que hay veces en las que simplemente enfocarse en un único sueño u objetivo profesional no es realista y puede llegar a ser perjudicial y frustrante. En ocasiones es más efectivo fijar el foco en otras opciones profesionales más realistas (que sigan enlazadas en mayor medida con nuestros gustos y habilidades), con mejor perspectiva de empleabilidad, desarrollo y valoración profesional.

Mucha gente se gana la vida haciendo una cosa, y luego saca tiempo y espacio para hacer lo que de verdad les gusta. Hacer lo que te encanta y que se te da bien aunque sea durante un par de horas a la semana puede ayudarte a que todo lo demás sea más llevadero.



Todos tenemos una capacidad única, un potencial único. Normalmente no es preciso ir muy lejos para encontrar la vocación de nuestra vida. Podemos continuar desarrollando la actividad actual pero centrando más atención en nuestros talentos y potencialidades. Algunos trabajos se adecuan más que otros a la vocación, pero toda circunstancia profesional nos da oportunidades de exteriorizar el talento.

Sólo lograremos disfrutar de nuestro trabajo si lo desarrollamos como una vocación.

Identificación del perfil vocacional

¿Existe en la actualidad algún método o forma orientativa de definir nuestro perfil vocacional? Las orientaciones básicas de la personalidad de Holland representan un conjunto de tipos de personalidad descritos en una teoría de orientación vocacional y elección profesional formulada por el psicólogo John L. Holland. En su teoría Holland, sostuvo que "la elección de una vocación es una expresión de la personalidad" y que el factor de las seis tipología que articula podría ser utilizado para describir personas y ambientes de trabajo. Su modelo ha sido adoptado por el Departamento de Trabajo de EE.UU. para la clasificación de puestos de trabajo en relación con los intereses.


La teoría de Holland no supone que una persona es sólo de un tipo o que son "sólo seis tipos de personas las que existen." Asumió que cualquier persona podría decir que tienen intereses asociados a cada uno de los seis tipos en un orden descendente de preferencia.

En la presentación de su teoría, Holland representa gráficamente los seis tipos en forma de hexágono. Esta representación gráfica sirve para describir la correlación empírica determinada entre los tipos. En conjunto, las orientaciones básicas de la personalidad de Holland se suelen denominar como: RIASEC.



INVESTIGADOR

El término «investigador» hace referencia a la necesidad de resolver problemas, de investigar, de buscar información y de entender mejor su entorno. Una persona investigadora le da más importancia a las actividades intelectuales.

Actividades: innovar, analizar información, descubrir recursos, investigar, profundizar, relacionar, atar cabos, buscar, traducir.

Trabajos: Ciencias de la computación, Economista, Ingeniero, Finanzas, Abogado, Matemáticas, Farmacia, Medicina, Químico, Biólogo, Arquitecto, Farmaceútico, Profesor (todos los campos), Psicólogo, Psiquiatra, Ciencia, Estadística, Cirujano

REALISTA

A una persona del tipo «realista» le gustan las actividades físicas y/o manuales, ejercer acciones concretas, llevar acabo experimentaciones. Es alguien más bien paciente, minucioso, constante y resistente.

Actividades: construir, arreglar, desarrollar, poner en funcionamiento, definir entornos, resolver problemas

Trabajos: Agricultura, Arqueología, Arquitecto, Astronauta, Atleta, Chef, Ciencias de la computación, Conductor, Ingeniería eléctrica, Ingeniero, Bombero, Jardinero, Tecnología de la información, Artes marciales, Mecánico / Automóviles, Construcción de maquinaria, Farmacia, Piloto, Policía, Soldado, Veterinario



CONVENCIONAL

El término «convencional» hace referencia a la preocupación por el trabajo organizado y meticuloso, a la aplicación de principios y reglas establecidas. Para un «convencional», resulta más fácil supervisar a su equipo y velar por que se respeten los procedimientos que iniciar un proyecto o gestionar las urgencias.

Actividades: manejar objetos, calcular, organizar, procesar, ordenar, acertar en sus acciones.

Trabajos: Contable, Administrativo, Banca/inversión, Negocios, Secretariado, Bibliotecario, Recursos Humanos, Escritor técnico

ARTISTA

El término «artista» hace referencia a las actividades artísticas (música, diseño, arte, danza, etc.) pero también, de manera más general, a la necesidad de expresar sus ideas, sus sentimientos y de ser creativo en su trabajo. El artista no se contenta con una función intelectual y puramente conceptual; al contrario, incluye involucrarse en la fase de realización.

Actividades: romper moldes, crear, componer, diseñar, moverse por el espacio, actuar, buscar nuevas posibilidades, ver las cosas desde una perspectiva global, escribir, crear humor.

Trabajos: Actor, Escritor / Poeta, Bailarina, Pintor / diseñador gráfico, Músico, Esteticista, Humorista, Compositor, Diseño de ropa



SOCIAL

Una persona de tipo «social» desea ayudar a los demás. La aptitud relacional es primordial y para ello es necesario expresarse con facilidad y tener el sentido de la colaboración. Una persona «social» es atenta con los demás, paciente y comprensiva.

Actividades: transmitir alegría, desarrollar ingenio, crear relaciones, fevorecer el diálogo, conseguir participación, ocuparse de los demás, curar heridas, ayudar a superar obstáculos, resolver disputas, enseñar a los demás.

Trabajos: Terapeuta, Niñera, Vigilante, Asesor en Salud Mental, Educación, Enfermera, Nutricionista, Médico, Profesor, Psicólogo, Recepcionista, Trabajador Social, Maestros, Encargado (negocio), Logopeda

EMPRENDEDOR

El término “Emprendedor” hace aquí referencia a la necesidad de aventura y de toma de riesgos, al deseo de persuadir, influenciar, o dominar a los demás, etc. Una persona “Emprendedora” privilegiará las funciones comerciales u otras profesiones que también apelan a la iniciativa como la profesión de abogado, periodista, granjero, etc.

Actividades: explorar nuevos caminos, establecer acuerdos, gestionar, abrir puertas, convencer, vender activos intangibles, mostrar su capacidad, delegar en otros, emprender actividades.

Trabajos: Administración, Negocios, Comunicaciones, Seguros, Banca de Inversiones, Periodismo, Derecho / Política, Marketing / Publicidad, Consultor de Gestión, Salud Pública, Publicaciones, Relaciones públicas, Venta al por menor, Agente de Bolsa, Agente de viajes, Vendedores



Por lo general una persona sólo se ve reflejada en dos o la sumo tres patrones dominantes que son los más relevantes de cara a la orientación profesional. Un ejercicio interesante sería quedarnos con las cinco actividades de esos patrones dominantes que más nos motiven y nos hagan disfrutar, aquellas actividades que durante nuestra vida más hemos exteriorizado y buscado por voluntad propia y sin coacciones en nuestro tiempo de ocio.

Así por ejemplo en mi caso mi perfil predominante sería el de investigador, seguido del convencional, y las cinco actividades que seleccionaría se combinarían en una que integrase la posibilidad de analizar información, investigando, relacionando, organizando y efectuando cálculos.



Debería valorarse si se tiene la opción de desarrollar ese talento en el trabajo, generalmente no es necesario realizar un cambio brusco, puede ser posible reubicarse, readaptarse o darle otro enfoque. Sin duda y enlazando el tema con la opinión de Ken Robinson es muy conveniente que todos pongamos en práctica esa vocación junto a nuestros talentos naturales (podrían ser por ejemplo la capacidad matemática y lógica, de razonamiento, el deseo de aprendizaje...). Cuando el trabajo no guarda relación ni con nuestra vocación ni con nuestros talentos éste tiende a convertirse en una carga.



Para determinar nuestras pasiones personales debemos observar cuales son los temas sobre los que más hablamos, leemos o nos interesamos con asiduidad, si el trabajo implica también esas pasiones junto con la vocación mejor aún. Una vez descubierta la vocación su desarrollo consiste en realizar las actividades diarias a la luz de esa tendencia natural.

En el trabajo además siempre deberíamos estar rodeados de un entorno en el que nuestros valores básicos puedan expresarse y no estén en conflicto. Algunas personas alcanzan el sentido vocacional gradualmente, otras lo descubren en un instante y otras tienen la suerte de conocer desde siempre su vocación.

Test online recomendado

Antes de terminar el post querría mencionar también un excelente servicio online gratuito denominado Sokanu que recomiendo a todos los interesados en el tema. Después de realizar varios tests (en inglés) con infinidad de preguntas, ofrece una lista de las profesiones que mejor se adaptan a nuestra personalidad, intereses y aptitudes. Cada opción mostrada tiene un porcentaje proporcional a la adaptación con nuestra personalidad descrita. A continuación muestro un ejemplo del listado de actividades profesionales que sugeriría para mi caso particular la página. Se trata de una interesante herramienta de orientación profesional.

Ejemplo de actividades profesionales sugeridas por Sokanu


martes, 19 de abril de 2011

La mujer a través de la historia


Siglos enteros de civilización, guerras, hambrunas y epidemias, el nacimiento de las ciudades o la vida campesina bajo el feudalismo se han contado sin incluir a las mujeres: la historia de los varones era extensiva a la historia de la humanidad. Las mujeres podrían considerarse como las grandes olvidadas de la historia

Las mujeres han estado aparentemente ausentes en muchos ámbitos de la ciencia y de la cultura a lo largo de la Historia. Aparecen escasamente en la Historia, en la Literatura, en el Arte, en la Ciencia... Por un lado, porque han tenido muchos obstáculos para poder desarrollar sus intereses y capacidades, y por otro lado, porque a las que han conseguido hacerlo no se les ha reconocido y ni siquiera han sido nombradas en los libros o en las enciclopedias.


La invisibilidad histórica que han sufrido las mujeres, a menudo apartadas de la "historia oficial", hace que desconozcamos a muchas que utilizaron su imaginación, su voluntad, sus fuerzas y a veces su vida para contribuir en la construcción de una sociedad más justa para mujeres y hombres. En contra de múltiples barreras las mujeres en todas partes del mundo han participado en nuestro desarrollo social desde el amanecer de la civilización hasta nuestros días. Muchas mujeres sobre todo las que osaron a salirse de la norma tuvieron que luchar contra la incomprensión de la sociedad de su tiempo, o contra el fascismo o el racismo, o simplemente contra una absurda discriminación basada en el sexo, la clase social o la identidad étnica. Algunas como Marie Curie con sus dos premios Nobel han pasado a la posteridad pero muchas otras han caído en el olvido convirtiéndose en las grandes olvidadas de nuestra historia.

La consecución de los derechos de que disfrutan en la actualidad las mujeres del mundo occidental se ha debido a los esfuerzos de muchas de ellas que a lo largo de los siglos han trabajado para conseguirlos. A lo largo de la historia han sido muchas las mujeres que se han intentado hacer un hueco en un mundo de hombres. Las costumbres con el paso de los años fueron cambiadas gracias a muchas de ellas (también gracias a algún hombre), para poco a poco irse acercando a la sociedad que conocemos a día de hoy, que si bien es cierto que aún hay mucho que avanzar, se ha ganado mucho terreno.


¿Cuál ha sido el papel de la mujer en las distintas épocas históricas y civilizaciones?

Desde la prehistoria, las mujeres, como los varones, han asumido un papel cultural particular. En sociedades de caza y recolección, las mujeres casi siempre eran las que recogían los productos vegetales, mientras que los varones suministraban la carne mediante la caza. A causa de su conocimiento profundo de la flora, la mayor parte de los antropólogos creen que fueron las mujeres quienes condujeron las sociedades antiguas hacia el Neolítico y se convirtieron en las primeras agricultoras.




Nuestras primeras antepasadas aprendieron a preparar barro y hornear cerámica; trabajaron los esmaltes y mezclaron cosméticos origen de la ciencia química. Al encargarse de la agricultura y la recolección, también descubrieron las propiedades medicinales de las plantas y aprendieron a secar, almacenar y mezclar las sustancias vegetales.

En el antiguo Egipto las mujeres tuvieron gran libertad de movimientos. Podían ejercer multitud de oficios, andar libremente por las calles, comprar y vender, recibir herencias y tener acceso a la educación, aunque las campesinas desarrollaban un trabajo extremadamente duro. En Mesopotamia las mujeres no estaban sometidas a los hombres, sino que gozaban de un cierto estatus de igualdad. En el famoso Código de leyes de Hammurabi las mujeres disfrutaban de importantes derechos, como poder comprar y vender, tener representación jurídica o testificar libremente. Muchas mujeres actuaron como escribas en el palacio del rey y las reinas eran respetadas como tales llegando incluso a ejercer la regencia de sus hijos menores de edad, formaban los documentos y vivían en un palacio con esclavos y siervos. Podían asimismo ejercer diversos empleos y participar en la vida pública de las ciudades.


La posición de la mujer en la antigua Grecia no fue muy positiva. Para el filósofo Aristóteles, que ejerció gran influencia en la Europa medieval, la mujer no era más que un hombre incompleto y débil, un defecto de la naturaleza. La mujer fue considerada como un ser sin terminar al que había que cuidar, proteger y guiar, lo que implicaba su sometimiento total al varón y su alejamiento de la vida pública, en la que no podía participar. Las muchachas se casaban a los 14 años con hombres mucho mayores que ellas. Era el padre quien le encontraba marido y discutía la dote. Ella pasaba a ser propiedad del marido como antes lo había sido de su padre y en caso de enviudar de su hijo. La educación de las mujeres estaba orientada a su función como esposa. Las niñas aprendían a hilar y tejer, música y a tocar la lira. Su educación terminaba con el matrimonio. Una vez casada, el marido recluía a su esposa en una parte de la casa apartada del exterior o la vida social que él llevaba. Allí vivía con sus hijos y sirvientas tejiendo sus propios vestidos y preparando los alimentos para el esposo. Nunca salía de la casa, pues al mercado iban las esclavas. Las ciudadanas de Atenas se dedicaban exclusivamente a la casa y al cuidado de los hijos. Por su parte, las mujeres más libres eran las prostitutas, que no estaban sometidas al régimen riguroso de las demás mujeres. La división de la sociedad griega era muy clara: el mundo de la política y la libertad estaba reservado a los hombres y el de la casa a las mujeres. En algunas ciudades como Esparta, dado su carácter guerrero y la ausencia prolongada de los hombres, las mujeres gozaron de mayor libertad: estudiaban música, hacían gimnasia, competían como atletas e incluso algunos casos de adulterio les estaban permitidos. El mundo intelectual estaba casi vedado a la población femenina, pero aun así algunas mujeres destacaron en poesía.

Cuando la niña tenía alrededor de los 13-15 años, los padres concertaban un matrimonio, eligiendo al pretendiente más adecuado. La chica iba con una dote, destinada a protegerla en caso de que el matrimonio fracasara por cualquier motivo, y el novio debía a su vez comprar hacer regalos a la familia. Tras la boda, tocaba estar encerrada en la zona de la casa para mujeres o gineceo y criar hijos, y por supuesto llevar la casa. Cuanto más alta la clase social de los esposos, más rígido era este régimen.



Las mujeres romanas disfrutaban de mayor libertad que las griegas, pero la participación política y ciudadana les seguía estando vetada. Su condición social seguía siendo la de un ser inferior al que había que tutelar, dirigir y utilizar. No tenían nombre propio, pues adoptaban el del padre en femenino, y las niñas no deseadas eran abandonadas al nacer y condenadas a la esclavitud si conseguían sobrevivir. Hasta los 12 años, cuando contraían matrimonio, asistían a la escuela pública las hijas del pueblo, mientras que las de la clase patricia tenían sus preceptores en casa. La enseñanza que se les facilitaba estaba encaminada a hacer de ellas buenas esposas: aprendían canto, matemáticas, recitado de poemas y costura. En el campo trabajaban igual que los hombres en las labores agrícolas y en la ciudad podían ser incluso comerciantes y llevar sus propios negocios, aunque bajo la tutela de los hombres. Mientras que a las griegas les estaba prohibida la vida social, las romanas andaban libres por las calles, aunque acompañadas, acudían a los banquetes junto con los hombres, iban al mercado, participaban en juegos y asistían a los espectáculos, pero debían llevar siempre la cabeza cubierta como señal de recato. En una sociedad de economía esclavista como la romana las esclavas no tenían valor alguno. Podían ser compradas, vendidas, maltratadas o dedicadas a la prostitución.

Una vez casadas, podían incluso salir a la calle sin necesidad de ser acompañadas por un hombre, acudir acompañadas al teatro o algún banquete y ocasionalmente visitar a las amigas. En el plano sentimental, los romanos compartían la distinción griega entre el afecto por la esposa por una parte y las bajas pasiones por otro. El matrimonio tenía como objetivo perpetuar el linaje, y en las clases altas, forjar alianzas políticas y sociales. En ese aspecto, el amar a la esposa era algo que estaba fuera de lugar, pocos se lo tomaban en serio. Las mujeres, para merecer el título de “madres de familia”, debían estar en condiciones de dar a su marido hijos legítimos. El matrimonio era tan importante en la sociedad romana que Augusto impuso sanciones para aquellos que no lo realizasen. La media de vida era de unos 30 años, así que el matrimonio se celebraba a partir de los 12 en las chicas. La anticoncepción y el aborto eran frecuentemente utilizados por las mujeres. Como en Grecia, las romanas estaban excluidas de la vida política: no podían votar ni acceder a las magistraturas. En varias ocasiones las mujeres tomaron las calles de Roma para defender sus derechos manifestándose violentamente contra algunas leyes que limitaban el uso de determinados vestidos o la posesión de oro y joyas.

La edad media

La mujer en el periodo medieval mayoritariamente era campesina y trabajaba en el campo. Su papel económico era muy importante: realizaban las tareas agrícolas como los hombres y tenían que trabajar para mantenerse ellas y a sus hijos. A la mujer le correspondían las labores del hogar, el cuidado de los hijos, de los enfermos, la asistencia a los partos.

Protagonizaban las labores agrícolas de siembra y recolección, el cuidado de los rebaños, y todo ello con salarios muy inferiores a los de los hombres. Las mujeres jóvenes podían encontrar trabajo como criadas y sirvientas de damas nobles por un mísero salario o, como ocurría la mayoría de las veces, a cambio de la comida y el alojamiento, lo que para los agobiados hogares campesinos que tenían que mantener muchas bocas era una liberación. Entre las sirvientas existía una gran diversificación de labores: las que atendían personalmente a los señores, las encargadas de la cocina y las que trabajaban en los talleres. Algunas podían aprender un oficio en los talleres de hilado y tejido de las haciendas y castillos. De todas formas la importancia de las mujeres campesinas, junto con la de sus maridos, era fundamental para el mantenimiento de la economía agrícola.


La boda la pactan los padres de la muchacha, que fijan la dote y reciben una cantidad estipulada por parte del novio en concepto de la “compra” del poder paterno. Si no se casa con la novia pactada, se paga una multa estratosférica a la familia afectada. Si se finge un secuestro, la muchacha pasa a ser oficialmente adúltera.

El aumento demográfico en la Baja Edad Media propició la aparición de núcleos urbanos en torno a lugares fortificados. En estos núcleos creció una nueva clase social, la de los burgueses, que basaba su economía en el comercio y la industria. Hombres y mujeres acudían a las ciudades, donde se realizaba un trabajo especializado y donde era cada vez más necesaria la mano de obra barata. La proliferación de numerosos oficios dio entrada a las mujeres en el mundo laboral, pero siempre en precario, pues el trabajo estaba controlado por los hombres y el salario de las mujeres se mantenía en inferioridad con respecto al de los hombres. Aunque las mujeres trabajaban en casi todos los gremios, era en la industria textil y elaboración de vestidos donde lo hacían mayoritariamente. También copaban los trabajos relacionados con la alimentación, como la elaboración del pan o la cerveza. Asimismo dirigían pequeños negocios y tiendas de comestibles vendiendo frutas, pescados, carnes.

Si bien la mujer se encontraba en una situación jurídica muy adversa, ya que estaba subordinada al hombre, su papel, en este tiempo, es más activo que en periodos posteriores. De hecho, en algunos países la mujer podía tener tierras, contratar trabajadores, demandar y ser demandada, hacer testamento y le correspondía otra tarea de gran responsabilidad: la representación del marido ausente. Los conventos cumplieron una función de gran utilidad durante la edad media ya que eran refugio de las hijas que no contraían matrimonio, único camino para otras de acceder a la cultura y solución para las mujeres que no encontraban salida a una mala situación económica.

A pesar de todo la discriminación femenina era notoria: se les fueron cerrando las puertas de acceso a los gremios y sólo en el caso de ser viudas de un maestro o tener un hijo mayor que se hiciera cargo del negocio se les permitía continuar con él. A finales del siglo XV y dada la creciente crisis económica, las mujeres fueron expulsadas de los gremios y se hizo todo lo posible para impedir que siguieran trabajando.

La Edad Moderna

La Edad Moderna supone un periodo de profundas transformaciones que van a constituir las bases del mundo contemporáneo: el descubrimiento de América, con el encuentro de diferentes culturas, el aumento del poder del estado, la pérdida de poder de la Iglesia y la aparición de nuevos valores basados en el hombre -el humanismo- y en la ciencia experimental, fueron cambios que afectaron, negativamente, la vida de las mujeres. El Renacimiento supuso un “renacer” pero sólo para los varones, que ven mejoradas en esa época sus posibilidades educativas y laborales. Para las mujeres fue todo lo contrario: no pudieron acceder a la educación humanista y los nuevos estados, centralistas y uniformadores, dictaron leyes que restringieron aún más sus posibilidades.



También la fundación de las universidades se estudia siempre como un factor positivo de desarrollo pero nunca se ha tenido en cuenta su repercusión negativa para las mujeres. La universidad excluye a las mujeres y el saber pasa a ser patrimonio del varón. La burguesía ciudadana terminó apartando a las mujeres de la herencia, que pasó a transmitirse únicamente por vía masculina y primogénita. Asimismo se excluyó a las mujeres de las profesiones que venían realizando y se las recluyó cada vez más al ámbito familiar.

En el mundo rural la mano de obra en el campo seguía basada en el trabajo de las mujeres- las labores agrícolas y las manufacturas caseras-. A partir de los siglos XVII y XVIII se ampliaron los trabajos de encajes y bordados, industria que quedó en manos femeninas por la posibilidad de realizarlas en el hogar. Las condiciones de vida de las mujeres campesinas no variaron desde la Edad Media: todo el peso del trabajo en la casa recaía sobre ellas desde la mañana hasta la noche y debían participar, además, en las tareas agrícolas y trabajar como temporeras en épocas de vendimia, aunque su salario era siempre inferior al del hombre. Los métodos anticonceptivos apenas se usaban y las mujeres tenían un hijo cada dos años, aunque la mortandad infantil era muy alta. Por ejemplo en París, un tercio de los niños de la época eran abandonados al nacer.

Las mujeres participaban en escaso número en la actividad productiva de las ciudades y las que trabajaban, en su mayoría, lo hacían como sirvientas. Con frecuencia eran objeto de explotación económica y sexual por parte de sus patronos.

En 1792 Mary Wollstonecraft escribió Vindicación de los derechos de la mujer. En ella se hacía una defensa de los derechos de las mujeres contra su anulación social y jurídica. Esta obra es tenida como el comienzo del movimiento feminista contemporáneo, pues en ella se defiende el derecho al trabajo igualitario, a la educación de las mujeres y a su participación en la vida pública.


Siglo XIX

El siglo XIX se caracteriza por la existencia de profundas transformaciones, en los ámbitos ideológico, económico y social, que inciden de manera esencial en las mujeres.

La aparición en Inglaterra del proceso de industrialización lanzó a las mujeres a las fábricas, sobre todo textiles, que junto con el servicio doméstico eran las ocupaciones mayoritarias de las más pobres. Se explotaba a los trabajadores con jornadas agotadoras de 16 horas, trabajo infantil, despido libre, falta de asistencia sanitaria, hacinamiento o ausencia de seguridad laboral. En el sector de la confección las mujeres se esforzaban hasta el anochecer dirigidas por oficialas y patronas que regentaban los talleres.

Las mujeres de clase alta utilizaban a numerosas criadas como signo de distinción y éstas trabajaban con total dependencia de los señores prácticamente las 24 horas por salarios de miseria. Como consecuencia de los agotadores y mal retribuidos salarios aumento la prostitución en las grandes ciudades ejercida por jóvenes que trataban de sobrevivir. En Inglaterra, a mediados del siglo XIX, el 40% de las mujeres que trabajan lo hacen en el servicio doméstico. En las jóvenes de clase media se hizo frecuente emplearse como institutrices y damas de compañía y es a mitad de este siglo cuando nació el oficio de enfermera.



En Finlandia, en 1878, la ley reconoció a las mujeres rurales el derecho a la mitad de la propiedad y de la herencia en el matrimonio y en 1889, las mujeres casadas pusieron disponer libremente de sus salarios. O leyes aún más tempranas en Noruega en los años 40 y 50 permitieron la igualdad hereditaria (1845). En cambio el Código Napoleón (1803) de Francia y en el Código Civil español de 1889 disponían que la mujer casada carecía de autonomía personal y tanto sus bienes como sus ingresos eran administrados por el marido. Solo en el siglo XX se conseguirá en Francia y España romper la legislación discriminatoria.

Los movimientos feministas del siglo XIX se concentraron en conseguir el sufragio para las mujeres. El camino hacia el voto no fue fácil y estuvo lleno de escollos. En 1848 se reunió en Nueva York la primera convención sobre los derechos de la mujer, pero no fue hasta 1920 cuando se consiguió el derecho al voto en Estados Unidos. La lucha en Europa fue dirigida por las mujeres inglesas, que crearon una organización propia dentro del partido socialista. En ocasiones la lucha de las mujeres no estuvo exenta de enfrentamientos violentos con la Policía y la obtención del voto femenino fue posible tras una lucha de un siglo. Las leyes electorales que consagraron el derecho de sufragio femenino en general en Nueva Zelanda (1893) y en Australia, progresivamente otros países se fueron sumando, Imperio ruso (1906), Noruega (1913), Dinamarca (1915), Alemania (1918), Estados Unidos (1920), Suecia (1921), Gran Bretaña (1928), España (1931), Francia e Italia (1945).





La mujer en el Siglo XX


El siglo XX se caracteriza por la incorporación masiva de las mujeres al mundo laboral. Las dos guerras mundiales fueron un factor desencadenante: al marchar los hombres al combate (65 millones de soldados entre todos los contendientes) las mujeres tuvieron que hacerse cargo del trabajo, hubo que recurrir a la mujer para mantener la producción, 430.000 mujeres francesas y 800.000 británicas pasaron de ser doncellas y amas de casa a obreras asalariadas. Las estructuras sociales comenzaron a cambiar. Las modas impusieron faldas y cabellos más cortos, aparecieron las guarderías para los hijos de las trabajadoras y la participación femenina en los sindicatos obreros. Tras la Segunda Guerra Mundial en los países capitalistas la mano de obra femenina representaba un tercio de los trabajadores, mientras que en el mundo socialista era de un 50 por ciento, ya que la Revolución Rusa de 1917 fue la primera en legislar que el salario femenino debía ser igual al masculino: a igual trabajo, igual salario. Las mujeres de la Unión Soviética se instalaron en todos los sectores de la producción. La Europa de la posguerra vio cómo las mujeres se resistían a abandonar sus trabajos para volver a encerrarse en el hogar o trabajar en el servicio doméstico.

En general, hasta la víspera de la Segunda Guerra Mundial (y hasta 1965 en Francia y años más tarde en España) la mujer debe solicitar el permiso del marido para ejercer una profesión. La esposa no puede presentarse a un examen, matricularse en una universidad, abrir una cuenta bancaria, solicitar un pasaporte o un permiso de conducir. Tampoco puede actuar ante la justicia. Para iniciar una acción procesal ha de solicitar una autorización especial, excepto en el caso de que ejerza un comercio separado y autorizado.

Los nuevos tiempos suponen un cambio significativo en la concepción del trabajo femenino: se empieza a considerar que es necesario y que, además, dignifica a la mujer. Las mujeres de clase media, acceden cada vez más a un trabajo más cualificado y mejor retribuido. El aumento fue tan importante que, a finales de los años sesenta, había en Europa occidental, más mujeres oficinistas que hombres. También fue mayoritaria la participación de la mujer en trabajos como el de enfermera, telefonista, comercio, limpieza, peluquerías, etcétera. Actualmente las mujeres copan las universidades y son fuertemente competitivas en todo tipo de trabajos, incluidos los técnicos. Pese a todo en el tercer Mundo continúan marginadas y esclavizadas.





¿La discriminación femenina ha sido una constante en todas las civilizaciones?

Han existido a lo largo de la Historia, pueblos que se condujeron por caminos diferentes al resto. Algunos son muy llamativos y rompen con el molde típico que expresa que la mujer jamás tuvo libertad ni poder, sino que por el contrario, tuvieron mucho más que el mismo hombre.

Puede parecer sorprendente, pero no lo es. Las sociedades que giran en torno a la naturaleza y viven en contacto directo con ella actúan de manera más igualitaria. Y no hace falta remontarse en el tiempo para comprobarlo. Las comunidades amazónicas que subsisten aún, inmersas en la naturaleza, atestiguan estas pautas de comportamiento.

Tenemos otro ejemplo en la historia, el pueblo celta, en el que antes y en los comienzos de la era cristiana, la mujer no conoció de feminismo, ni machismo, ni matriarcado/patriarcado, y por supuesto, menos de tener la necesidad de luchar por sus derechos, sus espacios.

Comenzaron a habitar en el centro y el norte de Europa 2.000 años antes de Cristo. Extendiéndose entre el 1.500 y el 900 a.C. por las Islas Británicas, norte de Francia, y llegando al norte de España en el 800 a.C. Desde el nacimiento ambos sexos eran criados juntos, recibiendo la misma educación, así como el aprendizaje de oficios. Tenían el derecho a elegir a su pareja y nadie podía imponerle un casamiento. Las leyes celtas incluían renovación del contrato matrimonial, al año de haberse casado, igualmente existía el “divorcio” con repartición de bienes equitativos. Manteniendo cada uno sus bienes propios y repartiendo los que hubiesen incrementado durante el matrimonio.

Luego del matrimonio ella no era propiedad de su marido, eran compañeros en una aventura matrimonial. La esposa permanecía como dueña exclusiva de sus propiedades, tampoco las propiedades habidas juntamente o poseídas por ambos podían ser vendidas o cedidas por el marido, sus derechos sobre los bienes comunes eran iguales y para disponer de ellos era necesario el voluntario consentimiento de ambos.

La mujer en la vieja Irlanda- único lugar del mundo celta que nunca fue visitado por las legiones romanas, mantiene su independencia hasta el siglo XII, y a los fines prácticos unos tres siglos más- estaba casi en un plano de igualdad con el hombre. En particular las mujeres importantes que no sólo imponían esta igualdad, sino también en algunos casos su superioridad. La mujer permaneció emancipada y fue a menudo elegida por su profesión, rango y fama.



Un ejemplo más cercano lo tenemos en España: los astures, quienes se asentaron aproximadamente en el siglo VI a.C. en el noroeste de la Península Ibérica y siguieron ese patrón social de igualdad entre géneros.

De igual forma en medio de una época medieval en la que la mujer europea no era tenida en cuenta e incluso se la llegaba a considerar como inferior, los vikingos fueron la excepción a la regla. Ellos tenían mujeres líderes, gobernantes, guerreras. Tenían un estado igualitario en la cultura vikinga, tanto legal como social. La mujer vikinga era la jefa en el interior de la casa y a menudo se hacía cargo de la marcha de la granja cuando su marido y sus hijos estaban ausentes por motivos guerreros o comerciales. Se casaban entre los 12 y los 16 años, normalmente por matrimonios acordados, aunque se conocen historias de amores turbulentos consumados al margen de los acuerdos familiares. Si quería divorciarse en caso de que el marido fuera perezoso, insultase a la familia o la maltratara, lo único que tenía que hacer ella era llamar a algunos testigos, y anunciar que se divorciaba. Las mujeres vikingas tenían un estatus que ninguna otra mujer de la época tenía, y que sólo lograron en períodos más recientes. Curiosamente y siglos después hoy en día las mujeres escandinavas siguen siendo el mejor ejemplo de equidad conocido entre hombre y mujer.

lunes, 18 de abril de 2011

Reflexiones sobre el impacto de la ciencia y la tecnología en nuestras vidas


Los seres humanos nos hemos enfrentado siempre al reto, teórico y práctico a la vez, de aumentar nuestros conocimientos y de transformar la realidad circundante y así hemos ido acumulando saberes sobre el entorno en el que vivimos. Este conjunto de conocimientos que las personas tenemos sobre el mundo, así como la actividad humana destinada a conseguirlos, es lo que denominamos ciencia (deriva del latín "scire" que significa: saber, conocer; su equivalente griego es "sophia", que significa el arte de saber).

Decía Kant que una de las mejores formas de alcanzar la liberación del ser humano es a través del conocimiento, esto se vuelve particularmente cierto en el caso de la ciencia. Pues es la única llave cultural de la que dispone la humanidad para librarse de los grilletes de la superstición.



El saber científico ha dado lugar a notables innovaciones sumamente beneficiosas para la humanidad. La esperanza de vida ha aumentado de manera considerable y se han descubierto tratamientos para muchas enfermedades. La producción agrícola se ha incrementado enormemente en muchos lugares del mundo para atender las crecientes necesidades de la población. Está al alcance de la humanidad el liberarse de los trabajos penosos gracias al progreso tecnológico y a la explotación de nuevas fuentes de energía, que también han permitido que surgiera una gama compleja y cada vez mayor de productos y procedimientos industriales. Las tecnologías basadas en nuevos métodos de comunicación, tratamiento de la información e informática han suscitado oportunidades y tareas sin precedentes para el quehacer científico y para la sociedad en general. La profundización ininterrumpida de los conocimientos científicos sobre el origen, las funciones y la evolución del universo y de la vida dota de la humanidad de enfoques conceptuales y pragmáticos que ejercen una influencia profunda en su conducta y sus perspectivas.

Las ciencias se han constituido en la herramienta más poderosa de adquisición de conocimiento para la humanidad, capaz de aportar lo más parecido a la verdad que nuestra especie puede alcanzar en cada momento de su historia. Sin ciencia pura no hay ciencia aplicada, sin ciencia aplicada no hay tecnología. Y sin ciencias aplicadas y tecnologías seguiríamos atascados en el pasado.

Hubo un tiempo en que ciencia, filosofía, religión (y política) fueron indistinguibles. Tardamos bastante tiempo en aprender a separar unas de otras, con mayores y menores aciertos, pero al final fuimos capaces de separar el trigo de la paja y quedarnos con lo que funcionaba. Entre esas cosas que funcionan, la ciencia alcanzó pronto un lugar central.



La poderosa magia de la ciencia, esa que hace volar naves espaciales y salva a los niños de la viruela pronto se dividió a su vez en varias especialidades o disciplinas que trataban de estudiar algún aspecto específico de la realidad. Las expresiones más antiguas de la ciencia que se recuerdan son las tecnologías agropecuarias y el estudio de los astros. Sin el estudio de los astros –el sol, la luna, las estrellas– no se puede elaborar un calendario. Nos dimos cuenta muy pronto de que algunas cosas de la naturaleza parecían seguir unas reglas que se podían medir y contar. Contando cosas aquí y allá, en algún momento nos dimos cuenta de que parecían existir correlaciones entre esas cuentas: leyes o al menos reglas generales que se podían aplicar a distintos ámbitos de la realidad. Podíamos contar personas, cabezas de ganado, árboles, el número de rayos en una noche de tormenta, hasta los granos de arena de una playa con el suficiente tiempo y método. Dos más dos son cuatro, siempre son cuatro, y da igual que sean piedras, monedas, días o estrellas. Este descubrimiento es probablemente el avance más fundamental de toda la historia de la humanidad, y la clave esencial de la ciencia moderna: unas reglas universales que el ser humano puede conocer, aplicables a todos los ámbitos de la realidad natural sin excepción alguna. Con las matemáticas, comenzamos a comprender, comenzamos a aprender.

Sobre un "sustrato de ciencias básicas" (matemáticas, física, química, biología...), estrechamente interrelacionado, se desarrollan ciencias aplicadas como las ingenierías y tecnologías o la medicina; que a su vez aportan también nuevas herramientas y conocimientos adicionales. Así, el conjunto se comporta como una "red" fuertemente inteconectada. De este hecho se desprende algo que mucha gente (políticos y votantes) no entienden: la ciencia es un conjunto cuyos elementos están estrechamente inteconectados y cada uno depende de los demás para seguir progresando. Si una rama básica de la ciencia se estanca, todo el conjunto se estanca, con las conocidas consecuencias de atraso, ignorancia, miseria y sufrimiento para todo el mundo.

Todas las ciencias tienen aplicaciones prácticas inmediatas, incluso sin intermediación alguna. No hace falta mencionar lo que hacen la química, la biología o la geología por nosotros a diario. La física es el orden más inmediato, a ver cómo resuelves un sistema de producción y distribución eléctrica o una red de telecomunicaciones sin aplicarla directamente. Sin astronomía, no hay calendarios, ni navegación. Y las matemáticas que están detrás de todo, desde la cuenta del bar, la contabilidad de tu empresa, tu cuenta corriente o la fecha de tu cumpleaños.




En el mundo contemporáneo, la función primaria de la ciencia es crear conocimiento, tenga o no una aplicación inmediata. Mientras que la función primaria de las ciencias aplicadas es utilizar todo ese conocimiento más el que generan por sí mismas en usos prácticos directos, normalmente a través de técnicas y tecnologías. Las ciencias aplicadas son muchas, pero entre las más duras se encuentran las siguientes:
  • La medicina es, con toda probabilidad, la ciencia aplicada que ha sido percibida como de mayor utilidad práctica inmediata a lo largo de la historia. ¿Por qué la esperanza de vida se ha duplicado y pico en los últimos cien años? ¿Cuántos paralíticos de polio has visto últimamente por la calle? ¿Y ciegos de viruela? ¿A cuántos entierros de niños y bebés has ido en los últimos años (salvo pésima, pésima fortuna)? ¿Cuánto hace que no se te muere nadie por una intoxicación alimentaria? Pues hasta hace bien poco, eso era la cotidianeidad. Todo eso y mucho más es la obra gigantesca de las ciencias médicas… que sólo acaba de empezar.
  • Las llamadas “ciencias blandas” (como la economía, la psicología, las ciencias sociales, ciertas aproximaciones a la historia y otras). Su interés práctico evidente en una multitud de campos es bien conocida y permite incluirlas en el conjunto de las ciencias aplicadas.
  • Ingenierías. Las ingenierías son las que desarrollan las tecnologías y construyen los productos o servicios finales. Toda clase de tecnología, producto o servicio: industrial, civil y arquitectónica, electrónica e informática o de telecomunicaciones, aeroespacial, agropecuaria, química… . El desarrollo de tecnologías suele constituir el último paso entre la ciencia y la sociedad, y por tanto acostumbra a resultar el más visible y apreciado. Todo el mundo entiende de inmediato para qué sirve un ingeniero y si no, lo capta tras una breve explicación. En la sociedad siempre se han hecho sentir más los efectos de la tecnología que de la ciencia, a pesar de que la primera se basa en la última. El mundo del transporte cambió con la creación y desarrollo de la industria automovilística y la invención del aeroplano. Por su parte los avances en las comunicaciones y en el campo de la Informática son sin duda los que mayor auge han tenido durante este siglo y los que se han desarrollado con mayor rapidez. Desde los primeros computadores y la invención de los transistores han transcurrido sólo cincuenta años y, hoy en día, es difícil mirar a nuestro alrededor y no ver algo que no tenga ese pequeño trozo de silicio. La sociedad industrial está siendo sustituida por una sociedad donde el valor clave es la información. Información almacenada y procesada por ordenadores.




Por estos motivos de utilidad práctica inmediata, las salidas laborales de numerosas ciencias aplicadas suelen ser bastante extensas, y según épocas y especialidades su labor se valora bastante bien en el mercado. Los científicos fundamentales, en cambio, suelen encontrarse más a menudo en el ojo del huracán: normalmente dependen de la siempre voluble financiación pública (pocas empresas privadas invierten en la adquisición de conocimientos a los que no se puede extraer un beneficio económico directo), sus conclusiones no son siempre aceptadas de buen grado por todo el mundo, la sociedad percibe los beneficios de su labor de manera más remota y a menudo ganan menos dinero por más trabajo; por ello, la ciencia básica tiene bastante de vocación. Sin embargo, ambos grupos son absolutamente imprescindibles para que la humanidad siga avanzando y de hecho, un estancamiento en ciencia fundamental conlleva un efecto mucho más grave sobre el conjunto del progreso humano que en cualquier otro caso.

El trabajo cotidiano de las ciencias básicas o fundamentales resulta invisible por completo para el conjunto de la sociedad, a menos que medie interés particular o se produzca un gran avance o descubrimiento que llegue a los medios de comunicación. Esto produce un efecto sociopolítico y económico en el que las tecnologías son generalmente conocidas, aceptadas y apreciadas, mientras que las ciencias que hay detrás se ignoran y a veces incluso inspiran desconfianza o minusvaloración.



Y esto representa un problema significativo en las sociedades contemporáneas, sobre todo cuando escasean los recursos económicos. En ciertos periodos, como la Guerra Fría, los estados realizan grandes inversiones en ciencia fundamental y también en aplicada y en tecnología con o sin la aprobación general del público (resulta curioso que aún hoy, en España, el ministerio de Defensa dedica más dinero a investigación y desarrollo que el de Educación y Ciencia). Esto seguramente no resulta muy democrático, pero es que cualquier persona con dos dedos de frente en una posición de poder entiende rápidamente que quedarse atrasados en ciencia fundamental representa “romper el triángulo” y quedarse atrasados en todo lo demás, con el evidente peligro de resultar derrotados en lo que quiera que se esté peleando.

En tiempos como los actuales, donde la batalla parece ser económica por conseguir el máximo beneficio con el mínimo coste, resulta obvio que los principales actores no tienen muchos motivos para invertir en ciencia fundamental. Se trata de una máquina de producción enfocada en un único próposito, producir más. ¿Y qué es aquello que desea producir? Pues formas de ganar dinero, de alimentar el mercado. Al ser humano le puede más el acumular riquezas que avanzar en el progreso. En tiempos de crisis, además, los estados se ven presionados para reducir el gasto público y la ciencia básica suele contarse entre sus primeras víctimas, debido precisamente a que no se percibe como fundamental. Lo importante es el próximo consejo de administración, las próximas elecciones. Y a fin de cuentas, ¿qué pasa si avanzamos un poco más lento o incluso retrocedemos un poco?


Si una técnica médica no se desarrolla, no se desarrolla ni para el hambriento de África Central ni para los hijos de los dueños de “los mercados”. Si no hay energía más barata y ecológica, no la hay ni para fabricar magdalenas de tres bolsas a un euro ni para producir coches de lujo. Si no surge una nueva tecnología de materiales que permita hacer aviones más seguros, no surge ni para Air Low Cost ni para Luxury Airlines. El estancamiento de la ciencia se traduce rápidamente en una vida peor para todos.

Pero es que, además, el estancamiento o retroceso científico es la manera más eficaz de irnos todos al pozo en términos económicos. Las sociedades que se estancan o retroceden también se arruinan, un hecho sobradamente conocido a lo largo de toda la historia humana; esto es cierto para cualquier estancamiento o regresión, pero resulta especialmente cierto con los estancamientos o regresiones científico-técnicas. Por el contrario, los grandes avances científico-técnicos siempre se han traducido en una mayor creación de riqueza para todos. Querer salir de una crisis recortando la inversión científica es como querer salvar un barco que se hunde desmontando la quilla para tapar el agujero con las planchas. Es pobreza y dependencia garantizadas.

Hoy más que nunca, la ciencia y sus aplicaciones son indispensables para el desarrollo. Mediante los apropiados programas de educación e investigación, las autoridades y el sector privado deben prestar más apoyo a la construcción de una capacidad científica y tecnológica adecuada y compartida de manera equitativa, fundamento indispensable de un desarrollo económico, social y cultural. Hoy más que nunca es necesario fomentar y difundir la alfabetización científica en todas las culturas y todos los sectores de la sociedad.